Outlandos D'Amour es un trabajo discográfico de una nueva banda de músicos ya maduros que venían de tocar en pubs y grutas nocturnas. El sonido rock aliado con el punk es soberbio y técnicamente impecable en su dureza y aspereza, al punto de emparejarlos con otra agrupación legendaria The Clash. El single Roxanne, dedicado a una prostituta de la que la voz lírica se enamora proletaria y perdidamente, desquició al mundo de aquel entonces. Otros hits nos golpearían y pondrían a bailar la rebeldía en el marco de la decepción ideológica y estética: So lonely, Next to you, Born in the 50's (si bien nacido a mediados de los 60, me identificaba y me la pasaba aprendiendo cosas de dicha generación), y Be my girl Sally (sin ser muy rockero, Pedro Tellez se conseguiría una muy bonita).
Reggatta de Blanc constituye el punto de inflexión del trío. El sonido es más sutil y cargado de una cadencia reggae personal y deliciosa. La voz de Sting se diversifica tanto como su concepción mestiza e integral de la música. Andy nos obsequia una guitarra de una sobrenatural calidad rítmica, bien provista de riff, florituras y punteos de multiplicidad atmosférica y fusión musical. Qué decir del baterista Copeland, tan completo como el recién fallecido Neil Peart de Rush, inobjetable en la técnica y la esencia poética festiva. Quién no fue tocado por Message in a bottle, Walking on the moon, Bring in the night y el despecho de The bed's too big without you. No los movió el tema instrumental homónimo del álbum a tocar la guitarra o golpear la batería en la imaginación?
Zenyatta Mondatta constituyó la consagración artística y comercial de la banda. Es la coleta del cometa que significó el disco anterior. Las giras abarcarían todos los continentes al punto de enriquecer desde lo musical y lo humanístico a sus tres miembros. Don't stand close to me (reminiscencia desde la fama de los tiempos en que Sting era profesor de inquietas y provocadoras lolitas), el panel bailable y cachondo de Do Do Do Do De Da Da Da y la sátira fiestera de When the world is running down estremecerían nuestro Poliedro de Caracas en un concierto histórico, al que por cierto no pude ir con mis primos Ferreira García y el Club Dubi Dubi porque la protectora de mamá Augusta no me lo permitió.
Los dos últimos LP representaron otra inflexión tendiente a una propuesta más conceptual. Además de la inclusión de la sección de metales en las que destacaba el saxo, amén de la experimentación musical a costa del éxito comercial, Ghost in the Machine, la propuesta más densa de crítica política y social que toca el plano existencial, no nos disgustó para nada. Siempre escuchamos de buena gana Spirits in the material world, Invisible sun, Demolition man y la amorosa Every little thing she does is magic. El álbum colofón mixtura la experimentación con el sonido clásico de la banda. Tenemos la preocupación por el mundo y la coyuntura histórica postindustrial y neocolonialista con su Guerra de las Malvinas y el deterioro ambiental, vertida en los temas Synchronity I y II. Every breath you take es un tema celopata intenso y pesimista que, incluso, Andy Gibb fracasa en endulzar hasta lo insoportable en su muy lamentable y adorable cover. A tal desafuero, Sting se meó de la risa a bolsillos llenos por los royalties. Otros imprescindibles son King a Pain, Wrapped around your finger y Tea in the Sahara.
El influjo de The Police tocó de lleno a una estupenda banda como Soda Estéreo e incluso una muy comercial y políticamente correcta como Maná. Cuando gané mi primer concurso literario (el de ensayo sobre Antonio José de Sucre), con la pequeña ayuda de una estampita milagrosa del prócer que me regaló Pedro Tellez, me fui con mi esposa Yudi a gastarme el metálico en un CD doble del grupo new wave de mis amores en vivo en Boston y Atlanta. Para infortunio de mi gordita, qepd desde 2020, la plata no alcanzó para que ella se regalara lo último de Ricardo Montaner. Suerte de rockero en la Plaza descocada de la Pequeña Venecia.
Que buena descripción de los albumes de The Police. Justamente para el tour de Ghost in the Machine vienen a Chile en plena dictadura... Si lo sorganozadores hubiesen sabido algo de ingles seguramente no hubiesen pasado por aca en la cúspide de su apogeo.
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