domingo, 28 de noviembre de 2021

Sonetos al Sol de los Ciegos segun Alfredo Perez Alencart

 Jose Carlos De Nobrega:

Soneto al Sol de los Ciegos según Alfredo Pérez Alencart


Siempre me imaginé que los ángeles del Apocalipsis

Mataban tigres con la orquesta de Ricardo Ray y Bobby Cruz

En la sección de metales superando la trompeta de Perico Ortiz

Y los trombones de Barry Rogers y Chocolate Armenteros.


Se trata pues de poner a bailar salsa el día del Juicio Final

A justos y condenados, cada quien en su pista celestial e infernal.

El Sol de los ciegos de Alfredo Pérez Alencart me sacó de la banca donde me tenía la Peste y la Depre.

El mundo se me hizo mi Salamanca dorada y no cretinismo topográfico.


Mejor aún, abrevando en los evangelios y la poesía de Garcilaso y San Juan de la Cruz,

Alfredo encontró la forma de ser un poeta diferente:

Sus ángeles bajan pa'rriba y suben pa'bajo mientras Ricardo digita en Cristo el ébano y el marfil de su piano bestial.


Poesía del Decir breve y esencialista de Alfredo mediante,

Me recompongo la Fe, voy al campo y canto el pregón del carretero:

Echa pa'lante mi buey que tenemos que avanzar: la vida y la poesía son fragua en buena yunta.



Orfebrería del Decir en Alfredo Pérez Alencart. Lectura ecuménica en clave musical.

 Orfebrería del Decir en Alfredo Pérez Alencart

Lectura ecuménica en clave musical caribeña

Jose Carlos De Nobrega

Alfredo Pérez Alencart: El Sol de los Ciegos, Vaso Roto Ediciones, 2021, Madrid. 124 pp.


"Siento una voz que me dice Agúzate / que te están velando. / Siento una voz que me dice Agáchate / que te están tirando", Ricardo Ray y Bobby Cruz.


Este poemario reciente de Alfredo Pérez Alencart es quizá el más depurado y comprometido de su misión poética hecha terredad muy suya. No sólo se hace Poesía más radical del Decir, sino expresión inequívoca de su Fe religiosa enraizada en una cotidianidad a contra-pulso con la bizarría del siglo XXI. El discurso bíblico, en este caso, es oralidad, profecía, polifonía y revelación lírica desde los libros de Salomón, Job y los grandes profetas, hasta los cuatro evangelios. Incluye fluencia de voces poéticas esenciales de España como Garcilaso y San Juan de la Cruz en la configuración de una paisajística bucólica interiorizada. Asimismo tenemos las atribuladas voces de Unamuno y Antonio Machado enclavadas en un exilio geográfico y de su legión de almas que apuran la agonística vital y estética.


No se trata de mera paráfrasis ágil ni hermenéutica culterana de tales referentes literarios y espirituales. Es confrontación a doble instancia con el ser en sí y para sí, desde la Fe religiosa y la convicción política, ética y estética, en relación con un entorno histórico equívoco, distópico y mezquino. El centenar de poemas breves desprovistos de artificios retóricos, apunta a un acto de legislación profética que pone en cuestionamiento la estructura fáctica y discursiva del Poder que ha globalizado el despropósito.


Por eso los términos claves están arraigados en la problemática de la mirada: En el caso de la poesía, de la que desconfía el Estado, se trata de ver cosas que no se ven desde  el mustio gregarismo inducido por una Pastoral teocrática en ausencia de Dios. Los poemas desde el inicio, como por ejemplo "Lo más oscuro", aluden a una ceguera blanca y zombie que entenebrece el cuerpo y el alma de cada quien, además de la del corpus social.


