sábado, 29 de enero de 2022

La Noche demasiado larga



La Noche demasiado larga

José Carlos De Nóbrega


Los aztecas eran los hombres más poderosos del continente

Hasta que los centauros plateados de Cortés los desilusionaron

Con su abyecta compulsión aurífera, rapaz y terrófaga.

Por fortuna, los mayas simplemente se volatilizaron.


No se sabe a ciencia cierta por qué Bolívar 

Admiraba a Napoleón Bonaparte en secreto,

Rey y Contrarrevolución, pues el muy corso

Odiaba al hombre contraviniendo a Rousseau.


Job encarnó el sufrimiento como ninguno

Para encarar a Dios que lo había puesto a prueba

En una partida de barajas con el Diablo.


Bolívar y Bonaparte se ahogaron en la sed de Gloria,

México aún sublima su amargura el Día de los Muertos en chocolate

Y Job depone su reclamo con inconcebible final feliz de su historia.


2

El devenir del Hombre es círculo vicioso,

Ramplonería discursiva y Desencanto consistente.

Los perseguidos aprenden a ser perseguidores:

Bastó la Shoah para apuntalar la Nakba,


El Estado teocrático de Israel, en ausencia de Yaveh,

Apareja su desquite en Gaza, el campo de concentración

Más grande del mundo llovido a fuego y azufre.

No valen Camp David ni la Intifada, mucho menos los profetas bíblicos.


El cambio es vana ensoñación a merced de traidores,

Intenciones inconfesables y crímenes de lesa humanidad

Que nunca cesan: Y el alivio del Juicio Final?


A ilusionarse, ah, pobres de solemnidad inconsultos

En insomnio, alección a solas y caminata en casa a ningún lugar,

Pues la noche demasiado larga antecede al Alba de lo más impuntual.

3

Por ello te pido Perdón, Padre y Dios trino liberador,

Así como también al Prójimo que me ama y desprecia

En mi Amor contranatura en pos de retribución.

Ni Cristo ni San Pablo predicaron esta praxis mía tan mezquina.


Soy tan arrogante como los aztecas y Hernán Cortés,

Del mismo modo que Job, Bolívar y Bonaparte,

También Nación soberbia y chica que te usurpa

En depredando e invadiendo terredad del Otro.


Líbrame Dios mío de este malestar inducido

Por el mundo y por mí mismo que me reseca

En vanidad ilusoria y despropósito en Sol de los ciegos.


En esta noche demasiado larga y lóbrega

Empero te agradezco a Ti y a mi círculo de afectos

Haber entendido al fin la culpa punzante de Abelardo Cuadra que lo restituyó tu Hijo pródigo.

jueves, 27 de enero de 2022

La escalera de Jacob segun el poeta Jose Pulido (2B)


Foto de Nelson Garrido

La Escalera de Jacob según el Poeta José Pulido (2B)

Apuntes en 5 días hábiles:
Espacios del Adiós y otros poemas. Antología (Editorial Ítaca, 2020)
José Carlos De Nóbrega

Proseguimos con esta selección de Milagros Mata Gil en torno a la poesía de José Pulido.

Bueno Sí: La Maravilla, edifica una Oda a la Palabra que hace, destruye y recompone al mundo. El tríptico es fundación, "El amor es la gran posesión que el lenguaje enfatiza / pero le exigimos una maravilla que no podemos definir". Luego Auge y entusiasmo, " Haber llegado a esa conclusión y comentarla / no es un milagro del lenguaje?". Y al final decadencia, muerte y redención, "Puedo desconectar de la permanente carne / el espectro del miedo / hasta que diga la verdad" que nos irá haciendo libres.

Lo que mi madre quería, destacado por Mata Gil, nos impacta poema conmovedor que significa vindicación y fervor vivaz por la fecundidad de la Mujer. Se trata de cristianismo primitivo y mariano que se quedó escondido en las catacumbas. "Ella sólo hace cosas por los demás".

Los Espacios del Adiós, texto que da título al libro, se realiza crónica elegíaca sobre nuestra madurez y vejez como deudos de amigos yéndose al cielo, el purgatorio, el infierno o la nada de su elección. Esperar el próximo tren en tiempos de la Peste. Evidente escondido, desmenuza un tratado de la soledad que sabe contradecirse. El poema es equivalente o sucedáneo de la legión de almas, tal como sostiene y pugna Pereira el viudo de la magnífica novela de Tabbucchi: " y entonces descubren ay cariño! que la soledad es un órgano / un músculo con venas, una coraza, un nervio, un armatoste vivo".

El poeta, más que Ars poética, propina derrota en desquite a la República perfecta de Platón, conocedor de las vilezas del hombre, asimismo a la mezquindad que empujó a la muerte a Sócrates, filósofo y poeta de la impostura, e incluso a la ambición del todo traducida a la nada. "Ha ido a los lugares periféricos que mantenía descritos como la dirección de habitación de Dios?"

Ese libro de adentro, se forja diálogo perpetuo con el Otro que facilta la conversa consigo mismo. Consagración bifocal al que lee y a la escritura propia y ajena. Corazón delator encriptándose a diario en la inmediatez del Decir.

Sala de espera, "Como la poesía no es una enfermedad es mejor sentirla que estudiarla", juega al anti-oráculo. Espacio paradójico, placentero e irreverente como el Purgatorio. Poema en prosa cual parlamento caza bobos de Sartre o Beckett. Se dirige al poema y al punto a la poesía para evadir y parodiar el desconsuelo del narratario. " Se van, se van, el amor es una sala de espera, el olvido es un gran tesoro lleno hasta los bordes".

Lo fácil es más difícil, sugiere trizando el sentido común, que la cotidianidad, en realidad aparte, va a la par del misterio de la vida. Silvia Plath fue poeta apasionada y atribulada, desde atender sus asuntos domésticos hasta darse fin a sí en su propia pira funeraria.

Y ahora vamos cerrando nuestros comentarios con el segundo panel de la antología, De amores será. Aquí entre Nos, abre con un texto entre los arrebatos impetuosos del amor erótico y la comunidad matrimonial cotidiana: "las islas del pensar visito en nuestro cuarto / el cuarto es un océano / donde algo de Jonás se está moviendo", metáfora bíblica que remite al agotamiento y el renacimiento del amor insondable.

Óptica de pecho abierto, en la inasibilidad de la bienaventuranza, nos presenta a Byron y la Beatriz del Dante en un duelo erótico y existencial en la Casa que ambos persisten en sostener Dios, apropiación del Otro, canibalismo y misterio mediantes en fundido encadenado y contingente. 

El Extracto evidencia el puente colgante y balbuceante entre la terredad sagrada y la interpretación del mundo en tanto libro de la vida tan manoseado empero poco comprendido.

Nuestra poeta en una estrecha tarde, pinta otra elegía enternecida y lánguida en el acto de la Palabra dura que es ésta.  Ello de parte del aprendiz de la poeta Miyó Vestrini, transfigurada en versos de afilado expresionismo por demás inolvidables, amén del humo de su cigarrillo. 

Segunda tanda noticiosa y Nimiedades filosóficas, en cambio, apelan a géneros escriturales disímiles del poema como la nota periodística y el ensayo, para que la Poesía se descojone embelleciendo el desencanto que acogota cuerpo morboso y pensamiento en extravío incesante.

miércoles, 26 de enero de 2022

Doña Gea y el Eden exiliado

 


Doña Gea y el Edén exiliado
José Carlos De Nóbrega

A Marichina García Herrero

Mi muy señora poeta ha escrito un gran poema
Que combate reivindicando la belleza de las cosas
Invisibles a la villanía de hombres mal empoderados.
Dios exilió no sólo a Adán y Eva sino también al Edén saudoso.

Gea sabe que ese Paraíso se halla aquí y ahora
Para recomponerlo Jardín y solaz subvertido
En Amor de ojos selva y matriz cálida de soles y lunas,
Trinitaria pared vegetal que invita a reposarnos

En aguas mansas y amnióticas. Cabellera constelada,
Turgencia de senos, pecas dulces en papilas
Aterciopeladas de su sweater sonrojado.

Soñé que Ella tejía con mis cabellos grasos
Su Jardín de maravillas que nos ata y funde
Un soneto amoroso, obsecado y sólo nuestro.

 2
Mi Gea es hermosura imbatible y creadora.
Sus despistes mueven la censura de gente ciega
Que miran sin ver lo que yo: Su candor y encanto
Afinado, enternecida poesía y avispada crónica

Que me excitan risa sobre bicicleta bautismal
En viaje a campo traviesa sorteando la peste
De humanidad ensimismada en raciocinio avieso.
Don Dinero rechina, pues, sus dientes de morocotas envilecidas.

