Reynaldo Perez So, nuestro Premio Nacional de Literatura
José Carlos De Nóbrega
Reynaldo Perez So (Caracas, 1945) no sólo es una de las amistades más importantes de mi vida, sino un muy generoso maestro de literatura viva. Junto con Luis Alberto Angulo, Pedro Tellez, Enrique Mujica y Laura Antillano, tiene una presencia e influencia fundamentales en el devenir de mi obra como escritor, traductor y promotor cultural.
Al frente está Reynaldo Perez So de chaqueta clara y lentes oscuros, flanqueado por Eugenio Montejo y Alejandro Oliveros. Se presume que Carlos Yusti hizo el collage parodiando la portada del disco El club del Sargento Pimienta de los Beatles.
A mediados de los ochenta, Pedro Tellez, Argenis Salazar, Slavko Zupcic, Elgar Bohórquez y nuestros hermanos chilenos Igson y Sergio Gonzalez Quitral, frecuentábamos el Departamento de Literatura adscrito a la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo. Reynaldo nos recibió de muy buena manera y nos obsequiaba ejemplares de la revista "Poesía" (que él dirigió en una etapa estelar) y de "Zona Tórrida" (que también dirigió para luego hacerlo el poeta Alejandro Oliveros durante largo tiempo). El poeta Perez So, poco amigo de las estridencias de la fama y el despropósito de las modas literarias, nos indujo, con rigor y afecto de hermano mayor, a conducirnos por la lectura y la escritura. Tanto es así, que creó "La Tuna de Oro", publicación destinada a promocionar jóvenes voces del estudiantado universitario. Todos nosotros, sin excepción, publicamos allí, lo cual nos apuntaló la vocación y el afán por el arte literario. Igson, Sergio, Pedro, Slavko y yo fuimos directores de la publicación, gracias a Reynaldo y luego a Adhely Rivero.
También Reynaldo me abrió las puertas de la revista " Poesía" y me estimuló a escribir sobre el género madre de la literatura misma. En aquella época, mis lecturas eran "prosaicas", la prosa como el Diablo de la Poesía, y comprendían el ensayo y la narrativa. Nunca olvidaré la primera vez que publiqué en La Tuna de Oro, un primer ensayo sobre el " Manual del Distraído" de Alejandro Rossi. Reynaldo y Adhely me visitaron en el infame Centro de Copiado donde trabajaba, felicitándome porque al fin me había atrevido a publicar (yo era supersticioso porque pretendía leer bibliotecas enteras antes de escribir alguna cosa mía). Fui reseñista de poemarios y ensayista en "Poesía", donde se respetó siempre mi criterio y estilo.
Autorretrato de Perez So en el número monográfico de la revista dedicado a su obra poética, ensayística y de traducción.
Además de sus sugerencias y consejos, aprendí muchísimo como lector de su obra poética y ensayística. Leí con sumo entusiasmo casi todos sus libros: Los de poesía autentica Para Morirnos de Otro Sueño (1971), un libro inicial de asombrosa calidad, Tanmatra (1972 y 1988), Nuevos Poemas (1975) que me fue robado entre otras cosas una noche de farra, 25 poemas (1982), Mirinda Campo (antología poética en castellano y esperanto, 1984), Matadero (uno de los poemarios favoritos de mi muy elástico canon universal, 1986), Reclamo (1992), Px (poesía comprometida con el Otro, el paciente, 1996), Solonbra (un precioso poemario bilingüe en castellano y ladino), Antología Poética (prologada por el poeta brasileño Armindo Trevisan, 2003 y 2006) y Rosae Rosarum (con un sabor saudoso a exilio, 2011). Asimismo, Fragmentos de un Taller (1990) que colinda con el ensayo afincado en aforismos muy precisos y sabios, y el monólogo teatral Sucre, estampido de Dios (1995, este año el Departamento me publicó mi primer libro, el ensayo Sucre, una lectura posible, ambos títulos en conmemoración del Bicentenario del Mariscal de Ayacucho). En 2011, a pedido de su director el poeta Antonio Trujillo, publiqué en la Revista Nacional de Cultura nro 338, Tomo I, pp. 329-337, mi Elogio Panorámico a Reynaldo Perez So, con el cual le agradezco su amistad y magisterio poético y literario que tanto ha beneficiado mi obra literaria de 22 libros publicados y otros 20 inéditos a la fecha. Sin él ni mis otros maestros amigos, no lo hubiera hecho dada mi pereza, indisciplina y cambiante carácter.
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