José Saramago apela al hiperrealismo en su novelística histórica y de política ficción, para diseccionar desde el materialismo dialéctico el horror distópico en el que el Poder esteriliza y abusa de la colectividad. En tanto que Pérez Alencart se mueve poesía tocable e inmediata desde su ciudadanía y feligresía imbuidas en el discurso originario e inmediato de la fuente judeocristiana. Por eso el poema breve va en sintonía con el Cantar de los Cantares como cántico erótico y espiritual al punto, así como también en la limpieza moral y aforística de los Proverbios o aforismos salomónicos. Los salmos de David y las parábolas evangélicas sazonan el discurso polifónico y transparente de nuestro poeta amazónico en tanto traducción y creatividad sin estridencia estilística.


"Año nuevo", no obstante la simplicidad del estilo, rezuma un aire post-romántico que reconvierte el tiempo mítico en la mirada de un cíclope. El egotismo del Poeta se triza por vía del retruécano en " Fama": Se sabe lo que es ético hacer, pero la cosa se pervierte invocando en vano a Virgilio y Píndaro en fallida mención digna de un epígrafe. Coincide el poeta Luis Alberto Angulo, muchas veces los epígrafes se comen el poema, pues "tan sólo brillan las buenas palabras de los otros".

"Creación", se nos presenta como una erótica dentro del modo de vida religioso, muy afín al Cantar de Salomón: " Te ensalivo, mujer, // te amaso a mí " en la comunidad sensual del matrimonio libertario en Cristo. En "Perfume" se aroma el memorial saudoso de la compañera de vida vertida en anunciación angélica. "Eva" supone la reconversión libre de la mala traducción y peor hermenéutica en torno a la  madre de la Humanidad, tan escarnecida en las piras de teologías abyectas: "varona que haces / temblar a / tu otra costilla". El patriarcado solapa sus miedos y represiones atávicas en misterio, milagro y autoridad que erigieron una política de intolerancia y desencuentro sexista.


La viudez, si bien dolorosa, vindica a la esposa ida en carros de fuego en "Compañera en todo": Se redimensiona la gacela como metáfora viva que va de Salomón a Miguel Hernández. La orfandad del esposo se hace sacramento, revisita y juntura permanentes en la piel y la memoria. En otro texto memorioso y memorable, " La nieve que venía sobre mí", la voz recrea la viudez en la blancura extrema de un lirio que insurge del Invierno encendido y esperanzador. Jacqueline es el nombre indiscutible de esta presencia en múltiples instancias: La buena samaritana que da de beber al Cristo aguas mansas de redención.


La intimidad de la voz poética consigo misma y con la pareja que cimenta la comunidad matrimonial, no es un compartimiento estanco ni escindido de sus alrededores. Se contrapone a una sociedad promotora de relaciones disfuncionales de poder dentro y fuera del círculo familiar. Las catacumbas íntimas desdicen el imperio del individualismo mezquino, consumista y competitivo por vía de la contristación con el Otro más desdichado y al margen de la sociedad del bienestar. Hay poemas conmovedores y a la vez indignados sobre los campos de refugiados, la pobreza extrema y la migración que nutre de islas ilusorias a los oprimidos.

Por supuesto, la poesía crística se hace sentir en su intensidad salvífica de vida a lo largo de esta reunión de textos poéticos. Sigue la tradición y la renovación de la transfiguración poética de Jesús en la literatura occidental. "Invocación" es alocución unamuniana contra el armamentismo en pro de una Palabra combativa y paradójica, compasiva y humanística afín al autor del Cristo de Velázquez: "y que en ti se agigante / la benevolencia". " Soy, seré " es Ver, prever y profetizar precariedad corporal en atenuación del espíritu, vicio endémico del XX y el XXI: "Soy y seré el que pase / por el ojo de la aguja / con las pupilas/ siempre alucinadas". "David" nos complace en ejercicio de aproximación biográfica y lírica breve, el salmista transido entre el poder terrenal y Dios realizándose palabra y poesía que rediman: "Lo tuyo / despeja mis oscuridades / David". La superioridad moral y las ensoñaciones piadosas son pecados y vicios más graves que el asesinato y la posesión de la mujer del prójimo. " Oídme, mis hermanos " parte del púlpito predicador como poema objetual, a los fines de comunicar el evangelio de liberación espiritual, política y estética que se empalma con esa pieza maestra de Unamuno titulada "Ramplonería": "Acaso un día / descostremos la Cruz // de tantas habladurías". La buena nueva no apuesta por una política de ultratumba, ni tampoco por medias verdades pasadas por mosto avinagrado del estilo.