Ha extraviado sus quevedos de súper mercado
Por lo que no puede leer mi poesía majadera.
Urge cordones viejos para curar sus olvidos.

No importa, mi muy atolondrada y señora poeta,
Tú no me sueltas y Yo a Ti estoy amarrado.
Llevo en los bolsillos tus lentes y las llaves de la Casa que nos habita y suena rumor y cricrido.

 3
Sé mi Gea bien amada y memorial de nuestra sangre
Que deseaste estar conmigo desde el inicio:
La adolescente de 16 esperando a su novio de 23
Con tremor de manos pequeñas abriéndose
Paso en la retícula de tus largos cabellos

Que vestían tus pechos de durazno compacto
Y la paisajística de tu espalda aromada y tersa.
Todo Soto no podría superarte penetrable lluvia
Que calma y enciende mi valle caraqueño alucinado.

Sé que hoy compartimos afán y achaques de poetas:
La carne afloja musculatura, se atenúa la motricidad
Y la dentadura deja espacios en blanco en poemático templo que somos.

Empero, tu mamá pelirroja te busca y también Marian muy vivas,
Pues saben que nos hicimos secuestro express
Amándonos en desnudez renovada de nuestra Casa dorada donde nadie nos ve e importuna.

La escalera de Jacob segun el poeta Jose Pulido (2A)


 La Escalera de Jacob según José Pulido (2A)
Apuntes en 5 días hábiles:
Espacios del Adiós y otros poemas (2020)
José Carlos De Nóbrega

Espacios del Adiós y otros poemas. Antología (Editorial Ítaca, 2020) de José Pulido con prólogo y selección de Milagros Mata Gil, es un libro muy bien estructurado que nos revela las líneas discursivas de la poesía de su autor. La antología como tal cumple con su cometido en la delimitación y presentación de este importante polígrafo venezolano. De un universo de cien poemas, la antologista escogió treinta muestras muy ilustrativas del poeta Pulido. En el prólogo, la ensayista de raza Milagros Mata Gil, desarrolla una aproximación muy pertinente. Refiere el alma transgenérica de un escritor que vincula en un diálogo natural el verso con la prosa, esto es la conversa no exenta de afinidades y cofrontaciones entre el poema, el Dios, y la prosa, el Diablo de la Poesía como si se recreara el libro de Job. Ello en el contexto de la misma propuesta antológica dupla. Los espacios del adiós, capítulo ligado a la cotidianidad considerada poéticamente, y luego De amores será, referido a la poesía amorosa consanguínea, de pareja y de encuentros furtivos causales. Mientras la lectora atenta se afinca en su afán hermenéutico, tempo dialógico como velocidad en que debe interpretarse la obra de arte, este reseñista compulsivo se mueve en una hermenéutica también, sólo que de giro teológico en la liberación.

En el primer panel, Los Espacios del Adiós, observamos un oratorio y confesionario a la manera jesuita, ello en una indagación ecléctica de la cotidianidad. Nos llama la atención que los primeros versos en este apartado y el que le sigue, estén en cursivas. Por lo que nos dio la impresión de un aforismo que el corpus poético comenta a la manera del maravilloso conceptismo de Baltasar Gracián. Si esto no es deliberado de parte del poeta y su aliada que lo antologa y lo edita con cuidadoso afecto, suponemos un milagro del discurso poético. El primer poema,  Oraciones, parece apuntalar nuestro capricho argumentativo: La oración en la reiteración católica y catequista, implica un diálogo significativo con Dios trino liberador, el panteísmo, el escepticismo y el hombre fortalecido en su precariedad. "Gracias Señor por dejarnos la intensidad del recuerdo / al arrancarnos cada paraíso". El uno y el otro, complementa en un mismo tono el texto de arranque, Ars poética mística sin levitación ni accesis barroca.

Para que después no te quejes, esboza una Teología liberadora e informalista sobre el Destino que ni es manifiesto de imperio, ni claudicación conformista con las voces autorizadas en la usurpación de un Dios silencioso y equívoco. Ello por vía de un teorema religioso impostado en su construcción y desalojo del ímpetu coral y vitalista del alma y la psique.

No estamos alegando que Pulido sea un papista de nuevo cuño jesuítico, sino un militante comprometido de la poesía exento de dogmas religiosos e ideológicos. Los soldados afuera, resulta Bestiario extraño, inquietante y ejercicio de metáforas comparadas. Se humanizan a las bestias para denotar la incredulidad ante los hombres y la Historia tan desencaminados en lectura dupla. La poesía es militancia en inteligencia mística desmitologizada, pues no cae en la confortabilidad del panfleto ideologizado ni resentido. Los dinosaurios de Monterroso y Charly García persisten insomnes en nuestras ensoñaciones.

Madera es mixtura entre el bestiario entomológico a lo Buñuel y un fado de maderamen y saudade marina que atraca en un puerto viejo y desolado. Las termitas se roen a sí mismas fecundando a una garota o rapariga gustosa e impúdica. "Por ejemplo, aquel rostro plácido y sonrosado / partió en feliz galope por todo el campo del morir?"

La esencia de la espina, "Creo en el fantasma de la realidad / creo que la realidad fallece a cada rato y nos espanta / cotidianamente", supone angelogía que iguala y complementa a ángeles y demonios, ello en el corazón atribulado del Doctor Jekill quien no pudo escindirse de Míster Hyde. La Espina incentiva el Dolor como catarsis del alma hecha coro anárquico. Mientras la Espita involucra la expulsión del agua bullente en caudal que nos ahoga.

De carreteras legendarias, tenemos poema objeto transubstanciado en postal fotográfica comentada, simpática y abierta. Parece una puesta en escena de vodevil, quizás un ready made en tiempos de Pandemia que dice teología y ontología micros aliñadas con humor picante. " Homero como panela de San Joaquín es descenso / Y Ulises pasaba al lado de la isla / sin intención de llevarle a Penélope / un dulce de leche, unas catalinas, un detalle" en el sueño de Petra con libro abierto.

Otro de nuestros poemas preferidos, Aquí entre nos, revisando esferas, arranca con un precioso aforismo, "Dios es como un niño infinito que todo lo desarma y todo lo acongoja". El corpus o comento poético se hace epístola inconforme a la Ira de Dios en favor de sus pobres criaturas sufrientes. Se trata de Job disconforme, sí, como su propio libro, pero concebido diplomático habilidoso como mercader judío en despliegue del regateo, " No deberías destruir la existencia / porque ya la abundancia del mal lo está haciendo ".

martes, 25 de enero de 2022

La escalera de Jacob segun el poeta Jose Pulido (1)

 


La escalera de Jacob según el poeta José Pulido (1)

Apuntes en 5 jornadas hábiles:
Heridas espaciales y mermeladas caseras (2019)

Dadas las coordenadas planteadas en el titulo y los subtítulos, conversaremos en torno a un panorama de la obra poética de José Pulido (Villa de Cura, 1945), a quien conocí en las páginas del diario El Nacional, después en persona en una edición de Filven en Caracas, luego como novelista y, ahora, en Pandemia como poeta. Él es un polígrafo muy peculiar que me simpatiza muchísimo. Ah, claro, tenemos un amigo en común en la ciudad dorada de Salamanca: el poeta amazónico Alfredo Pérez Alencart, quien nos publicó en dos espacios cálidos tan suyos en ínter. 

Empezamos con el poemario Heridas espaciales y mermeladas caseras (Barralibros.editores, 2019). Como sucede con algunos polígrafos, el poemario se asocia con la prosa narrativa del autor. Respira el aire de la crónica y cierta filosofía asistemática convocados por el afán poético multiforme. Nada se salva de lo elemental, se nos antoja una Cosmogonía en la cotidianidad que hala al presente continuo y presentido más allá de lo sensorial. En el poema breve al pie del poema, recurrencia incesante a lo largo del conjunto, el poeta es testigo del diálogo o entrevista imaginaria entre Shakespeare y Kafka: el texto es grafitti en la pared verde mohoso de un castillo y un teatro de pasadizos intrincados. 

