domingo, 25 de diciembre de 2022

Yudi entre su cielo y mi tierra. Jose Carlos De Nobrega

 YUDI ENTRE SU CIELO Y MI TIERRA 

José Carlos De Nóbrega


Aunque pase por el valle más oscuro,

no temeré peligro alguno

porque tú, Señor, estás conmigo; 

tu vara y tu bastón me inspiran confianza.


Salmo 23: 4, “dialogando con Dios”. Libro de los Salmos en Versión Popular.

                                            I         


     Este imprevisto de tu salud, me mueve a componer el cuento que hace tiempo pediste a mi Yo o Ego de escritor díscolo tan incumplido hasta hoy contigo. En medio de esta cuarentena impuesta por la peste de ahora [y la universal eviterna de ser Hombre, como lo dice Camus en su novela “La Peste”], se sacude paradójicamente la reclusión endémica en la bullanguera sinfonía de mi Legión o Confederación de Almas como la llama el novelista italiano Antonio Tabucchi en “Sostiene Pereira”. El curso de nuestro matrimonio de más de veinticinco años, en una transición más amistosa que hace casi año y medio, fue interrumpido por tu Accidente Cerebro Vascular de la semana pasada. Fue el cuarto y, sin duda, el más duro. No estaba cuando ocurrieron los tres anteriores, mucho más leves. Sin embargo, se me rompió el corazón de madrugada, a las 2 am, no sé si estaba escribiendo mi ensayo “Bitácoras de la Pandemia” o si lo estaba soñando.


Intermezzo a la manera de Job, Miércoles 29 de abril de 2020.


    Este texto [Bitácoras de la Pandemia. Epidemia y Literatura] se ha venido armando como el rodaje de una película: No sigue el orden pautado de este proyecto. Me quedan seis o siete libros por [re] leer y comentar en esta conversa [“Ensayo sobre la ceguera” y “Las intermitencias de la muerte” de Saramago; “El perfume” de Süskind, los cuentos de “La Quimera de Oro” de Jack London, “Vidas de los doce Césares” de Suetonio, “El Decamerón” de Boccaccio y “Cuentos de Canterbury” de Chaucer]. Hoy, a las 2 am aproximadamente, mi esposa sufrió un Accidente Cerebro Vascular [el cuarto en menos de seis meses] que la ha sacudido duramente. Tengo un dejo de suma impotencia que va de las lágrimas contenidas a la rabia existencialista. Resulta entonces irónico que no logre predecir qué pueda ocurrir con su frágil salud a corto y mediano plazo. Allá otros con sus oráculos harto especulativos y validadores de un estatus quo absurdo y preñado de injusticia. Pido a Dios que ayude a mi Fe, pero aún me siento tan disconforme con este giro cruel e injusto de nuestras vidas. En tiempos de esta pandemia clínica, política e histórica, la magoa o amargura se hace muy difícil paladearla y asimilarla. Mis sobrinas se la han llevado al Hospital Central de Valencia, la de Venezuela, Ciudadela de la Peste Enrique Tejera, específicamente en la sala de emergencias. Escribir es una pasión placentera y dolorosa al punto. Sin embargo, leer y componer libros majaderos me han mantenido vivo pese a experiencias personales nada gratificantes en los 18 meses transcurridos a la fecha. Quizá ella, además de mi familia política y la de mis amistades de verdadera raza, me aúpen a persistir con este oficio compulsivo de supervivencia. Para ellos escribo este ensayo. Que Dios me ampare pese a mis quejas que queman el alma y me retrotraen el libro de Job [“Se ha cambiado mi arpa en luto, Y mi flauta en voz de lamentadores”, Job 30:31]. A las 10:55 pm. P.S.: Dispensen el tropiezo de saber o no contradecirme a la hora de desparramar y recoger estas líneas a por la vida. Antes de referirme a [Arthur] Clarke, me detengo en dos buenos amigos: los religiosos y poetas del Decir Thomas Merton y Ernesto Cardenal. La soledad de esta casa muta en una extraña especie de morada teresiana o monasterio trapense, ámbito propicio para proseguir este juego dialógico con autores y lectores [“¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás” Job 42:3 y 4].

    

     Supe de inmediato que la muerte enmascarada, no sé de qué color, te estaba atormentando hasta el punto de hacerte balbucear el alma desesperada.


                                              II

     

     Ha pasado casi una semana de tu partida hacia el Cielo de tu preferencia. En mi condición paradójica de escritor católico y escéptico respecto al formalismo religioso de pacotilla [cuando no se trata de un modo de vida auténtico y sí de una vil estandarización que la banaliza en una propaganda terrorista ultraterrena], creo intuir o, mejor todavía, deducir ese Paraíso romántico que te forjaste en tu paso por la Tierra entre pedregosa y aterciopelada. No sé si la habías edificado desde la incubadora de cartón y algodón en la que Blasina te acostó como la sietemesina recién asomada a esta Valencia de San Desiderio, encrucijada de amores y odios.


