La Piedad según Sol Linares que comparte con Atilio el Atelier transartístico más imaginativo que se pueda concebir. Gracias a esta foto compartida (o estampa cuasi religiosa), me fue obsequiado un poema que me escribe amorosamente.
La Piedad excede los géneros artísticos. Las artes visuales son su fuente inmediata y primigenia en virtud de la primacía de la Poesía en su proceso de creación. Por ejemplo, la Piedad de Bernini cincelada en la dura piedra del dolor con que se recrea a María teniendo el cadáver de su hijo Jesús en su regazo, convive con el Éxtasis de Santa Teresa en comunión mística y triunfal con Dios.
La Piedad de Miguel Ángel nos revela a una María serena, resignada y rejuvenecida que pese al impacto doloroso del momento, sabe que Jesús ha de resucitar en breve para cambiar de raíz la historia de la humanidad.
Oswaldo Guayasamin, desde nuestra América, recrea la piedad como si se retratara la muerte de un guerrillero, pues el rojo militante convive con el luctuoso negro. Tal cual como la bandera y el pañuelo de Sandino. María y dos acompañantes son plañideras auténticas, dolorosas y víctimas del gobierno de los terratenientes. Caravaggio en La deposición de la cruz, transmite a los espectadores el peso insoportable fisico y metafórico del Hijo de una María apesadumbrada y rota. Van Gogh en amarillo aceitoso y el Greco en la delgadez de las figuras que buscan el cielo, presentan a madre e hijo en posición verticalizada que hala el peso corporal hacia abajo y hacia arriba respectivamente.
Pero piedad también es el amamantamiento del niño predestinado a la cruz. La Madonna Litta de Da Vinci exhibe al lactante distraído que luego apurara el cáliz de la tortura y el ajusticiamiento sumario, al que corresponde el rostro de la madre idealizado entre el goce, la entrega y el presentimiento del dolor por venir.
Este ensayo estético y religioso (en tanto fe compulsiva por la vida), se desparrama en un afán amoroso por las mujeres que he amado y las que amo aquí y ahora. De allí su intención e intensidad autobiográfica.
Cómo pintar y esculpir en la Palabra, la mía en comunidad con Dios el liberador, mi concepción de la Piedad? El centro de la obra, sin duda, las mujeres decisivas en el giro de mi vida estos dos años recientes. Necesitaría un mural para pintarlas, un proyecto escultórico gigantesco para esculpirlas, y un diseño multimedia tipo gran instalación o ready made que las hermane y relacione en el más reticular de los vínculos.
He aquí algunas de las muy queridas habitantes notables de mi República de las mujeres, utópica pero concreta, que evidencie el Amor que la gobierne a contracorriente del despropósito del mundo hoy.
Mi esposa fallecida Yudi con la que construí en un cuarto de siglo esta casa que edifico en la escritura. Mis sobrinas Angélica, Dayana y Yorbelis, quienes junto a mi cuñada BETTY, me respaldan desde sus mundos preciosos aquí y allá.
Mi comadre Mayolis, hermana menor que ha cuidado bien de mí desde la cocina o, mejor todavía, el fogón de su muy gustosa solidaridad.
A Myriam Oliveros y su hija Natasha, mamá a su vez de Eva Amelie, quienes desde el mar de México se integran a esta genealogía femenina que me nutre de sus afectos, en este caso de tres con la brisa que me trae el aroma oceánico reconfortante.
A la poeta Marichina, toda mar, ternura, madre y amistad significativa, quien me ha respaldado como escritor y persona digna del amor de lo más paradisíaco del mundo, esto es la poesía del Decir la vida con agradecimiento y oído muy atento. A esa lectura generosa y poética de mí, le debo el relanzamiento de este blog.
A la poeta María Alejandra y su morocha bailadora increíble de tango María Daniela Rendón, madres militantes en el amor y el compromiso por un mundo mejor y posible en comunidad con el Otro.
A Maigualida Kirchner y mi querida Carmen Ruiz Barrionuevo, proveedoras de su palabra dulce, bienes, manjares y bebidas saborizados en empatia sin par, que me sostienen con el poder de un cariño sin igual.
A la poeta Ana Carolina Saavedra, mi hermanita en la poesía, la fe en lo espiritual y la contristación y la alegría mutuas, con quien compartí una casa extraña, simpática y calurosa que alivió mi exilio en Las Acacias. A Tania García, Dinora Carvajal y María con su hija María Daniela, quienes me proporcionaron una navidad con sonido festivo de guitarra, trova y cencerro.
A mis amigas de oficio como la más vivaz narradora del país en tiempo real, Sol Linares, y mi bien amada poeta y artista pura miel y maná, Ximena Benitez.
A estas estrellas que se incorporan con entusiasmo a mi República femenil imprescindible: la cantautora Mary Vargas, la sensual joyera y artesana Claudia Padrón, la reconocida cineasta Maruvi Leonett, mi pintora expresionista Penelope Tovar y esa poeta encantadora y seductora del óleo que ama a las aves con frenesí, la muy agraciada Morella Jurado.
A mi muy querida Marialcira Matute, la librera mediática más pródiga en cálidos abrazos y pertinentes amapuches a propósito de los libros, esos objetos de innegable y lírica belleza.
A Ania Alvarado, mi muy hermosa cuñada de corazón y madre de tres de mis sobrinos políticos bermejos.
A Laura Antillano, nuestra estimada polígrafa que siempre honra esta República mía de mujeres invaluables sólo tasadas por este Amor Loco.
Qué decir de las compañeras de trabajo mediático que me trataron con cortesía y tan enternecedora deferencia, Ayxel Perez y Orimar Meneses, qué par de hermosas madres que elevan a sus hijos al cielo de Valencia de San Desiderio.
También cuento en este censo a Roxy, la guapa y vital mamá del muy avispado Sebastian.
A mi nueva amiga, recién descubierta con la mirada más atenta y propensa al afecto, Patricia Romero. Compartimos la fe en Cristo Jesús desde iglesias distintas, pero sin la banalización del modo de vida auténtico y válido de la religión viva.
En otra entrada de este blog majadero y zalamero con amor loco por ellas, seguiremos el censo de esta mi república femenil tan entrañable.
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