Kafka multiplicado, nos lo rescata al igual que Max Brod con sus escritos inéditos a la fecha y, por supuesto, esa apología maravillosa de Elias Canetti que vincula El Proceso con el epistolario amoroso y equívoco entre Kafka y Felice Bauer: "Franz Kafka trataba de volar con alas atrofiadas / nunca hubo alas más preciosas para los cielos apagados". Cuentos intemporales imposta al rey Arturo en el Camelot revisitado desde la desilusión ideológica y estética. El poema incorpora palabras para nada altisonantes como chancletas, samplegario o mojiganga. Se desmantela y desmitifica el relato épico con un cuento de hadas cachondo, ello en el espíritu de una teología de la liberación: " Todos buscaban el Santo Grial / no puedes imaginar de qué manera lo buscaban / y jamás sospecharon que Jesús constituía el Santo Grial". No es, como se puede (mal) pensar, un artificioso ejercicio de literatura referencial. La referencia, además de pulsión en amorío lector, conduce a las tensiones de la existencia en la polifonía de la voz poética. Lo emocional va con y a contracorriente de la propuesta conceptual como tal. Se estructura un poema objeto duplo, tipo Joan Bossa o Marcel Duchamp, para hermanar lo confesional con lo teológico liberador (piénsese en Leonardo Boff y en el protestante Dietrich Bonhoeffer).

Para la hora de rehacer, tenemos un llamado a reconfigurar la casa que somos para sacudir el entorno exterior: "No importa en qué consiste / hazlo barro, hazlo viga / hasta que rehagas el íntimo país". Algo así como esos edificios misteriosos dibujados por Piranesi, eso sí, en ejercicio espiritual jesuita y barroco. Entretenimientos por así decirlo, significa valerse de un momento de hastío turístico para pensar en Dios y en sí mismo como escritura frágil e insegura, " le echaré la culpa por haber estado arando en el papel toda la vida? " Al pie descansa el poema breve donde la legión de demonios hecha manada de cerdos, se restriega de las piernas de Cristo sorteando el miedo a su poder airado. El día como vestimenta, es desnudarse problemática de una y otra vida en el marco de la política de mercadeo de ultratumba o, mejor, en conociéndose con Tolstoi cielo e infierno que se atan en la Tierra.

La vagancia de estar soñando, homenaje a Wislava Szymborska que se hace ars poética encarnada propia entre el sufrimiento y el orgasmo o rotunda muerte gozosa. Referencias normales es de mis poemas favoritos del libro, "No quiero tener referencias gloriosas / sólo las sencillas comprensibles / las que me salvaron en primera instancia de la desolación". Aroma la familia y el paisaje de la Arcadia mentada Villa de Cura. Se perfila con inmediatez y dignidad la biografía propia de la voz. Le sigue Perfil de un antiguo lugar, vinculación poética del término Intrahistoria del maestro Unamuno con la reconfiguración de un lugar posible. Todo un acto hiperbólico de creación.

Somos es texto que exalta sin romanticismo el Verbo, sí, en alusión al inicio del evangelio poemático de Juan, " y mientras hace su insigne laborar / la vida engendra el habla que lo expresa / y ese lenguaje no perece / ni se pudre ni envejece". Abrazar es poema breve hecho árbol de fronda generosa y utópica, savia y tablas donde pese a las astillas se sienta la vejez. Por lo que la miniatura al pie canta el embarazo en la voz de un angel invisible: "es que no es evidente la savia que me nutre?" Esos amigos de uno, constituye una elegía muy sentida y dolorosa a Manuel Caballero, pues si bien se sabe que no se puede morir la muerte del otro, los espasmos son pánico atávico y muy personal. 

Letreros en la pared tapizan la cueva de Platón, la suya y la mía: optamos por la sugerencia afectiva en el buen vivir para morir con placidez, lo cual nos retrotrae el ensayo magnífico de Montaigne quien alternó la lectura de los clásicos con las enseñanzas del campesinado y la paisajística bucólica. Oigamos una del poeta lector y viajero: "Conéctate con Job. No te despegues de Job sin entenderlo". El poema al pie  nos habla de María como fluencia de Jesucristo ignorada por misoginia farisaica, pero de una realidad intuida e inobjetable. Lo de adentro y todo ese asunto, vindica la memoria al final del día bajo el amparo de la soledad que suena en el piano de Duke Ellington: " Todo eso que un día nos servirá / para que la muerte sea un borrón milagroso como el nacimiento ". El texto que descansa a los pies pinta la Semana Santa como un fauvista o un Bárbaro Rivas, la virgen Dolorosa cambimbeando en la procesión es mujer en la completación de su proceso de liberación, la Piedad esculpida por Bernini y Miguel Ángel supone el dolor que precede al Domingo de Resurrección.

Educación nos presenta una micro biografía de Aristóteles ingeniosa y no exenta de un sentido irónico del humor. En el rodapié se juega con la bisexualidad del poeta Shakespeare, " En fin: todos amamos a Shakespeare de distintas maneras ". No entenderás la esencia te hala las orejas y las patillas, pues nos alecciona y advierte que el milagro de la vida se realiza en y es el habla, " lo más cercano a las hormonas de Dios es la lengua ". Ellas dos, que jamás se vieron desarrolla una biografía paralela conmovedora, se sincronizan en el acto poético de ser mujer Virginia Wolff y Christina Georgina Rossetti: " El ángel Christina y el ángel Virginia vuelan por ahí / tropezando conciencias cual moscas anhelantes / que buscan estas carnes recalentadas en verano ". 

De tiempo en tiempo... Si me dices la hora, astilla tiempo y espacio en una enumeración deliciosa: Carpe Diem, vejez, el binomio bilingüe nostalgia / saudade y oralidad entre cruda y dulce que te pillan entre primera y segunda conversando a ras de la hierba del parque y el camposanto con los caracoles al sol. El caso de Jesús, transfiguración crística en poesía, nos expone en la cruz que " el vapor humano de la culpa" no se vale, puesto que es hedor impuesto que soportamos bajo el poder fáctico que usurpa a Dios entre la Shoah y la Nakba. Salva la poesía elemental de la vida: "He ahí mi propia misa para el poeta más popular: / han pasado veinte siglos / y millones de personas siguen recitando el Padrenuestro".

Mermelada casera me hermana con el poeta José Pulido en lo que nos diferencia y complementa en la vida y la escritura. La evocación de la Casa con el olor y el gusto en Eros gástrico. La mermelada casera es rito y sustancia iniciáticos como el peyote aliado de Don Juan o, también, las lentejas guisadas de mamá Augusta por las que vendí la primogenitura a mis dos hermanos (el del medio se fue en junio pasado y el menor vive todavía vistiendo y reparando santos de la época colonial). No hay mejor concilio que el diálogo sin mediación del poder que nos reseca. Por eso el poeta y el reseñista se contristan y reocijan entonando esa samba triste e inigualable de Cartola Eu precisome encontrar. Hemos salido bien librados por fortuna.

domingo, 23 de enero de 2022

El Confesionario Egotista de Silvia Buenafuente (y 2)

 

Los poetas Linda López y José Miguel Navas

El Confesionario Egotista de Silvia Buenafuente (y 2)

Reseña a Mamás por Whatsapp de Sol Linares

José Carlos De Nóbrega

"Soy una conjugación de miedos y silencios / que desgastan mis huesos y este espíritu aventurero / que me asalta a cada instante". Linda López: Yo en cinco tiempos.

Silvia Buenafuente trata de refundar sus alrededores como si se tratara del ajuste zigzagueante de un modo de vida religioso. Al casarse tenemos el fetichismo electrodoméstico y de línea blanca revuelto con sus ínfulas culturales, claro está, que exceden afán de figuración y reconocimiento social. Es súper Yo en cuestionamiento incesante. El divorcio conlleva una pelea a dentelladas con el lenguaje propio por consolidar en la banalidad mediática y de las redes sociales. La incomunicación electrónica nos retrotrae a Ionesco, Jarry y Beckett diluidos en la mar artificiosa de la pantalla de cristal líquido. Asimismo la candidez envenenada del Don Camilo de Guareschi. "Google debería llamarse Godgle. Al final es como hablar con God". En este caso, no se trata de colocar los caballos delante de la carreta, sino de montarlos pasajeros tirados por la confederación de Almas que agobia a la protagonista. Al igual que Silvia, algunos nos hemos encontrado y extraviado en el Laberinto de Whatsapp. Desde un sonetista compulsivo que perdió a su Beatriz reencontrando a Gea para mayor gloria de Dios trino liberador, hasta una poeta Linda del verde Yaracuy que arrulla a sus hijos con el Gloria al Bravo Pueblo y Asturias, el poema de Pedro Garfias, tal como se lo cantaba su papá carnicero. Más allá de ubicarse Silvia Buenafuente en la Generación Millenial que boga su desconcierto amoroso entre gifs, stickers, memes y emoticones, su terquedad narrativa recrea la metáfora esencial de la Torre de Babel de guisa irónica y descreída: " Mi Whatsapp es una vulgar conserjería. Cada chat es un nivel de un edificio donde viven las personas que amo y desprecio". O también se asimila al Arca de Noé que vuelve a estrellarse en el monte Ararat: María Migaja la transexual, Sujin Contramaestre la atractiva mujer rapada y amazona, Lorenzo Casal el poeta gay tarotista, el novio José mulato con quien no puede vincularse, Fanny la sinófoba o el funcionariado del Departamento de Planificación donde sobrevive a duras penas nuestra poeta ingeniero. 

