martes, 25 de enero de 2022

La escalera de Jacob segun el poeta Jose Pulido (1)

 


La escalera de Jacob según el poeta José Pulido (1)

Apuntes en 5 jornadas hábiles:
Heridas espaciales y mermeladas caseras (2019)

Dadas las coordenadas planteadas en el titulo y los subtítulos, conversaremos en torno a un panorama de la obra poética de José Pulido (Villa de Cura, 1945), a quien conocí en las páginas del diario El Nacional, después en persona en una edición de Filven en Caracas, luego como novelista y, ahora, en Pandemia como poeta. Él es un polígrafo muy peculiar que me simpatiza muchísimo. Ah, claro, tenemos un amigo en común en la ciudad dorada de Salamanca: el poeta amazónico Alfredo Pérez Alencart, quien nos publicó en dos espacios cálidos tan suyos en ínter. 

Empezamos con el poemario Heridas espaciales y mermeladas caseras (Barralibros.editores, 2019). Como sucede con algunos polígrafos, el poemario se asocia con la prosa narrativa del autor. Respira el aire de la crónica y cierta filosofía asistemática convocados por el afán poético multiforme. Nada se salva de lo elemental, se nos antoja una Cosmogonía en la cotidianidad que hala al presente continuo y presentido más allá de lo sensorial. En el poema breve al pie del poema, recurrencia incesante a lo largo del conjunto, el poeta es testigo del diálogo o entrevista imaginaria entre Shakespeare y Kafka: el texto es grafitti en la pared verde mohoso de un castillo y un teatro de pasadizos intrincados. 

Kafka multiplicado, nos lo rescata al igual que Max Brod con sus escritos inéditos a la fecha y, por supuesto, esa apología maravillosa de Elias Canetti que vincula El Proceso con el epistolario amoroso y equívoco entre Kafka y Felice Bauer: "Franz Kafka trataba de volar con alas atrofiadas / nunca hubo alas más preciosas para los cielos apagados". Cuentos intemporales imposta al rey Arturo en el Camelot revisitado desde la desilusión ideológica y estética. El poema incorpora palabras para nada altisonantes como chancletas, samplegario o mojiganga. Se desmantela y desmitifica el relato épico con un cuento de hadas cachondo, ello en el espíritu de una teología de la liberación: " Todos buscaban el Santo Grial / no puedes imaginar de qué manera lo buscaban / y jamás sospecharon que Jesús constituía el Santo Grial". No es, como se puede (mal) pensar, un artificioso ejercicio de literatura referencial. La referencia, además de pulsión en amorío lector, conduce a las tensiones de la existencia en la polifonía de la voz poética. Lo emocional va con y a contracorriente de la propuesta conceptual como tal. Se estructura un poema objeto duplo, tipo Joan Bossa o Marcel Duchamp, para hermanar lo confesional con lo teológico liberador (piénsese en Leonardo Boff y en el protestante Dietrich Bonhoeffer).

Para la hora de rehacer, tenemos un llamado a reconfigurar la casa que somos para sacudir el entorno exterior: "No importa en qué consiste / hazlo barro, hazlo viga / hasta que rehagas el íntimo país". Algo así como esos edificios misteriosos dibujados por Piranesi, eso sí, en ejercicio espiritual jesuita y barroco. Entretenimientos por así decirlo, significa valerse de un momento de hastío turístico para pensar en Dios y en sí mismo como escritura frágil e insegura, " le echaré la culpa por haber estado arando en el papel toda la vida? " Al pie descansa el poema breve donde la legión de demonios hecha manada de cerdos, se restriega de las piernas de Cristo sorteando el miedo a su poder airado. El día como vestimenta, es desnudarse problemática de una y otra vida en el marco de la política de mercadeo de ultratumba o, mejor, en conociéndose con Tolstoi cielo e infierno que se atan en la Tierra.

La vagancia de estar soñando, homenaje a Wislava Szymborska que se hace ars poética encarnada propia entre el sufrimiento y el orgasmo o rotunda muerte gozosa. Referencias normales es de mis poemas favoritos del libro, "No quiero tener referencias gloriosas / sólo las sencillas comprensibles / las que me salvaron en primera instancia de la desolación". Aroma la familia y el paisaje de la Arcadia mentada Villa de Cura. Se perfila con inmediatez y dignidad la biografía propia de la voz. Le sigue Perfil de un antiguo lugar, vinculación poética del término Intrahistoria del maestro Unamuno con la reconfiguración de un lugar posible. Todo un acto hiperbólico de creación.

