martes, 30 de marzo de 2021

El cumplesiglo de Eric Clapton. Jose Carlos De Nobrega

 


Eric Clapton es de la misma generación de los poetas Reynaldo Pérez So y el Gallo Mujica. Todos ellos son hijos de la post guerra, pues nacieron en 1945. Quizá Clapton tocaría con Mujica un jam session mixto de guitarra Fender y cuatro bien punteados. Luego Slowhand improvisaría con una guitarra acústica a partir de los poemas ácidos de Matadero de Pérez So. Y de galardones, ni se diga. Un triple Salón de la Fama del Rock, otro Premio Nacional de Literatura y el Enrique es también gallo fino.

Escuché a Clapton mucho después de Yardbirds y Cream. Sus primeros discos solistas con RSO me empaparon de duraznos y diesel, Tulsa Time, el cover I shot the sheriff, Cocaine, Lay down Sally y Wonderful Tonight. Los anglosajones también tienen su corazón mestizo, pese a que Dios nos salve de su Reina y de una Medusa como Margaret Thatcher. El dios de la guitarra, como bien lo exaltan los más entusiastas, se ha paseado por el rock, el blues, el folk, el reggae y el jazz. No es un artificio del mercado, más bien un artista de raza como Santana y Hendrix que se han ganado sin venderse su muy buen puñado de dólares. Cuando escuchamos a cualquiera de estos tres egregios de la guitarra, no hay pele dada la personalidad de cada quien.

Hasta desenchufado, Clapton suena bien en temas como Laila y San Francisco Bay. Su unplugged en MTV es de leyenda como los de Nirvana, Cure, Soda Stereo, Café Tacuba, Charly García y Molotov. Una vez, paseando por los pasillos de la Facultad de Educación vieja de la Universidad de Carabobo, la de los inhóspitos galpones, se me puso la piel de corazón de gallina (Sabina) y la gallinita de piel (el vocalista de Café), cuando escuché a dos jovencitos citando a Slowhand acústico en mi territorio. 

Recuerdo dos incursiones suyas en el cine. La ópera de rock Tommy, donde hacía de un San Pablo de la guitarra eléctrica, y en la segunda película de Los Hermanos Caradura sin Belushi, interpretándose a sí mismo muy maduro y compartiendo tarima en caverna blues con Steve Windwood, Billy Preston y BB King. 

En los idus de marzo en el que le dieron de puñaladas traperas a Julio César y no a César Arriba porque estaba encaletado en su ataúd, ya ido marzo, hoy jueves treinta le cantamos un feliz CUMPLESIGLO como en una versión punk desgañitada de Sid Viscious, a este gran amigo nuestro, genio indiscutible de la música y de las guitarras que planean como magníficos halcones. 

Post data para César Arriba: Si bien te agradecemos tus especiales como el de Clapton hoy por Soda 95.1 FM, te advertimos que por órdenes de la gobernación con sus draculas y chiquidraculas, le devuelvas la urna al vampiro original de Transilvania, pues con el rumano de Vlad Tespes no se juega. Este villano empala y no empapela la sala con papel tapiz de colores ye ye por cierto.

1 comentario:

  1. Comentar qué? Si DeNobrega sabe más que cochino frito, despliega un saber y sabor en su escritura que congela toda crítica.Solo resta la admiración tan certera como un destino.

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