Hay ecos de María Calcaño, cuando en Mamás por Whatsapp se desatan la lengua y corporeidad eróticas encendidas y luego se edifica poética de maternidad dulce entre espinas. El hastío del siglo XXI, acentuado con la Pandemia, la Cuarentena y la Parca vestida para la ocasión, es el marco nutricio y propicio para el aprendizaje definitivo de Silvia como mujer que se refunda Matria y terredad posibles. La Hija es la llave de su redención en Amor liberador que va más allá del bien y del mal. "Creciste. Te temí. Yo volví a ser una niña". El cordón umbilical da paso al acto vitalista y lírico del amamantamiento: " Hueles eso como azahar, como a cosquillas a flores? Eran mis tetas, mi leche sabía a flores blancas del Tibet". Más adelante, el destetamiento constituye un paso libertario y afirmativo que las vincula y repele en un estado de gracia único: "La nena soltó la teta, aburrió la leche. Amé su primera traición hacia la libertad". 

Por supuesto, el resquebrajamiento del núcleo familiar o colmena ebria, va en sincronía con el desahucio de la utopía de la República petrolera con su desarrollismo faraónico y despropósito real, político, socioeconómico y cultural del proyecto país. La inmovilización en el vértigo puertas adentro y afuera no es más que abismo de incomunicación en el mundo fallido de los satisfechos y los parias. El devenir histórico no es tránsito ni transición sino mutación viral Arcadia- Distopía-Incertidumbre. "El Estado, un Cancerbero adicto al crac". No sigamos echándole la culpa a Platón de la marginación de la Poesía y la Imaginación en su República perfecta e idealista. Se trata de la crisis estructural de la civilización misma, focalizada en una Venezuela que de ensoñación piadosa pasó a ser patria pobre acosada desde adentro y desde afuera: "Que forrajeo sobre la crisis venezolana como una abeja que encuentra polen, néctar y dicha (...) La literatura es el perfecto muro de los lamentos". Los capítulos son esbozos divergentes de libros proyectados empero no completados. Balbuceos, emociones encontradas, lloro y traqueteo de la dentadura. La disfuncionalidad familiar emula la del momento histórico. La hipérbole del discurso y el habla apunta a la bipolaridad de la Casa y el País.

La coyuntura se mueve entre el terror, el escepticismo y el candor al que nos mueve la Pandemia Covid-19. El Medioevo, el Apocalipsis en la fase de Armagedón entre tres Imperios, el Bestiario radioactivo de gatos mutantes y camada cachorra hecha polvo por el Parvovirus. Sólo hay una opción para Silvia, luego de tanto fracaso acumulado, toparse con su Hija y las complicaciones subversivas del Amor entre ambas. " Que todo se puede aprender en Youtube, menos a vivir, a coser los puentes rotos (...) Esa noche duermo contigo. Arropo tu desintegración". De manera que el capitulo 248, Instrucciones a mi hija por si muero, se nos antoja colofón abierto y a la vez Poema en Prosa proverbial, humanista y objetual cotidiano con que Silvia y su Hija, carne de su carne, sangre de su sangre, se preserven del Frío insoportable de este mundo en proceso de cambio, bien custodiadas las metamorfosis por la escritura díscola y entusiasta de nuestra Sol Linares.




El Confesionario Egotista de Silvia Buenafuente (1)

 


El Confesionario Egotista de Silvia Buenafuente (1)


José Carlos De Nóbrega

No se cuántos grados de separación aproximan a Joaquín Maria Machado de Assis y a mi bien amada Sol Linares. Sus muy extrañas formas de novelar y contar en libros tan maravillosos y seductores, me llevan a enhebrar un puente que no pocos me tacharán de rebuscado, exagerado y traído por los cabellos en el amor intenso y gustoso que le rindo como lector y amigo a Sol. Cuando leí del mulato Machado El Alienista, llevaba puesta la condición de paciente psiquiátrico en el consultorio lúdico de la Sol en La Silla cruza las Piernas. Media seguramente entre ambos el cinismo de Ambrose Bierce, la agudeza y el ángel de Susan Sontag, el erotismo de Anais Nin e incluso la poética subjetivista y preciosa de Clarice Lispector pintada en presente continuo por de Chirico, amén de ser la mujer de fuego rescatando sus manuscritos. Vean que este reseñista compulsivo argumenta con rigor y claridad desde este enamoramiento solar inquebrantable. La novela más reciente de Sol Linares, Mamás por Whatsapp (LP5 Editora, 2021), se estructura causalmente en capítulos cortos y resbaladizos al igual que Las Memorias de Bras Cubas de Machado de Assis, cada quien y cada cual a por la suya. No en balde, Sontag observa y me apuntala mi impresión cuando al hablar del brasilero como un adelantado a su tiempo, dice respecto a una narradora excéntrica posible: "una mujer con el mismo grado de agudeza mental e independencia emocional sería tenida simplemente por un monstruo". Y existen dos casos de mi preferencia, Clarice y recién Sol.

Sólo una gran narradora egotista latinoamericana como Sol Linares, puede edificar el egotismo entrañable de Silvia Buenafuente en estas cuitas de primer cuarto del siglo XXI. Y lo digo a la luz de mi revisita reciente a egotistas venezolanos como Pocaterra, Rufino Blanco Fombona y Rafael de Nogales Méndez para levantar mi ánimo en solitaria pandemia. Sol lo hizo conmigo sin la Rotunda, ni las aventuras en el Amazonas a tiro limpio contra la satrapía del caucho, mucho menos en el frente turco de la Primera Guerra Mundial. Silvia es heroína en su peripatética búsqueda de autoafirmación en este mundo entre medieval y supra tecnológico. Nos movió y conmovió la oralidad descarnada de la actante y voz protagónicas. Ello a la par y en el desnivel de la franqueza que balbucea su verdad extrema, hasta cuando nos miente mintiéndose a sí misma. Ese tono Stand Up Comedy se hace sátira sobre las gripes o pestes mal curadas de ser mujer. Lo cual trae consigo una épica desmitologizada en la cotidianidad, teniendo como contexto la Pandemia Covid-19 y la revisita de la Guerra Fría de cerveza tibia entre tres. 

El humor es, pues, compasivo y corrosivo al punto. Hace pedazos no sólo las cómodas camisas de fuerza ideológicas y estéticas con que nos pretenden aprisionar los poderes fácticos y equívocos, sino las culpabilidades inducidas por la sociedad ciega y cómplice y, peor todavía post-divorcio de Silvia, por sí y consigo misma. Se despliega impune la Legión de voces de nuestra antiheroína. Esta polifonía de hembra fauvista se realiza en el espíritu transgenérico del discurso. De poema afín a las lamentaciones y giros eróticos y lúbricos, hasta el demonio de la prosa por vía de aforismos, letanías e iluministas confesiones de amor místico y profundo. El canibalismo de las relaciones de poder disfuncional en familia, estalla eucaristía equívoca empero transpirando la pasión que nos sostiene en pie animales ávidos de afecto y resurrección.

