martes, 29 de diciembre de 2020

Reynaldo Perez So, nuestro Premio Nacional de Literatura

 Reynaldo Perez So, nuestro Premio Nacional de Literatura

José Carlos De Nóbrega

Reynaldo Perez So (Caracas, 1945) no sólo es una de las amistades más importantes de mi vida, sino un muy generoso maestro de literatura viva. Junto con Luis Alberto Angulo, Pedro Tellez, Enrique Mujica y Laura Antillano, tiene una presencia e influencia fundamentales en el devenir de mi obra como escritor, traductor y promotor cultural.

Al frente está Reynaldo Perez So de chaqueta clara y lentes oscuros, flanqueado por Eugenio Montejo y Alejandro Oliveros. Se presume que Carlos Yusti hizo el collage parodiando la portada del disco El club del Sargento Pimienta de los Beatles. 

A mediados de los ochenta, Pedro Tellez, Argenis Salazar, Slavko Zupcic, Elgar Bohórquez y nuestros hermanos chilenos Igson y Sergio Gonzalez Quitral, frecuentábamos el Departamento de Literatura adscrito a la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo. Reynaldo nos recibió de muy buena manera y nos obsequiaba ejemplares de la revista "Poesía" (que él dirigió en una etapa estelar) y de "Zona Tórrida" (que también dirigió para luego hacerlo el poeta Alejandro Oliveros durante largo tiempo). El poeta Perez So, poco amigo de las estridencias de la fama y el despropósito de las modas literarias, nos indujo, con rigor y afecto de hermano mayor, a conducirnos por la lectura y la escritura. Tanto es así, que creó "La Tuna de Oro", publicación destinada a promocionar jóvenes voces del estudiantado universitario. Todos nosotros, sin excepción, publicamos allí, lo cual nos apuntaló la vocación y el afán por el arte literario. Igson, Sergio, Pedro, Slavko y yo fuimos directores de la publicación, gracias a Reynaldo y luego a Adhely Rivero.

También Reynaldo me abrió las puertas de la revista " Poesía" y me estimuló a escribir sobre el género madre de la literatura misma. En aquella época, mis lecturas eran "prosaicas", la prosa como el Diablo de la Poesía, y comprendían el ensayo y la narrativa. Nunca olvidaré la primera vez que publiqué en La Tuna de Oro, un primer ensayo sobre el " Manual del Distraído" de Alejandro Rossi. Reynaldo y Adhely me visitaron en el infame Centro de Copiado donde trabajaba, felicitándome porque al fin me había atrevido a publicar (yo era supersticioso porque pretendía leer bibliotecas enteras antes de escribir alguna cosa mía). Fui reseñista de poemarios y ensayista en "Poesía", donde se respetó siempre mi criterio y estilo. 

Autorretrato de Perez So en el número monográfico de la revista dedicado a su obra poética, ensayística y de traducción.

Además de sus sugerencias y consejos, aprendí muchísimo como lector de su obra poética y ensayística. Leí con sumo entusiasmo casi todos sus libros: Los de poesía autentica Para Morirnos de Otro Sueño (1971), un libro inicial de asombrosa calidad, Tanmatra (1972 y 1988), Nuevos Poemas (1975) que me fue robado entre otras cosas una noche de farra, 25 poemas (1982), Mirinda Campo (antología poética en castellano y esperanto, 1984), Matadero (uno de los poemarios favoritos de mi muy elástico canon universal, 1986), Reclamo (1992), Px (poesía comprometida con el Otro, el paciente, 1996), Solonbra (un precioso poemario bilingüe en castellano y ladino), Antología Poética (prologada por el poeta brasileño Armindo Trevisan, 2003 y 2006) y Rosae Rosarum (con un sabor saudoso a exilio, 2011). Asimismo, Fragmentos de un Taller (1990) que colinda con el ensayo afincado en aforismos muy precisos y sabios, y el monólogo teatral Sucre, estampido de Dios (1995, este año el Departamento me publicó mi primer libro, el ensayo Sucre, una lectura posible, ambos títulos en conmemoración del Bicentenario del Mariscal de Ayacucho). En 2011, a pedido de su director el poeta Antonio Trujillo, publiqué en la Revista Nacional de Cultura nro 338, Tomo I, pp. 329-337, mi Elogio Panorámico a Reynaldo Perez So, con el cual le agradezco su amistad y magisterio poético y literario que tanto ha beneficiado mi obra literaria de 22 libros publicados y otros 20 inéditos a la fecha. Sin él ni mis otros maestros amigos, no lo hubiera hecho dada mi pereza, indisciplina y cambiante carácter.

https://grupolipo.blogspot.com/2011/06/elogio-panoramico-reynaldo-perez-so-por.html?m=1

Como todo genio y figura, Reynaldo tiene sus detractores (equivocados por demás en su mezquindad y maledicencia), pero le sobran los buenos amigos y lectores muy agradecidos. Él logró interesarme en la lengua y la cultura portuguesas de meus pais, papá José y mamá Augusta. Gracias a su buena pero exigente orientación, pude publicar traducciones propias que me enorgullecen, tales como las de Lêdo Ivo (dos poemarios en uno por Fundarte y el aparecer sin saberlo en una antología mexicana, La Tierra Allende, que comparto con gigantes como José Emilio Pacheco, Maricela Teran y Stefan Baciu), Mario de Sa Carneiro (dos poemarios en versión bilingüe publicados en uno por Gabriel Jiménez Eman en Ediciones Fábula) y una novela de Clarice Lispector por Fundarte.

Cuando fui jurado del Premio Nacional de Literatura junto a los escritores Wafi Salih y Luis Britto García, nos topamos que de los cinco finalistas tres eran valencianos por naturalización de vida y literatura: Laura Antillano, la justa ganadora por unanimidad, Enrique "El Gallo" Mujica y Reynaldo Perez So. Disfruté de lo lindo las deliberaciones con Wafi y Luis Britto, ello en un clima de cordialidad de la buena. Nos extrañó que no estuviera el nombre del también polígrafo Gabriel Jiménez Eman, descartado por el jurado de clasificación. Pude dar rienda suelta a mi conocimiento lector de la obra de El Gallo y Reynaldo, así como el profundizar con mis colegas en la obra de Laura.

A Dios gracias para su mayor gloria, el premio también sería premiado con los nombres de Gabriel y Reynaldo. Ya le tocará pronto al Gallo, dueño de una poderosa voz polígrafa.

Qué bueno que los premios como estos, más allá de divulgar la obra de nuestros amigos escritores, nos involucran en la emoción de haber sido copartícipes como críticos literarios y glosadores, y en especial como cómplices en el afecto. Por eso, Reynaldo (y Nelson Guzmán en Humanidades este mismo año de Pandemia), te felicito y me felicito en la proximidad de un amanecer mejor por venir para esta Tierra de Gracia, patria de promisión al igual que la Nueva Jerusalén donde convivamos todos los teístas (y agnósticos que son asimismo nuestros hermanos) como los católicos, los evangélicos, los judíos, los musulmanes, los budistas y pare usted de contar.



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