lunes, 28 de diciembre de 2020

Elogio entusiasta a Nelson Guzman. Jose Carlos De Nobrega

 

Nelson Guzmán y yo en Valera, Trujillo

Nelson Guzmán (Cumana, estado Sucre, 1957) es uno de mis mejores amigos, mejor dicho, uno de mis más estimados hermanos en la amistad. Lo conocí en un viaje por carretera que hicimos junto a los poetas Luis Alberto Angulo y Luis Ernesto Gómez, desde Valencia hasta Valera, la capital del estado Trujillo. No sólo hicimos buenas migas durante tan largo trayecto, digno de una road movie, sino de nuestra experiencia peripatética en esa extraña y, si se quiere, semioscura ciudad.

El hotel era un refugio para camioneros, oficio que respetamos, porque es muy duro viajar durante horas, lejos de la familia, y enfrentar lugares y circunstancias no muy gratos. Nos hacinaron en una habitación con tres o cuatro compañeros más. Había un solo baño y tenías que tener cuidado a la hora de la ducha matinal, so pena de que se inundase la habitación. Se nos suministró el combo de dos jabones de baño pequeñitos, dos de papel higiénico y cuatro paños para ocho desdichados clientes. En la noche, la comida llegó embalada en una caja, la cual dejaron en el pasillo. Parecíamos prisioneros de un campo de concentración sui generis. La cosa me recordó la película El puente sobre el río Kwai de David Lean, o la novela Ensayo sobre la ceguera del portugués José Saramago. Sin embargo, la cerveza era muy fría, vestidita de novia, y la música estaba presidida por la salsa brava y cabilla. Todo este rollo para elegir la directiva de la Red de Escritores. La amistad con Nelson se solidificaría en esta tragicómica situación extrema.

Luego fueron los encuentros en Caracas con motivo de las Ferias del Libro FILVEN y la auspiciada por FUNDARTE en tiempos de Freddy "Chucho" Ñañez. O alguna que otra actividad en el CELARG. Muchas veces me quedé en el apartamento de la familia Guzmán Maldonado, de donde Nelson y su esposa María Isabel me atendieron en el calor del afecto más auténtico. Tiempo después se sumaron sus morochos, dos Nelson con aire de estrellas sólo que más traviesos que el Taita.

Nelson Guzmán y sus morochos homónimos

Como buenos hermanos, compartimos nuestra obra escrita. Nelson hizo una preciosa presentación de mi primer libro de cuentos El Dragón Lusitano y otros relatos (2013), mientras que yo presenté varios de sus libros: la novela Nostalgias de la Calle Larga (2012), la segunda edición de su ensayo Nietzsche: la moral como envenenamiento (2012) y la suma poética prologada por mí Brechas del destino, publicada por la Casa Bello.



En 2013, Nelson fue profesor invitado por la Universidad de Salamanca bajo el auspicio de la Cátedra de Literatura Venezolana José Antonio Ramos Sucre, dirigida por la Doctora Carmen Ruiz Barrionuevo. Estuve en su apartamento, mi tercer hogar, cuando Nelson y María hicieron maletas y se despidieron rumbo a Salamanca. Con la venia de ambos y del poeta Daniel Molina, fui postulado al Cenal por la Casa Bello para impartir el curso el año 2014. Ese año le tocó al poeta Luis Delgado Arria. Y fue en 2015 que me correspondió ese honor, gracias al apoyo indeclinable de Nelson, María y Daniel. 

Fue una experiencia maravillosa y decisiva en mi vida. Me enamoré de Salamanca y de su gente como nunca me había pasado con urbe extranjera alguna. Trabé una bonita amistad con tres magníficas mujeres: Carmen Ruiz Barrionuevo, mi hermana mayor muy atenta conmigo, la catedrática y poeta María Ángeles Perez Lopez quien me obsequió unos bellos haikus, y mi preciosa paisana y ensayista María Elisa Nuñez quien hizo una hermosa presentación de mi obra literaria en el Auditorio de la Universidad. Me reencontré con Carlos "Puchito" Ferreira que me abrigó con su amistad y sus atenciones durante ese otoño inolvidable. Reitero mi agradecimiento a Nelson, María Isabel y Daniel, además de otra nueva amiga, Christianne Valles, quien como presidenta del Cenal cumplió su promesa de encaramarnos en el avión vía Salamanca a Sol Linares, William Torrealba y a este salmista compulsivo.

Cómo no iba a disfrutar el estado de Gracia que fue prologar el libro en el que Nelson dialoga vivaz con los autores que él presentó en Salamanca el año 2013? Me reencontré con una ensayística enamorada del país que asociamos con las plumas venezolanistas y universales de Mariano Picón Salas y Mario Briceño Iragorry. Tiempo después tuve la estupenda oportunidad de conversar con amigos invisibles sobre este grandioso polígrafo venezolano y continental. Incluso, Nelson me prestó para la ocasión una camisa a cuadros que quiero mucho (no es la primera vez, puesto que dado mi precario vestuario mal empacado para Salamanca, Nelson me pasó todo un combo textil para soportar el frío de otoño e invierno salmantinos, no me fuera a morir de frío). Como lo dice Nelson, me aclamaron las masas televidentes, de tanto transmitir el programa, desde las redes sociales y cara a cara (en especial mis alumnos en el liceo Enrique Tejera de Trapichito). Me alegró, por ejemplo, que Ruben Witoski opinara que había dado una excelente cátedra mediática de literatura venezolana.

He aquí los links de algunas de mis publicaciones sobre mi hermano Nelson Guzmán. Invitaciones cordiales para o que lo lean por vez primera o lo relean de nuevo. En ambos casos, los lectores serán gratificados con una escritura venezolana, continental y universal de raza.

http://salmoscompulsivos.blogspot.com/2012/12/nostalgias-de-la-calle-larga-una.html?m=1

https://issuu.com/casadebello/docs/brechas_del_destino

http://salmoscompulsivos.blogspot.com/2012/09/la-pasion-oceanica-de-nelson-guzman.html?m=1

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