No hay cosa que la lengua inquisitiva de Silvia no intente. Se parodia a sí misma en tanto paradoja resistente y agonística. A veces Dada, otras surrealista y Beatnik. Se nos antoja esta maravillosa mujer, más allá del soporte en papel bond o pdf comprimido, una adolescente eterna tratando de completar su proceso de formación o iniciación. La comedia corporal de nuestra protagonista implica su único embarazo, el alumbramiento entre el ruido y la transfiguración en el Otro, la Hija, a su imagen, semejanza y disimilitud. Todo un verdadero acto de creación en el contexto del Apocalipsis que les toca compartir y padecer a ambas. Hay la inevitable transfiguración ficcional de la sagrada familia a contracorriente de las convenciones del entorno reseco: "Con los años, mi hija será un Cristo roto. Tu padre un José emponzoñado. Yo una María apedreada por dentro". Aforismo y profecía que vía divorcio parte la familia bipolarmente. Por desgracia, el psiquiatra resulta ser un fariseo lapidario oculto tras una precaria ciencia. Silvia, negada su condición de madre en la contratransferencia, castra a su opresor de turno regodeándose en el suicidio de esta esquizoide voz autorizada.

miércoles, 12 de enero de 2022

Melanctha el tratado de Amor de Gertrude Stein (y 2)

 


Melanctha el tratado del Amor atípico de Gertrude Stein (y 2)


El segundo magisterio corresponde al médico mulato Jefferson Campbell con quien Melanctha tiene un idilio que ocupa gran parte de la novela. Éste, al inicio, estaba más interesado por Jane que por la protagonista afroamericana de belleza amarilla. Él, dentro de su cultura y su ética, era reformista y a la vez conservador en el contexto histórico social de Estados Unidos en el Alba del siglo XX. Jeff encarna lo apolíneo y Melanctha lo dionisíaco en un diálogo amoroso paradójico. El amorío se enciende durante la enfermedad crónica de "Mis" Herbert, la madre de la protagonista y hasta el momento personalidad suave diluida en un accionar gris y lánguido. Esta pareja de amantes en desarrollo, intiman en las escaleras en conversa de opuestos que se atraen o, mejor todavía, se vinculan en un espacio de la casa tanatorio donde se funden y astillan el tiempo real y el imaginario. La problemática del Amor verdadero va deviniendo en Amor Loco surrealista sugerido, una década antes del movimiento de Bretón, Aragon y Buñuel. Para este Adán mulato, sólo cabían dos tipos de Amor, el familiar y social muy conservador, y el fisiológico en el coito sexual. Mientras que para Eva el Amor era uno solo enclavado en el riesgo lúdico en pos de nuevas y embriagantes emociones. La clave de este vínculo entre tierno y escabroso estriba en que el Hombre halla una maestra empoderada durante su proceso de educación sentimental, ello teniendo Stein como referentes a Flaubert en la literatura y a Cezanne en la pintura.

Se nos antoja este Amor atípico, contingente y paradójico la lucha de Jacob y el Ángel al Alba. Melanctha internaliza el poder seductor y apolíneo de Jeff como fluencia de río del Sur. La repetición anafórica no sólo le imprime a la prosa de cadencia fauvista, sino también la estructura de un discurso apasionado e infantil en base a fijaciones y pulsiones diversas. Jeff es seducido por la ráfaga erótica y lúcida de Melanctha, siendo sacudido su mundo política y existencialmente correcto por la incertidumbre. Él se debate entre el Amor auténtico y desbocado, y el juego demoníaco de una sociópata. He allí la tensión soberbia del drama amoroso. La estructuración de este vínculo es sinfónica: La agonía de "Mis" Herbert, su respiración entrecortada en andante y adagio, se desarrolla paralela al allegro in crescendo del amor entre Jeff y Melanctha. La muerte de la Madre apuntala a este par de amantes de fábula.

Se extravía Jeff en su celopatía y su inseguridad, pues se alternaban dos Melanctha, como la Conchita modosa y su antípoda española licenciosa en el film "Ese obscuro objeto del deseo" de Luis Buñuel. Melanctha se le antoja al doctor una deidad bifronte, la púber tierna y dulce, y la devoradora de hombres por demás vagabunda. Él desoye a la ciencia y a la poesía que ennoblecen a la Humanidad. Hembras y varones son legiones de almas en coral polifónica unas veces armónicas y otras atonales. El peso del deber ser y el prestigio social va minando el Amor que aprendió y obtuvo Jeff de una muy generosa y sufrida Melanctha. La anáfora que es factor musical primordial de la escritura imposta el tiempo cíclico o tiovivo del Amor entre el entusiasmo pasionario y el hastío sazonado de culpabilidad inducida. El suplicio revisitado de Job que se encarna en Jeff constituye la insoportable tensión entre el Amor sin filtros, la honestidad despiadada y el evitar lastimarla a Ella de modo sadomasoquista. La disyunción de los tiempos reales y soñados, imaginados y delirantes, está conjugado en un presente continuo urticante, "Siempre ahora nunca", una construcción adverbial sutil pero contundente.

Para desdicha de la ficción y del afán empático lector, Melanctha es víctima del Amor envilecido en las relaciones disfuncionales de Poder que roen lo macro social y lo micro íntimo: No hay alternativa de liberación posible, sólo Amos cruentos y sumisos sin domingo de resurrección. Tanto Rose, la afroamericana vulgar, honesta y madre sustituta represiva, como el ludópata Jem en su falta de solidaridad, arrojan a nuestra muy triturada protagonista en la calzada y su caudal predatorio de aguas putrefactas. La dependencia emocional compulsiva con la que Ella se hace daño, boicotea la libertad difícil pero posible  y la sumerge en el Hades con que nos aterran los aparatos ideológicos del Estado y también entre nosotros mismos, esclavos asalariados e hipotecados en espíritu.

martes, 11 de enero de 2022

Melanctha el tratado de Amor de Gertrude Stein (1)

 


Melanctha el tratado del Amor atípico de Gertrude Stein (1)

José Carlos De Nóbrega

A sugerencia de una poeta y gran amiga, me vi estimulado a leer Melanctha (1908) de Gertrude Stein (1874-1946). Confieso, dado el contexto de mi lectura en la Pandemia y la reclusión solitaria, que este relato me atrapó y no me soltó salvo algunas puntuales pausas de reflexión literaria y existencial. Al parecer, Stein persiste en ser la diosa tutelar no sólo de la generación perdida de los años veinte del siglo XX en la París de la eclosión vanguardista, sino de una camada de lectores y escritores de la actual generación del XXI que oscila entre la desilusión y la esperanza titubeante de que dejemos de padecer una Guerra Fría entre tres. En el film "Perdidos en París" de Woody Allen, Giles, un escritor de este siglo, cae encantado por los consejos y el tutelaje de una Gertrude Stein interpretada por una estupenda Kathy Bates. 

En el prólogo de la edición de Monte Ávila, 1976, la traductora Julieta Fombona nos dice que la obra es una letanía en cuanto al ritmo del discurso y la creación de atmósferas opresivas empero que el tema es la fluencia del Amor entre los personajes principales: Melanctha, Jane, Jeff, Rose y Jem. El efecto repetitivo que preside el relato, se realiza en clave de blues y jazz con que nos maravilla hoy Billie Holiday. Huele, sabe y se oye una dulce fruta amarga. Se nos antoja una novela de formación que comprende la educación sentimental de Melanctha en el contexto de la discriminación y deconstrucción racial en el Sur de los Estados Unidos, si bien la novela no pretende ser un tratado de sociología, sino una búsqueda entre existencial y mística de la heroína.

Ni las relaciones humanas ni el Amor como fuerza vital, se hallan exentos de los embates de una poética disfuncional del Poder. Hay una dialéctica envilecida y afectiva desde la infancia de Melanctha: Odiar a su padre, James Herbert, para quedarse e identificarse con la fuerza bruta de su negritud. El desamor de ella por sí misma es desarraigo familiar. Pese a la muy frecuente ausencia del Padre, el patriarca o padre padrone ejerce el poder salvaje y absoluto sobre Madre e Hija. El Patriarca es un afroamericano rabioso, amargo e indómito. Es mandinga que somete a su esposa y a Melanctha, sólo que la hija por vía de la lengua y el ingenio va disuadiéndolo en pos de consolidar una personalidad sólida y libertaria.

No obstante el afán experimental narrativo, el Decir es inmediato y elemental en la recreación de situaciones extremas y tenebrosas. La reiteración no sólo se opera a nivel de los nombres, sino de los atributos, ello a la manera del epíteto homérico. Se aborda la complejidad expresiva y de fondo a través de la transparencia y simplicidad aparentes del discurso. Se triza la historia convencional en lo temporal y lo espacial. Preside la contingencia sin buscar redondear una trama perfecta. La fragmentación anecdótica y discursiva tiende al concepto de cinema verité, eso sí, sin la mediación del montaje racional de las secuencias. 

Sin imágenes tremendistas y apasionadas como las de las novelas "Cumbres Borrascosas" de Emily Bronte o "La Historia del Ojo" de Georges Bataille, este texto resulta de un erotismo ejemplar. En el caso de Melanctha, la configuración erótica de la protagonista es proverbial e inquietante: Se trata del ejercicio del poder sexual sobre el Otro, miedo y fascinación, insinuación, coqueteo y represión mediantes. Eros se despliega en la mixtura de la novela de iniciación, el cuento salvaje de hadas en su tono y alocución, la crónica o el testimonial místico, amén de the road story. Por ejemplo, el tren constituye metáfora viva del ímpetu sexual y fálico que conlleva el orgasmo libertario: "Para Melanctha la estación estaba llena de la excitación de los muchos hombres que allí trabajaban, y tal vez de un futuro libre y revoloteante". El tren resopla en el brío del saxo de John Coltrane en la pieza clásica Blue Train.

