1
Conocí en casa de miel a Jeluhee,
Ojos pardos apetitosos y pan
Tierno la piel y el porte que posee
A raudales como festín de Canaan.
Quién pudiera pintarla a cabalidad?
Madonnas de Leonardo y sus enigmas?
Campesina y monumentalidad
Mural zapatista? Valgan los estigmas
De sus manos blancas cuando amasan
Y hornean dulces de hojaldre angélico,
O a las que a mamá Edith nebulizan
Y al muy revulsivo Sebastian bélico
Recrean olas que aquietan y asombran
Su sesera por milagro evangélico.
2
Ah mirada de hombre rejodido,
Sublime de niño o soez demonio,
La primera amamanta dormido
Y la otra patea vil el armonio.
Madonna Jeluhee al machista intimida
Por lindura imponente sin precio
Ni cotización en Bolsa feminicida
Del mercado afincado en desprecio.
Como Dios convidado al bautismo
De Cristo encarnado, ella me contenta
Y premia con ojos de agua, asimismo,
Cabellera negra de hebras menta
En las que imagino en solar mutismo
Aromar mis dedos... Y mi alma revienta!
3
Dios trino y liberador acompañe
A los tres que habitan Casa Miel:
Trinidad de afectos que me atañe
Pues con su música me libra de Hiel.
Tabernáculo gentil, contingente
Y variado en el que gusto estar:
Edith, Jeluhee, Sebastian, luz, gente,
Par lunar y sol aliñan el Lar.
La Peste silenciosa y asintomática
Fracasa, así nos haya separado,
Pues tose tísica baba asmática.
El soneto me provee la temática,
El ritmo, la melodía y el decorado
Para amarlos mucho empero la ciática.
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