sábado, 1 de mayo de 2021

Naturaleza viva de Beatriz Rondon

 


Esta cuarentena que parece castillo asediado por la peste y la muerte, nos ha permitido conocer a poetas muy interesantes, sobre todo mujeres, como Marhisela Ron León, Beatriz Alicia García Naranjo, Marichina García Herrero, Mariela Cordero, Raquel Unibe Santeliz, Norys Saavedra, Beatriz Rondón. Esta última poeta nos regaló con gran humildad una linda plaquette de diez poemas, titulada "Naturaleza", la cual nos tocó con profunda simpatía. Suponemos que es su primer libro de poesía. Nos parece un magnífico inicio que denota la personalidad de su autora. Poesía breve, enigmática pero no críptica, que centra textos de verso libre desprovistos de signos de puntuación. La musicalidad melancólica empero vitalista del discurso poético, nos suena en el corazón y la piel con el blues surgido en los campos de algodón de Georgia, sí, el que se mueve en las guitarras de B.B. King y Eric Clapton, amén del piano y las gafas oscuras de Ray Charles. Asimismo en ese poema de protesta dolorosa que es " Strange fruit" en la voz de Billie Holiday. 

Esta Plaquette se detiene a mirar el jardín que se resguarda en el solar de la casa colonial de Barquisimeto o Carora. Jardín interiorizado, por supuesto, en el afán mestizo y aborigen de velar que prenda con vida y verdor una mata e hija nuevas. Cuando la poeta centra los poemas y no los alinea por la izquierda, que es lo tradicional, no procura una ornamentación gratuita ni esteticista. Se refiere a una concepción dialógica y creativa de la poesía: la asimetría de Pacha Mama o Madre Gea se asimila a la aparente simetría de la disposición de los versos breves y desnudos. Los frutos no penderán del árbol, sino son escupidos por la tierra después de la vaguada y de la tala y la quema. La lectura ecologista no se queda allí, sino que se desprende una voluntad renovadora de la paisajística física, imaginativa, esencialista y existencial. 

"Cuando vuele este pájaro" apela a un Bestiario interior, en el que el ave vuela separándose de la bandada como acto de reafirmación ontológica. Es "Pichón de mis entrañas" en educación de vuelo vital y aventurero. "Patio sin árbol", " Cueva de gusanos destejiendo lo propio que no es", nos remite a un proceso de renovación de la tierra y la vida. La Resurrección no es portento que aturda la conciencia en vano, sino bullir de hormigas, gusanos y micro organismos que convierten la putrefacción en vida que insurge en condiciones extremas.  "Límite y custodia", propone que la memoria no es ancla sino mecanismo percutor que sacude el inmovilismo depresivo y tanático.  " Reciclaje" se nos antoja la revisita del mito del ave fénix o cisne dariano que muere para resurgir renovado de las astillas óseas: "Respira el desierto incinerado / reciclado en cada pulmón". " Raíces incrustadas" propone una sutil ars poética personal, de cadencia blues en torno a la dureza profética y contemplativa del poema: "En el ala de cada palabra / se cuelgan los frutos secos / caen / para conjugar / verbos de raíces incrustadas / en la sombra de los hombres". 

En " Rostros" tenemos ars retratística del prójimo que completa nuestro propio autorretrato. Pintarnos a nos implica contristarnos y solidarizarnos en los pliegues sufridos del otro en exilio que es transición al renacimiento, como Cristo le recomendó a Nicodemo. "Tierra en el exilio / florecerá la raíz / riego con cada gota de sangre derramada / la semilla". " Silbidos de silencio" muta en ars poética que parte del blanco de la página, de lo que esconde su albura de algodón, el Decir dice mucho en los silencios del poema: "silbido hipnótico / este silencio / que se hace presente". Se ratifica el motivo muy de la poeta del Jardín o Solar minimalista del que saldrá la Selva majestuosa de Wilfredo Lam, ello en el bullir fabuloso de hormigas mostrado al inicio del film Blue Velvet de David Linch. " Hoja" parte de sus nervaduras verso a verso para abrir el compás de la mirada en los recovecos de la jungla tropical y amazónica. "Memorias" se nos muestra desde el éter de los fantasmas que van de Rulfo a nuestro Alfredo Armas Alfonzo y que suben y bajan por el osario de Dios: "mastico los huesos / de los muertos olvidados". Y finalmente, " Acento de pájaros" se hace metáfora ofidia que se muerde la cola en el convivio esencial entre la vida y la muerte en el vuelo y el aterrizaje definitivo que consolida la terredad ansiada por la voz poética.

Esta Plaquette de Beatríz Rondón me revivió en la memoria a mamá Augusta, quien en sus días libres regresaba a la casa de Caracas, en donde sólo quedaba su jardín colgante y a ras de piso, para conversar con las matas regadas por ella y con papá José que la miraba desde la sala en donde veía televisión y fue velado el año 72, luego de su asesinato. Gracias, poeta del Alma linda.


1 comentario:

  1. Muy buena plaquette sobre Beatriz, a quien admiro mucho, lástima que se fue...

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