Nos impresionó sin el formulismo del poema político ideologizado, "Las monedas", texto airado que aborrece los desahucios inmobiliarios en una variación dramática de la Letrilla satírica de Quevedo: " Las monedas. / Se van. Vuelven.  Defecan / su óxido sobre los peces / y los panes. Incitan / al simplismo / crimen del hambre". Se trata de la circulación putrefacta del dinero que entumece el cuerpo social. "Migrancia" denuncia la intolerancia y la explotación de origen de nuestro prójimo desplazado por la violencia y las guerras inducidas por el poder imperial, complejos militares e industriales: "Siempre te seguirá / un trozo de suelo // o una mirada arisca / declarándote / extraño".


La pulsión poética y literaria como creación de nuevos mundos, se hace patente en "Traductores". La poesía se hace viaje en otras lenguas, apropiación creativa en versión del poeta traductor y bien morir de la comunidad lectora en vida abundante: " Y de pronto el poema / está de nuevo pie, / en otra lejanía, / traspasando todas las esclusas ". El poema apestado trasciende el afán fúnebre y el tenor medievalista cuando se hace grado cero de la escritura, esto es solidaridad que se resiste en la simplicidad e inmediatez de la Palabra en " Un abrazo que toca el corazón para siempre": "Digo una palabrota / contra esta tragedia / que desarraiga la solidaridad de muchos".


Por supuesto, Pérez Alencart escribe su obra en el exilio -voluntario y universalista- a la usanza de escritores como el Gabo, Vargas Llosa, Cortázar, Fuentes, Carpentier, Scorza y Bryce Echenique, para encontrar su Decir latinoamericano propio. Su cristianismo protestante se hace ecuménico cuando empalma con la poesía exteriorista nicaragüense de Cardenal y Pablo Antonio Cuadra. Los tiernos poemas dedicados a Salamanca, solapan al fondo el paisaje telúrico de América: el río Tormes desemboca por un resquicio en el gran Amazonas, mientras que la campiña de Castilla León, entre Garcilaso y Machado, colinda con la selva y el páramo de su Perú natal. Asimismo ocurre con el cruce de hablas regionales que comunican a América y Europa. Esto sólo se hace posible en el afán proscrito y pendenciero de la Poesía que derriba diques, muros y fronteras artificiales esterilizantes.


"Eunice, cien veces cien", nos parece un texto pivote de este conjunto poético que tanto hemos apreciado en diálogo lector de raza indómita. El rescate de este personaje bíblico, madre de Timoteo, compañero de San Pablo en su periplo misionero, no es gratuito. La voz poética la acompaña y tiembla con ella mixtura de pueblos, culturas y poéticas que van de la Magna Grecia a la tierra prometida de Israel. Ello en la refundación de una terredad posible sin señores feudales, dispuesta en comunidad liberada por un Dios trino emancipador. Nos trae, por ejemplo, a esa gran y hermosa matriarca de Macondo,  Úrsula Iguarán toda fecundidad y peripecia épica en la intimidad de una casa tan grande como Salamanca.



martes, 23 de noviembre de 2021

Sonetos morochos para Marichina

 Jose Carlos De Nobrega:

Sonetos morochos


3

Hay un sistema solar no tan lejos de donde escribo hoy.

