La poeta y narradora Andrea Crespo con un Carlos Drummond de Andrade de bronce, como si lo hubiese sorprendido la erupción de un volcán.
A Sol Linares, amiga lectora y colega heredera de Clarice Lispector. Que me perdonen las dos, pero las sigo queriendo
En mi libro Para machucar mi corazón: Una antología poética de Brasil (2010), aparece mi traducción de "José" el poema celebre de Carlos Drummond de Andrade (Itabira, Minas Gerais, 1902-Rio de Janeiro, 1987). Helo aquí sin protocolos.
José
Y ahora, José?
La fiesta se acabó,
la luz se apagó,
el pueblo perdió,
la noche enfrió,
y ahora, José?
y ahora, usted?
Usted que es sin nombre,
que se burla de los otros,
usted que hace versos,
que ama, protesta?
Y ahora, José?
Está sin mujer,
está sin discurso,
está sin cariño,
ya no puede beber,
ya no puede fumar,
ya no puede escupir,
la noche enfrió,
no veo el día,
no veo el tranvía,
no veo la risa,
no veo la utopía,
y todo acabó,
y todo huyó,
y todo burló,
y ahora, José?
Y ahora, José?
su dulce palabra,
su instante de fiebre,
su gula y ayuno,
su biblioteca,
su labranza de oro,
su terno de vidrio,
su incoherencia,
su odio - y ahora?
Con la llave en la mano
quiere abrir la puerta,
no existe puerta;
quiere morir en el mar,
pero el mar se secó;
quiere ir a Minas,
Minas no hay más.
José, y ahora?
Si usted gritara,
si usted gimiera,
si usted tocara
el vals vienés,
si usted durmiera,
si usted se cansara,
si usted muriera...
Pero usted no muere,
usted es duro, José!
Solito en lo oscuro
sin teogonía,
cual bachaco,
sin pared alguna
para recostarse,
sin caballo negro,
que huya al galope,
usted marcha, José!
José, a dónde?
El poema pertenece al libro Sentimento do mundo de 1940, luego fue reeditado en José plaquette de doce poemas en 1941. Fue escrito entre 1934 y 1940. Tuvo como contexto de alumbramiento la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial. La Utopía socialista se haría agua estancada y turbia en ese tiempo, con la derrota republicana, la invasión nazi a la URSS, luego las purgas estalinistas que alargaron el brazo de Poseidon para partirle el cráneo a Trotsky con una piqueta. En Brasil tendríamos antes el fracaso de la invicta Columna Prestes y la caída del gobierno de Getulio Vargas años después.
Quién era este José? Digamos que un ciudadano de Itabira, Minas Gerais, hijo bastardo del poeta Drummond de Andrade, nacido un día soleado de julio de 1920. Exiliado en Venezuela, luego del golpe de estado contra Getulio Vargas y, peor todavía, de la muerte de la abuela materna, se instaló en la Valencia de la época inmediatamente posterior a la Revolución de Octubre que nada tenía que ver con la rusa del 17.
Militante del Partido Comunista de Venezuela, el Brasileño José -como así lo conocían y lo apodaban con afecto sus camaradas-, trabajó en los telares ubicados en la Avenida Branger. Luego sería carne obrera de carroña capitalista en diversas empresas fabriles que se abrieron durante la dictadura de Marcos Perez Jiménez. Paralelo a su desempeño laboral, se dedicó a la organización política en fábricas y cinturones de miseria a su alrededor. En 1957, en el peaje que dividía a los estados Carabobo y Aragua, en un incidente para nada claro, José le amputó las dos manos a un funcionario militar y luego lo mató con un machete amolado al extremo. No sólo se iniciaría su largo presidio, sino también un idilio poco conocido con la escritora Clarice Lispector vía epistolar. Fuera de poemas inéditos, dispersos y escritos en su lengua portuguesa, la correspondencia con Clarice constituyó lo mejor de su obra literaria.