El hambre de conocimiento de Melanctha excede lo intelectual y se enraiza en lo erótico y lo emocional. La mueve vagar a contracorriente de lo convencional y banal del mundo, ello entre la seducción y la represión que en ocasiones la impelen a huir. Por lo que su educación sentimental es aventura e improvisación en plena marcha. Jane Harden, Jeff Campbell, Rose y Jem Richards han sido, si se quiere, sus mentores o profesores al igual que el filósofo de la Grecia clásica con su discípulo, desde la episteme hasta la intimidad emocional y sexual. Al año del magisterio de Jane, Melanctha se fortaleció superando a su maestra alcanzando el vínculo un cénit decadente para la una y evolutivo para la otra. Medió el alcoholismo de Jane Harden y el endurecimiento interior que la fue debilitando. Se realizó un cambio de roles de poder, sumisión y dependencia. El Amor había dejado de ser dialógico y libertario, para decaer en cínico utilitarismo.

viernes, 7 de enero de 2022

El Ingenio del Cura Brown de Chesterton

 


El Ingenio del Cura Brown de Chesterton

José Carlos De Nóbrega

El Candor del Padre Brown (1911) de G.K. Chesterton (Londres, 1874-Beaconsfield, 1936), en la traducción del mexicano Alfonso Reyes, es una de las novelas policiales más gratas y excepcionales que haya leído. Se dice que la saga del cura detective simpático y rechoncho, son cinco volúmenes de cuentos. No me lo parece así. Es una biografía de un santo de beatificación postergada, pues su perfil detectivesco no lo hace un buen candidato convencional. El Candor del Padre Brown es la primera novela integrada por doce capítulos o casos, como si se tratara de los doce apóstoles que van del joven Juan, el discípulo bien amado, hasta Judas el traidor que fue instrumento imprescindible del Evangelio de Cristo.

El cura Brown fue una personalidad de papel encarnada en el sacerdote católico John O'Connor (1870-1952), quien movió a Chesterton en su conversión al catolicismo en 1922. Se nos antoja, empero, sin demeritar a O'Connor en su fluencia espiritual, que nuestro autor fue perfilando su fe religiosa en el proceso mismo de la ficción. La cosa iría de El Hombre que fue Jueves (1908), hasta por lo menos las dos primeras entregas del Padre Brown, la ya citada de 1911 y La Sabiduría del Padre Brown de 1914. El Arte apostólico literario, incluso, repercutió en la adaptación cinematográfica. Father Brown (1954) trajo consigo la militancia católica de Sir Alec Guiness en la realización del rol protagónico de tan seductor y paradójico personaje.

Este anti-detective dialoga en una fiesta ecuménica y eucarística con el Don Isidro Parodi de la dupla latinoamericana de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. Como se sabe Don Isidro resolvía abstrusos casos policiales estando en cana o la sórdida y mala prisión, ello en la Torre de Hablas del español porteño y argentino. Borges le dedicó a Chesterton un muy lindo ensayo. En Otras Inquisiciones (1952) tenemos Sobre Chesterton. "Cada una de las piezas de la Saga del Padre Brown presenta un misterio, propone explicaciones de tipo demoníaco o mágico y las reemplaza, al fin, con otras que son de este mundo". Excediendo el credo terco del escritor converso, su personaje, sin contradecir su Fe en Dios trino conservador, resulta ser un muy creativo y realista apóstol que sería más quisquilloso que el Vaticano a la hora de investigar alguna santidad poco dudosa. Para ello la metodología positivista nunca está de más.

Más allá del entusiasmo de los católicos y la reprobación de los libre pensadores, este libro inicial del cura Brown nos depara un gran placer lector. Esta Apología sutil del catolicismo, posee diversos registros humorísticos que tocan lo sociológico y lo intelectual. Qué decir de la dupla admirable entre el sacerdote y el delincuente legendario Flambeau. El confesor y consultor espiritual perdona más de una vez al bribón, hasta hacerlo apóstol de la Fe y de las aventuras policiales. Brown, pese a descubrirlo con las manos y el ingenio hamponil en sus andanzas, nunca lo entrega a la policía en un afán que excede el proselitismo y deviene comunidad y hermandad en los afectos en Cristo. Son duelistas y socios en el ingenio que relativizan estéticamente el Bien y el Mal. Se oponen para complementarse en una mutual insólita. La Fe en Cristo no es como la pintan en los menesteres de la inquisición policial. Ya desde el inicio, el cura Brown le pintó con aforismo digno de Gacián, su poética sabuesa y aventurera de vida a Flambeau: "Que usted atacó la razón; y eso es de mala teología".

Fin de Juego: Mairelys enmantillada

 


Fin de Juego: Mairelys enmantillada

José Carlos De Nóbrega

La locura de Reverón fue tocada por la Muerte
En Valencia: el río Cabriales, apestado de tifoidea,
Se llevó a Josefina, su amor incestuoso frustrado.
De allí el pintor trató la luz hasta el extremismo:

Mantilla blanca y trópical de iluminismo místico
Que abandonó el paisaje de Macuto interiorizado
En pos de otra dimensión alucinante.
La desgracia lo hizo único santón de la Luz.

Mairelys lo ensaya Final de Juego en Eros
Resplandeciente que enciende mis sentidos:
Blanco ostra de pulpa rosa con piercing perla.

Un sweater que sobredimensiona par de guayabitas
Que lubrican la boca y afilan el mordisco suavecito
A descender en caída libre a su gruta de Mar nutricia.

La Piedad atrabiliaria de Don Camilo

 


La piedad atrabiliaria de Don Camilo

José Carlos De Nóbrega

Accedí a la novela Pequeño Mundo-Don Camilo (1948) de Giovanni Guareschi gracias a la adaptación cinematográfica de Julien Duvivier de 1952, protagonizada por esa fabulosa dupla comediante de Fernandel como Don Camilo el cura conservador y Gino Cervi en el rol de Pepón el alcalde comunista. Es literatura ligera de la segunda posguerra que si bien trata la tensión entre capitalistas y comunistas, ofrece una óptica optimista y candorosa que difiere de la narrativa de Pasolini y Malaparte.

El pequeño mundo del muy simpático y reaccionario cura, para nada fascista, se asimila a la mixtura de la comedia y la crónica con cierto dejo nostálgico, dada la incertidumbre de los tiempos por venir en el contexto de la Guerra Fría. El cuadro enternecedor de costumbres se resiste pero recibe el impacto de la confrontación Este-Oeste y Norte-Sur. La lengua es su instrumento de resistencia, se trata de la oralidad fresca del río Po, sin artificios estilísticos ni discursividad ampulosa.

Nos encanta todavía la construcción humanística de los personajes, a contramarcha de lo arquetípico y lo ideológico. Si bien Don Camilo y Pepón sostienen su confrontación política hasta las trompadas y las bromas pesadas, no sólo son referencias notables del pueblo que tanto aman, sino entre ambos hay una relación de afectos y odios que los complementa y los disuade de soluciones extremas. Es, pues, un modelo micro y menos cruento de la Guerra Fría.

El Cristo crucificado es transfigurado de manera directa en función de la simplicidad e inmediatez del relato. Se erige en voz de la conciencia de Don Camilo, árbitro relajado entre el cura y el alcalde rojo, amén de encarnarse Verbo campechano de su muy pobre pueblo. Le añade, no obstante su condición de Dios, ají dulce al clima picaresco de esta magnífica novela. Es, por fortuna, un Cristo terrenal, distante a Dios Gracias de solemnidades.

La guerra o cruzada ideológica de ambos personajes tan entrañables, se realiza en una comicidad iluminista. Más allá de lo doctrinario, prevalece la humanidad de Don Camilo y Pepón, un par de opuestos que se atraen en afecto profundo, empero el comportamiento de niños malcriados. Estos adolescentes eternos se mueven en una Poética de lo cotidiano y lo sencillo, si bien no se solapa ni al colaboracionista Pío XII ni el presidido del gran Antonio Gramsci.

Mairelys en Dia de Reyes


Mairelys en Día de Reyes
José Carlos De Nóbrega

El Evangelio de Mateo le dio vida legendaria
A Tres Reyes astrólogos y notables que adoraron
Al Mesías recién nacido en un establo
Amén de salvarlo del abyecto Herodes.

Imagino que venía con ellos Mairelys
Cubierta apenas con una corta túnica negra
Que distrajo al rey muy ruin perdido
En las tinieblas al cuidado de su carne firme aceituna.

