Retrato panóptico de Marhisela
El poeta Homero recobró la vista
En esta cueva umbrosa de Platón,
Cuando de Marhisela le di la pista
De su rostro lírico de playón.
Le dije que es óvalo de ensueño
Y sol de dentadura muy perfecta
Que abre la bruma y no tiene dueño,
Ola impetuosa de luz dilecta.
La frente, amplia y despejada, compendio
De paisajes fabulosos. Y el busto?
El pelo, salto de agua e incendio,
Fogata en la mar... Y el pecho augusto?
Son dos planetas en carnal dispendio
De magma dulce, maná que da gusto.
(Ya los vide, ya los vide, abrevé de ese par fecundo con un millón de ojos que laminan mi lengua incestuosa de crío, respondió Homero).
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