Una estrella mayor que pocos han visto con telescopios y desde miradores de almas,

Se ha provisto más allá del Big Bang y de toda cosmogonía mítica y religiosa,

Una elíptica en la que dos soles y dos lunas amorochados giran vivaces a su alrededor.


A contracorriente del eje retorcido y el despropósito del planeta Tierra

En el que tal portento astronómico sucede al igual que el arte y la dinámica del Amor.

No importa que la Pandemia silenciosa y depravada ni la Peste tenebrosa de la humanidad, nos recluyan en cuarteles y conventos,

Empero su rotación y traslación persisten dialéctica de la elipse y el espiral.


Esa estrella mayor nos alienta desde sus dolores de parto

Y de la metamorfosis de paisajes en asombroso espasmo de Vida,

Recogidos en códices y salmos plenos de terredad y aves del Paraíso que picotean nuestro corazón atribulado


Entre diluvios y sequías como plagas bíblicas

Que nos susurran al oído enfermo profetas de pacotilla.

Para consuelo del mundo, este cielo constelado nos cobija todavía en el más restaurador de los amores.


4

Muchos astrónomos ciegos en su soberbia estéril

Se atribuyen haber descubierto este sistema morocho 

Multiplicado por dos que más bien es terna bendecida que baila alrededor de Gea estrella mayor de la Poesía.

Se olvidaron que Antonio Machado, Miguel Hernández y Marcos Ana la describieron en su imaginario de poetas vivos aún.


Hubo un astrólogo, rey mago sin corona quizás,

Que abandonó sus tratados de astronomía razonable

Para dedicarse a la consagración del otoño que llegó a describirla 

Alguna vez, primero en prosa insomne y luego en poesía de ensueño. Se llamaba Cronos.


No obstante la polución terrestre y el envenenamiento de las aguas,

Gea desafía el desgaste del tiempo cronológico,

Apostando entre cataclismos y vaguadas por un devenir elástico y redimido sólo posible en la poesía de matriz eterna.


Noticias alentadoras, pues, de este cortejo estelar y su estrella rectora:

Los soles gemelos juegan niños en las nieves blanco ostra de Utah

Y las lunas blanquirrojas pintan el mundo con arcoiris que propicia el celo maternal y matinal de Gea.



Dos sonetos para Marichina

 Jose Carlos De Nobrega:

Recomposición de una cartografía posible según Doña Gea


A mi muy señora poeta Marichina García Herrero

A María Ismenia in memoriam


Hay ángeles de la guarda lúcidos

Que han caído ante el silencio de Dios.

No poseen el colorido épico de Gabriel,

Sino que visten de negro o de gris mate.


No los esculpen en mármol áureo de Salamanca,

Si acaso de yeso y madera en anonimato

Que los hace pasar desapercibidos y a la calladita.

Pero a veces anuncian apertura de puertas en un cielo insólito.


A Doña Gea, madre, hermana y poeta, en medio del Caos,

Se le apareció su ángel negro y desaliñado,

Disonancia y ruptura del Canon místico.


Ella dibuja mapa vitalista que la renueva ahorita

Probando apenas el flan y la nube de merengue a la que arrancó una fresa,

Nueva piedra de ángulo que reconvierte la del tropiezo.


2

Y qué hacía entretanto el ángel negro frente a Gea tomando un café cerrero?

Le traía un recado de su hermana poeta como buena nueva de estrella recién descubierta.

Sin abominar melancolía de páramo de Vallejo,

La conminó a escribir la pelea entre un ángel poeta y María Zambrano: "Todo está vivo y unido".


Nos tendrá vivas y unidas, mi Gea, el Decir más claro y riguroso.

No obstante este ángel negro es de la estirpe rebelde

A la que Dios, como quien no quiere la cosa, le permite corregir la villanía del mundo,

Reescribiendo voluntad creadora amorosa a contramano de Historia envilecida.