Soy el caballo árabe que la lleva a Belén.
Mi pequeña amazona me arropa con sus brazos
Y pechos briosos que erizan mi crin frondosa.

Me cabalga del trote al galope desbocado
Y libertario estremeciendo espinazo equino
Con entrepierna tierna y pulpa jugosa de ensueño.

miércoles, 5 de enero de 2022

El Siglo de Alfredo Armas Alfonzo

 


El siglo de Alfredo Armas Alfonzo

José Carlos De Nóbrega

Alfredo Armas Alfonzo (1921-1990) es un referente fundamental de la literatura venezolana y continental. Su obra narrativa que comprende el cuento y la crónica, está dotada de una personalidad seductora, misteriosa e inquietante. "El Osario de Dios" (1969) empalma con los cuentos de la guerra civil de Ambrose Bierce, todo Rulfo e incluso la novelística del Sur de los Estados Unidos de William Faulkner. Nuestro escritor, a no dudarlo, se mueve entre la Historia, la intrahistoria y la poesía. Se trata de una épica de la independencia, la guerra federal y los golpes de estado en Venezuela, nuestra Costaguana descrita por Joseph Conrad en "Nostromo". Ello en el sabor agridulce del habla del oriente del país. Se reviste su prosa de una poética del Decir equiparable a la poesía exteriorista y coloquial de Nicaragua. La brevedad del texto narrativo, en no pocas ocasiones, se asimila al delirio del brasileño Joaquín María Machado de Assis, tanto en la estructuración del cuento como de los capítulos insólitos de una novela para nada convencional. 

Coincidimos con Milagros Mata Gil en el prólogo de "El Osario de Dios" (1991), cuando dice que esta obra se mueve entre el cuento y la novela, eso sí, en una atmósfera contingente y fragmentaria. Además del imperio del habla coloquial bifurcado en la polifonía y la escisión del punto de vista narrativo, tenemos la recreación hiperrealista de la Historia de Venezuela fundida con el anecdotario familiar a modo de crónica oral de Clarines y otras locaciones del Oriente venezolano. Son fantasmas los caudillos, la soldadesca, los partidos liberal y conservador, Mamachía, Don Ricardo Armas y un sin fin de personajes de pueblo entrañables que aparecen, desaparecen y reaparecen a capricho del innegable clima poético del discurso. De donde el tratamiento del tiempo es elíptico, pegajoso como las aguas de la ciénaga y el dulce de lechosa. El pasado, no importa qué tan lejano, constituye a nuestros pueblos en el tiempo real, tanto el del momento de su escritura como en el de esta Pandemia del primer cuarto del siglo XXI. Por lo que el Siglo de Alfredo Armas Alfonzo excede su propia biografía, pues oscila entre la colonia, el proceso de independencia, el caos republicano del XIX, XX y lo que va de este siglo de Pandemias y Guerra Fría revisitada. 

Esta poética polifónica y transgénero se realiza por vía del poema en prosa, el género consolidado por Ramos Sucre en el país, sólo que los cuentos se hallan teñidos por el habla popular y regional, ello en la construcción atípica de una novela lo más asombrosa posible. La nomenclatura increíble de casi todos sus personajes por vía de la oralidad y el verbo regional cachondo, chismoso y lírico, marca la recreación de una Venezuela muy personal y multisugerente. Concho Guaita, Mamachía, el general Zenón Marapacuto, Mercedes Alfonzo o Piquijuye el bandido, son al punto personajes que bordean la realidad histórica y la fábula enfebrecida, voces que se levitan ante nuestra mirada y audición, e incluso estados mentales y oníricos en tanto metáforas vivas de nuestra accidentada Patria desdentada, palúdica y desilusionada en lo ideológico y lo estético.

Asimismo, aporta el discurso narrativo de AAA la flora y fauna o Bestiario recreados por un verbo balbuceante en su proceso de disyunción narrativa y de hastío poético. Es una fuerza empecinada en materializar un saber holístico que comprendiera la Ciencia de Humboldt y la tradición oral de los piaches. Ello en procura de la Otra Realidad por parte de un hombre de conocimiento como el brujo Yaqui Don Juan en los libros de Carlos Castaneda. Paralelamente, Armas Alfonzo dibuja con carboncillo y tinta china una paisajística de ultratumba, si bien en locaciones como los viejos cementerios, las criptas de conventos y templos católicos, e incluso los campos de batalla de nuestras guerras intestinas fratricidas. Ello en contra crónica de la Guerra Larga, la Independencia y las montoneras caudillistas que asolaron el país hasta la consolidación del poder gomecista. En resumidas cuentas, este conjunto narrativo único en el devenir de la literatura latinoamericana, se halla presidido por la Muerte en tanto realidad histórica y fabulada, hiperrealismo y pulso creador escritural de Ángel exterminador.


martes, 4 de enero de 2022

Mairelys la Roja

 

Mairelys la Roja

José Carlos De Nóbrega

Mientras Ella me vuelve a retratar
Lobo famélico y tuerto al acecho,
Soy golpeado en el hocico y el alma predatoria
Por su cuerpo en perfecta coordinación dupla:

Tomar la imagen y posar ante la cámara
Que prolonga tu ojo diestro mientras el siniestro
Se oculta tras lacia y suave cortina,
Eres triángulo en rojo que excita afán trigonométrico

Con que deseo descifrarte y poseerte.
Paralelo a la cámara, tu seno derecho
Me apunta con pezón erecto y turgencia fauvista.

Ah Polifema mía que me enciendes Cíclope
Al que le basta un visor y el resto del cuerpo
Para celebrar contigo Banquete de Bodas entre caníbales. 

Tercer autorretrato de Mairelys

 


Tercer autorretrato de Mairelys

José Carlos De Nóbrega

Apenas cubierta por una funda oscura,
Mairelys nos reta con sonrisa irreverente
Que transfigura su rostro de Comedia
Tan transparente y afilado al extremo.

Me invita a leer y gustar su cuerpo
Tatuado de signos y símbolos vitales,
Poética y Erótica de imagen desenfadada
Fotografiando mi asombro con cámara encarnada en Ella.

De aguacero capilar y sedoso
Caen petroglifos de lujuria mestiza y rojiza
Que se estampan en su piel diáfana.

Pido a su pequeña mano siniestra
Que se desprenda de la funda, me la restriegue
Aroma afrodisíaco en la cara previo a la batalla cuerpo a cuerpo.

domingo, 2 de enero de 2022

Bestiario de Mairelys González



Bestiario de Mairelys González

José Carlos De Nóbrega

Nos retratamos en composición lúdica
Y cortazariana parodiando Las Babas del Diablo:
En noche lóbrega no hay nubes a capricho
Ni crímenes abyectos por solapar o resolver.

Me imposto gato buscando guayabas en tu pecho,
Tiernas, con las cuales juego y araño.
Mis aspas te desgarran la chaqueta
Y las medias de Lolita viuda de Nabokov, tu papá incestuoso.

No me atraganto con la arboleda
Que vela esa gruta nutricia a merced
De mi viril lengua compulsiva de Dios felino

Aromado con la piel desnuda de Cleopatra.
Soy la bestia más territorial de tu cuerpo
Que se funde en Ti maullido y ronroneo que fecunda  el tejado.

Carta de amor y compromiso a Susan Sontag

 


CARTA DE AMOR Y COMPROMISO A SUSAN SONTAG

José Carlos De Nóbrega

A Ingrid Chicote quien no me cela de Susan y permanece en su afecto por mí

Es la tarea del escritor representar las realidades: las realidades abyectas y las realidades del éxtasis. Susan Sontag: La Conciencia de las Palabras.

Valencia, lunes 9 de mayo de 2016.