La resonancia del caso de homicidio en el peaje de Valencia, por parte de este insólito cangaceiro, se plasmó en la fachada de papel de los diarios amarillistas de Brasil. Una semana después nadie lo recordaba ni lo comentaba en rúas y favelas. Sólo Clarice Lispector, a quien el morbo la movió a escribirle al paisano homicida, convicto y confeso. Acariciaba en mientes, escribir algún cuento o alguna novela alusiva que la sacudiera de su universo discursivo introspectivo.
Mientras José escribía de puño y letra en papel barato, Clarice lo hacía a máquina de escribir en su regazo en papel de hilo perfumado con agua de rosas y tabaco. El proyecto narrativo fue perdiendo fuerza en la escritora, pues el personaje de marras se le salía de control, cada vez que José se negaba a ser su héroe de papel en sucesivas cartas que la escribían a ella como una muñeca rusa de sus deseos.
Además de intercambiar fotografías, se cruzaban extraños poemas en portugués. Hay copia del único texto de puño y letra que Clarice le remitió al díscolo José. Está en poder de Olga Borelli, cuando fue a entrevistarse con ella en 1970. En una caligrafía y diagramación retorcidas, la novia epistolar le escribió a su malandro: "Minha alma tem / o peso da luz. / Tem o peso / da música. / Tem o peso da / palabra nunca /dita, (...) sabe a ser dita. / Tem o peso / de uma lembranca. Tem / o peso da una saudade. / Tem o peso de um olhar. // Pesa como / pesa uma / ausencia. / E a lágrima / que nao se / chorou. Tem / u imaterial / peso de uma / solidao no medio de outros". Clarice renunció a su cuento largo o novela, entregándose a los caprichos de José, su tótem rojo, bermelho sangue.
Clarice había compartido con José el primer borrador de la novela La Pasión según J.D., en la que lo transfiguraba como un Cristo sindicalista en la incipiente Babel industrial de Valencia. José, hecho una furiosa voz, le hizo trizas este nuevo intento de escribirlo. La descalificó con el zahiriente epíteto de " escritora pequeñoburguesa" y otras cosas que por pudor no podemos citar. Esto supuso la ruptura definitiva de la relación amorosa y epistolar. La novelista le cambió el título, la anécdota y se reencontró con su poética introspectiva y objetivista. G.H., luego de despedir a la criada Janair (personajes femeninos que matarían simbólicamente a J.D. el héroe comunista), iniciaría un proceso de vaciamiento egocéntrico y enriquecimiento espiritual y ontológico por vía del monólogo interior y el fluir de la conciencia. El ritual incluyó la eucaristía caníbal, esto es Lilith comiendo una cucaracha que sustituiría como víctima propiciatoria al desdichado héroe amantisimo de José, el malagradecido. Éste, su compañero de idilio por correspondencia, halló la paz cuando logró que su Clarice retomara la naturaleza psicologista de su literatura. El amor es sufriente y sacrificado como lo dice San Pablo en una de sus epístolas dirigida no sé sabe a qué iglesia o a cuál de tantas catacumbas.
En el año de mi nacimiento, 1964, Clarice Lispector publica La Pasión según G.H., una de sus novelas más logradas. Cincuenta años después, 2014, el poeta Freddy " Chucho" Ñañez, para entonces presidente de Fundarte, me encomendó su traducción en una edición cincuentenaria bajo el Fondo Editorial de la institución adscrita a la Alcaldía de Caracas. Mi prólogo asumió también el discurso epistolar: "Carta a Clarice Lispector con motivo del quincuagésimo cumpleaños de G.H.", fechada en Valencia el jueves 27 de febrero de 2014. Para ese entonces, no sabía que mi misiva de amor constituiría la completación del triángulo que nos involucró a Clarice, José y a mí, treinta y siete años después de la muerte de esos entrañables amigos que conocí en los libros. Al final, me quedé con G.H. quien es inmortal y quedará viuda un día de estos.
Edición cincuentenaria de la novela
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