La poesía se mueve tersa e implacable por arriba y por debajo

De las mareas indómitas que sacuden los mares

Y afinan el pulso de quien maneja el timón de los pies de Cristo patinando las aguas.


Me traerás de vuelta a la Patria de nuestra infancia y juventud,

Cuando tus poemas griten albricias de amor denso e inquebrantable

Como las torres que cantan a Alá en la Marruecos que asombró a Canetti.



Dos sonetos de los puentes quita y pon

 Jose Carlos De Nobrega:

Soneto de los puentes quita y pon


A mi gran familia de afectos


En Valencia de San Desiderio, tenemos un puente sobre el río Kwai

Que mientan Morillo, el realista opresor,

Cuando el ingeniero prisionero y patriota Juan Uslar 

Lo levantó con sus compañeros de infortunio. Injusticia histórica que aún no cesa.


Sonetista de la Pandemia me la paso tendiendo mis puentes en pos del afecto

Que me haga justicia en la cuarentena de este siglo.

Mi afán pontífice libertario me ha granjeado la buena compañía

De no pocos que me tributan amor y matan mi sed con agua viva.


Ahí están en su sólida arquitectónica del corazón correspondido.

Y qué ocurre con los que están desiertos y desatendidos por sus destinatarios?

Estos puentes no los dinamito porque son mis hijos, simplemente los voy desmontando


En la inquietante esperanza de que un milagro los haga caminería gratificante.

Ahora desarmo uno que me duele mucho, mucho:

Pido a Marhisela que lo escriba y a Vanileiby que lo pinte persistencia amorosa mía con la materia imprescindible de los sueños.


Segundo Soneto de los puentes quita y pon


A pesar de que la hernia se me hinca, no me arrepiento de mi afán constructor.

Puentes que aún persisten, otros que acabo de erigir con alegría que me entusiasma

Y aquellos que resucitan como hijos pródigos,

Me instan a seguir en este ejercicio intrincado de ingeniería amorosa.


Silbo esta jornada de albañilería coplas de la edad ligera 

Bajo el sol de los ciegos que remontan el Amazonas a contracorriente.

Sé en esta vocación vitalista que se sucederán días duros

Pero fructuosos en mi savia de baobab terco y viejo que se trenza en nudos airosos.


De teórico de la poética del Decir me hice Poeta ardiendo

Como me lo había previsto Luis Alberto el siglo pasado:

Subo y bajo los andamios como ángel desaliñado de la majadería de Cristo, el Quijote y Simón Bolívar.


Soy, pues, para la mayor gloria de mi Dios trino y liberador,

Arquitecto que edifica retícula de vías bien amadas

Que me hacen puente y cimiento fortalecidos en construcción perpetua.



Soneto panadero portuñol

 Jose Carlos De Nobrega:

Soneto panadero portuñol


Mi papá José fue junto a mamá Augusta

De la camada musiú que recaló en la Caracas de los años cincuenta

Migrando más que todo del hambre de una Portugal medieval

Tan bien descrita en varias novelas de José Saramago.


No los movió la rebeldía antifascista de los majaderos

Ibéricos que en el crucero Santa Liberdade

Forzaron al Rey bicéfalo a ahogarse en el tablero de aguas entre el Mar Caribe y el Atlántico.

Me crié, pues, entre el Bar Restaurant Londres y la casa de la Pastora, mi enclave portuñol.


No aspiraba ser dueño de una panadería porque me dio por la escritura a lo beatnik.

Pero me topé con una poeta y un juglar que amasan el pan con versos de Montejo.

Ella abeja Reyna trujillana sonrosada tirando a pelirrojo eléctrico y Él un abejorro robusto con el aguijón que rasga una guitarra.


Su Panadería, pues, hornea cachitos, galletas y pasteles

Glaseados con décimas andinas de Ana Enriqueta Terán, las cartas astrales de Pessoa

Y Saudade de Amalia Rodrigues en la Corte del Rey Carmesí.