     Amantísima Susan: Un saludo solidario para ti y los tuyos, muertos y vivos. En especial, dale un abrazo a tu hijo David de nuestra parte. A nuestro lado está Laura Antillano, una de nuestras amigas escritoras consentidas, quien aprovecha el impulso de saludarte con mucho afecto y alegría. Me mueve escribirte para expresar mi agradecimiento como devoto y cómplice lector de tu obra ensayística. Libros como Contra la Interpretación (1966), Sobre la fotografía (1977), La Enfermedad y sus Metáforas (1979), Cuestión de Énfasis (2001) y el póstumo Al mismo tiempo (2007) son revisitados por nosotros con suma frecuencia en un espíritu entusiasta, dialógico y rebelde. Sin duda, tú formas parte esencial de nuestro Canon contingente, diverso y polifónico que excede lo políticamente correcto. Como sabrás y lo habías previsto con anticipación profética [enclavada en tu apreciación crítica], la presidencia de tu país será disputada por unos muy cuestionables candidatos como Hillary Clinton y Donald Trump, de donde los adjetivos o estandartes “demócrata” y “republicano” son sinónimos de despropósito predatorio y esterilidad discursiva. Barack Obama saldrá pronto de la Casa Blanca por la puerta trasera que conduce a la decepción, el doble discurso y la frustración de las expectativas que generó en el inicio de su gestión. Nuestra América Latina atraviesa momentos delicados de incertidumbre e inestabilidad política y económica. Como habías ponderado años atrás, el Imperialismo norteamericano no es producto de la contra-propaganda de izquierda, ni mucho menos una teoría conspirativa que solape la falta de previsión y la ineficiencia de nuestros propios gobiernos, sino un aparataje ideológico, institucional y militar presuntuoso y arrogante que se abroga un derecho providencial para sojuzgar al resto del mundo. 

     Elogiamos desde aquí y ahora la transparencia e inmediatez de tu discurso ensayístico, no en balde la profundidad conceptual, el cariz crítico auténtico y la elegancia estética que también lo caracterizan. Eres, como lo dice Alejandro Rossi, una ensayista de raza que no apela a las pegajosas y escurridizas acrobacias esteticistas, ni tampoco al ruido alienante, distractor y unidimensional de la propaganda ideológica que es en sí misma falsa conciencia. Al igual que tu admirado amigo Elías Canetti, no has eludido una reflexión sentida sobre la literatura como instrumento artístico y díscolo que confronta los vicios del contexto histórico de su realización. La contradicción es la esencia misma del oficio literario, tal como lo dijiste en el discurso de aceptación del Premio Jerusalén por la Libertad del Individuo en la Sociedad: “Me parece que toda explicación única de la literatura no es cierta, es decir, es reductora; meramente polémica. Para hablar con veracidad de la literatura es necesario expresarse con paradojas”. 

     Tienes una inigualable y apasionada conciencia del oficio literario, sobre todo en el  marco poco alentador de hoy que pareciera decretar el cierre del mundo por derribo [¿entonamos juntos la canción alusiva de Sabina?]. Por tal razón, la lucidez de la escritura nos impele a lamernos y cauterizarnos las heridas al punto de escandalizar a las mayorías, masa ciega compacta guiada por el consumismo soso y una cultura de la sobrevivencia cotidiana. El instrumental, palabra dura ésta, se precia de ser afilado y contundente a la hora de partir las vidrieras en las que se exponen los fetiches materiales e ideológicos: “[Las palabras] Son flechas. Flechas clavadas en la piel áspera de la realidad”. He aquí entonces el urgente llamado que haces tanto al escritor como al ciudadano que padecen la injusticia estructural del mundo: “No lo haces solo para tener razón o para apaciguar tu conciencia; mucho menos porque confías en que tus acciones alcanzarán sus objetivos. Resistes porque es una acción solidaria. Con las comunidades de quienes sostienen principios y con los desobedientes: aquí y por doquier. Del presente. Del futuro”. No podemos, entonces, darnos el lujo de cederles las riquezas y las maravillas del mundo a los políticos pervertidos, los terroristas de un nuevo cuño más reaccionario, la burocracia cultural parasitaria, la crueldad insomne de las corporaciones y los complejos político-militares que nos acojonan. En la Venezuela del bachaqueo, la corrupción disoluta y destructiva que identificó y describió hace años Enrique Bernardo Núñez en la novela “Cubagua”, el fraudulento y maniqueo discurso mediático y, peor aún, el imperio del hambre, se hacen necesarias e imprescindibles voces lúcidas [demoníacas] como la tuya para exorcizar nuestra abulia enclavada en el odio y la frustración.

     Te evocamos como custodia y salvaguarda en primera fila de la literatura universal, pues aquí en esta Valencia de San Simeón el estilita, no hará mucho que se cerró en un insoportable silencio obsceno, anti-intelectual y alcahueta la Maestría de Literatura Venezolana de la Universidad de Carabobo. Es menester revestirnos con tu esperanzado amor desbocado por la literatura latinoamericana. Son memorables y llenos de vida los ensayos que le dedicaste a las Memorias póstumas de Blas Cubas de Machado de Assis [“Tal como el aislamiento de Blas Cubas parodia una soledad elegida o emblemática, su liberación por medio de la comprensión de sí mismo es, a pesar de su confianza y agudeza, la parodia de esta suerte de triunfo”]; al Pedro Páramo de Rulfo como libro clásico [“En retrospectiva, parece un libro que tenía que haber sido escrito. Ha influido profundamente en la producción de la literatura y continúa resonando en otros libros”]; y esa enternecedora carta que le dirigiste a Jorge Luis Borges en junio de 1996 desde Nueva York [“Todo lo que quiero decir es que lo echamos de menos. Yo lo echo de menos. Su influencia decisiva continúa. La época en que ahora estamos entrando, este siglo XXI, pondrá a prueba al espíritu de maneras nuevas. Pero, se lo aseguro, algunos no vamos a abandonar la Gran Biblioteca. Y usted seguirá siendo nuestro patrono y nuestro héroe”]. Semblanza conmovedora que va a la par del estupendo retrato que Diane Arbus le hizo a Borges, teniendo un enigmático y otoñal bosque de fondo.   


     Otro de tus amores fue la fotografía, género plástico que calificaste como la mirada moderna y fragmentaria del mundo. Además de tu paradigmático libro Sobre la fotografía, portentoso y lúdico ensayo equiparable al cuento “Las babas del diablo” de Julio Cortázar y su inquietante versión cinematográfica “Blow Up” de Antonioni, nos regocijan los aforismos apretados en “La fotografía. Breve suma” [13.- Llámese conocimiento, llámese reconocimiento; de algo podemos estar seguros acerca de esta modalidad, singularmente moderna, de toda vivencia: la mirada, y el acopio de los fragmentos de la mirada, nunca pueden completarse”]; el demoledor desmontaje del imperialismo y la industria de la guerra en el ensayo “Ante la tortura de los demás”, a propósito de la fotografía turística de ten(rr)or militar que la soldadesca tomó a los prisioneros iraquíes en la infame cárcel de Abu Ghraib; o el feminismo vivo, reivindicado y vertido en “Una fotografía no es una opinión, ¿o sí?” [“La tradicional unidad de un libro de fotografías de mujeres es una suerte de ideal de la esencia femenina: mujeres que lucen alegremente sus encantos sexuales, mujeres que se velan tras una mirada enternecedora o remilgada”], amén de otros iluminados textos sobre los bebés de Borland, la obra de Mapplethorpe o un siglo de fotografía italiana. 

     No puedo obviar esa magnífica reflexión sobre la traducción literaria que es “El mundo como la India”, en el entorno multilingüístico de la Cátedra San Jerónimo de tan preciado oficio que edifica puentes y vasos comunicantes entre las naciones. La problemática de la traducción literaria comprende alternativas intimidantes como la fidelidad literal, la versión creativa del traductor en la segunda lengua o, mejor aún, dejar fluir la lengua original en la otra a modo de una fusión amorosa. A tal respecto, nos gustó mucho tu personal analogía que asimila al traductor y el bailarín clásico: “En una traducción literaria, dados los múltiples imperativos a los que debe responder, sólo puede haber un desempeño superior, pero nunca perfecto”. Esto apunta a la esencia de la traducibilidad de las obras literarias de alto vuelo, su provisionalidad y susceptibilidad de ser mejoradas en un diálogo respetuoso y atento. Tal es el carácter erótico y amoroso de la traducción como coautoría cómplice del original. Por supuesto, te haré llegar con todo mi corazón mis traducciones al español de amigos tuyos y míos como Clarice Lispector y Lêdo Ivo.

     Sé que te resististe a la muerte durante los tres viajes que te obligó a realizar el cáncer. Cada viaje era más duro y doloroso que el otro. A mi madre, como sabes, se la llevó un cáncer de matriz. No me gustan esas desconsoladoras fotos en las que yaces en la cama hecha una punzante y urticante llaga cancerígena. Por eso, en homenaje a tu compulsión vitalísima, te escribo estas líneas en el amor más reconfortante y en el compromiso lector más fidedigno. Tu cautivante y sensual condición de heroína literaria, humanista y militante me ha de arrancar de este despecho sumido en el alcohol, de manera tal que el trabajo conmigo mismo y mi compulsiva legión de adentro me depare nuevos horizontes sediciosos y enamorados de la vida. Sin más por el momento y saudades de quien te ama, tu amigo, el salmista complsivo.