No les parece Carmenza de lo más guapa?
Carmen Armas es una grandiosa amiga que nos gusta mucho. Tenía tiempo sin verla. Me la imaginaba paseando por los pasillos del Museo del Prado o por los del MOMA en Nueva York, luego de visitar al artista y camarada Javier Tellez. Pero, por fortuna, regresó a las andadas en su Valencia, la de Pocaterra y sus caricaturas agridulces, Enrique Bernardo Nuñez (a quien Caracas se lo quedó como cronista eterno), Michelena el retratista romántico y el negro Diaz Sánchez arrebatado por los valencianos a los porteños. Carmen no sólo es la mejor y más simpática odontóloga de la ciudad (se la imaginan compartiendo consultorio con el dentista pistolero Doc Holliday en Tombstone?, sería la tiradentes regente), sino una ráfaga de ventisca pícara y juguetona que le entorpecería la faena, volandole el capote y la muleta, a los toreros extranjeros en la Plaza de la Monumental. Esta flaca que le mete al arte bidimensional y al no objetual, posee el vibrato bullente de un enjambre de abejas bochincheras que convierten su panal en destilería mexicana o larense. Incluso nos alegra sacudiendo la tarde con su parlanchina conversa, asimilable a un orfeón de paraulatas en el monte. Su dulzor y ternura picanticos provienen de la cosecha del mejor aji de Venezuela. Hoy, 6 de enero del año para nada jubilar de la Pandemia 2020-21, junto a su compinche Daniel Sarmiento, escamoteó par de camellos a gas, usurpando el régimen de los Reyes Magos quienes quedaron a pie vía Canoabo. Ella se justifica argumentando que el Tirano Aguirre les dará la cola más tarde con el resto de los marañones y sus fuegos fatuos que espantan en el occidente de Carabobo. Pues la Carmen, ataviada de ángel campesina del México de Villa y Zapata, y el Daniel atravesaron Valencia de Norte a Sur para traerme mis regalos, el oro del Alto Perú alimentario, el incienso y la mirra de la Naguanagua del Psiquiátrico con sus fármacos y menjurjes cortesía del Doctor Pedro Tellez y el poeta Luis Alberto Angulo, psiquiatra del Decir del psiquiatra ensayista. Carmen no se peló el camino a mi Cueva de Platón que no excluye a los poetas ni a la poesía, porque Caramba, Caramba! la masa no está pa bollo en la decadencia de este imperio de muy pobre y mezquino mundo. Porsia, Laura Antillano, Myriam Oliveros y el propio Luis Alberto proveyeron apoyo logístico desde sus satélites desconocidos por el resto de la humanidad, pero operativos y útiles a la hora de hacerme llegar mi regalo del día de reyes. Propongo levantar un monolito en la Plaza Mayor para encaramar una estatua de Carmen Armas que acompañe a la de Bolívar, muy solito y algo tristón hoy. Ambos importunaran la mezquindad de tirios y troyanos que no aman a la Matria, con sus comentarios de comedia de Moliere y las carcajadas que al punto mejorarán cada día hasta que esta crisis acabe y pase el temblor.
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