Somos es texto que exalta sin romanticismo el Verbo, sí, en alusión al inicio del evangelio poemático de Juan, " y mientras hace su insigne laborar / la vida engendra el habla que lo expresa / y ese lenguaje no perece / ni se pudre ni envejece". Abrazar es poema breve hecho árbol de fronda generosa y utópica, savia y tablas donde pese a las astillas se sienta la vejez. Por lo que la miniatura al pie canta el embarazo en la voz de un angel invisible: "es que no es evidente la savia que me nutre?" Esos amigos de uno, constituye una elegía muy sentida y dolorosa a Manuel Caballero, pues si bien se sabe que no se puede morir la muerte del otro, los espasmos son pánico atávico y muy personal. 

Letreros en la pared tapizan la cueva de Platón, la suya y la mía: optamos por la sugerencia afectiva en el buen vivir para morir con placidez, lo cual nos retrotrae el ensayo magnífico de Montaigne quien alternó la lectura de los clásicos con las enseñanzas del campesinado y la paisajística bucólica. Oigamos una del poeta lector y viajero: "Conéctate con Job. No te despegues de Job sin entenderlo". El poema al pie  nos habla de María como fluencia de Jesucristo ignorada por misoginia farisaica, pero de una realidad intuida e inobjetable. Lo de adentro y todo ese asunto, vindica la memoria al final del día bajo el amparo de la soledad que suena en el piano de Duke Ellington: " Todo eso que un día nos servirá / para que la muerte sea un borrón milagroso como el nacimiento ". El texto que descansa a los pies pinta la Semana Santa como un fauvista o un Bárbaro Rivas, la virgen Dolorosa cambimbeando en la procesión es mujer en la completación de su proceso de liberación, la Piedad esculpida por Bernini y Miguel Ángel supone el dolor que precede al Domingo de Resurrección.

Educación nos presenta una micro biografía de Aristóteles ingeniosa y no exenta de un sentido irónico del humor. En el rodapié se juega con la bisexualidad del poeta Shakespeare, " En fin: todos amamos a Shakespeare de distintas maneras ". No entenderás la esencia te hala las orejas y las patillas, pues nos alecciona y advierte que el milagro de la vida se realiza en y es el habla, " lo más cercano a las hormonas de Dios es la lengua ". Ellas dos, que jamás se vieron desarrolla una biografía paralela conmovedora, se sincronizan en el acto poético de ser mujer Virginia Wolff y Christina Georgina Rossetti: " El ángel Christina y el ángel Virginia vuelan por ahí / tropezando conciencias cual moscas anhelantes / que buscan estas carnes recalentadas en verano ". 

De tiempo en tiempo... Si me dices la hora, astilla tiempo y espacio en una enumeración deliciosa: Carpe Diem, vejez, el binomio bilingüe nostalgia / saudade y oralidad entre cruda y dulce que te pillan entre primera y segunda conversando a ras de la hierba del parque y el camposanto con los caracoles al sol. El caso de Jesús, transfiguración crística en poesía, nos expone en la cruz que " el vapor humano de la culpa" no se vale, puesto que es hedor impuesto que soportamos bajo el poder fáctico que usurpa a Dios entre la Shoah y la Nakba. Salva la poesía elemental de la vida: "He ahí mi propia misa para el poeta más popular: / han pasado veinte siglos / y millones de personas siguen recitando el Padrenuestro".

Mermelada casera me hermana con el poeta José Pulido en lo que nos diferencia y complementa en la vida y la escritura. La evocación de la Casa con el olor y el gusto en Eros gástrico. La mermelada casera es rito y sustancia iniciáticos como el peyote aliado de Don Juan o, también, las lentejas guisadas de mamá Augusta por las que vendí la primogenitura a mis dos hermanos (el del medio se fue en junio pasado y el menor vive todavía vistiendo y reparando santos de la época colonial). No hay mejor concilio que el diálogo sin mediación del poder que nos reseca. Por eso el poeta y el reseñista se contristan y reocijan entonando esa samba triste e inigualable de Cartola Eu precisome encontrar. Hemos salido bien librados por fortuna.

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