     Como canta Joaquín Sabina, me siento como un viudo ante el Altar. El oficio de la viudez masculina me toma sorpresivamente por las largas patillas al igual que una maestra harpía hace con su desprevenido alumno: Encallada la embarcación en el dique seco del llanto atascado, los recuerdos que van y vienen de un saco de maíz abierto y desparramado en el suelo y, por supuesto, la revisita de álbumes fotográficos que retrotrae la balada de las cartas amarillas cantadas por Nino Bravo. Del volumen más antiguo, saqué con cuidado una linda foto en blanco y negro relativa a tu graduación como Secretaria en el Instituto “Gran Colombia” a principios de los setenta. Lo hice a propósito del Novenario que las vecinas organizaron por la paz de tu alma [desde el Día de las Madres van tres sesiones]. Los rezos repetitivos que implica el Rosario me suenan tan sentidos y muy humanos [por qué negar las hablillas en que incurrimos todos] como los comentarios pícaros de tus amigas ante un tibiecito café tinto en el porche. Dios me salve del fetichismo religioso, pero te levantaron un altar bonito y sencillito con flores y dos vírgenes por si acaso [un par de intermediarias, la del Carmen y la de Fátima, son mejores que una], al que incorporé el Cristo de plástico que estaba sobre la urna de tu papá Enrique Marín y la fotografía en cuestión que te mostraba de cuerpo entero, adolescente y ataviado de blanco. No tenías el pelo pintado como acostumbrarías compulsivamente más tarde. Me gustas mucho así, con esas manos claras, tiernas y preciosas de siempre. // Qué decir del juvenil rostro: No sé por qué te me pareces a la Magdalena penitente de Tiziano [o sí, el rostro lozano, la desnudez ante el Juicio Final, los senos generosos de pezones grandes y rosados], con la diferencia del cabello que no lo llevabas tan largo. Excúsame este achaque de sabroso orgullo. He llegado a la conclusión de que yo me había casado con una mujer muy bonita, no obstante ese dejo entre triste y sorprendido de la cara detenida por una cámara impertinente y oficiosa de ocasión. Paladeo con la mirada un espejo de pensamientos y sensaciones en esos ojos de miel que ahorita no logro interpretar ni convertir en una hipótesis de la Memoria.


                                                 III      

     

     Dispensa si este collage descarta papeles que te había escrito en tiempos de la seducción. No sé dónde los tengas guardados. La cosa me ratifica que uno, cuando seduce, no digamos que apele a la mentira sino a adornar el discurso polifónico y disfuncional del amor. Ya sabías que cuando cantaba contigo [al inicio del idilio] las melosas canciones del insufrible Ricardo Montaner, se suponía un ejercicio solidario para agradarte y no un embuste enclavado en la demagogia carnal de este seductor. La música no es de quien la compone sino de quien la necesita, nos guste o no, bien valga su uso pragmático movido por propósitos eróticos circunscritos a la Vida, para que la Muerte mastique la derrota entre sus colmillos. [Sabes que Zeus me reparó la radio del equipo: en alegrando la casa puse un CD antológico de Fleetwood Mac. Confieso esta rápida infidelidad de viudo achacoso: Me gustó siempre su cantante, la hermosa y enigmática Stevie Nicks, de cuerpo sinuoso y voz sugestiva de sirena que aún me enervan]. Ya estuvo, por el momento, del Mesías de Haendel y la Novena de Beethoven [no obstante la apología conjunta que ambos tributan respectivamente a la resurrección de la carne y el alma en Cristo y a una Nueva Jerusalén esperanzadora que nos reivindique y no su sosa versión ideológica que nos reseque con cielos falsos e inútiles de algodón azucarado]. 


     Quizás más tarde convoque a Gustavo Cerati con Soda Stereo. “La Ciudad de la Furia” [encajonada en un equipo portátil Fisher hace casi treinta años], balada rock con la que te enamoré pese al sonso de Montaner [su sabor a nada no lo salva ni Palito Ortega ni la trompeta de Arturo Sandoval] y el ególatra de Luis Miguel [a este güero menos le remienda el capote Don Armando Manzanero], este tema resonará en la sala mientras sigo escribiéndote que es el mejor acto amoroso posible para con vos.


                                         IV


       Ahora le toca a Louis Armstrong, Satchmo, con “Give me a kiss to build a dream on”, una balada jazzística que te trae a mi memoria preñada de referencias cruzadas y alocadas. Quizás se refiera a un beso regalado y, por ende, bien estampado en la boca para edificar una ensoñación que haga trizas una realidad mustia y mezquina por obra y desgracia de los hombres mal empoderados. Sé que no esperabas a un trompetista sobrenatural de New Orleans, rostro sudoroso con su imprescindible pañuelo blanco, hablando de besos robados de despedida que le den en la madre a la muerte misma y se regocijen en la imaginación poderosa y plena de la Amada, como si se tratara de un Orfeo negro que se solaza en amansar el reino bestiario de las tinieblas. Posiblemente, mientras te estabas graduando en blanco y negro de secretaria, y yo tenía siete años recién cumplidos, Satchmo fallecería en Nueva York para ir con su música a otra parte, la eternidad que le deseó el poeta Evtushenko: “Haz lo que siempre hiciste / sigue tocando, / alegra a los ángeles, / para que los pecadores en el infierno / no sean atormentados en exceso. / Arcángel Gabriel, / ¡dale una trompeta a Armstrong!”. Después que en tu Paraisito inequívoco y romántico con Blasina, Enrique Marín y Yajaira, hayan escuchado a Rocío Durcal y Miguel Acévez Mejías, dense ustedes denso con el jazz festivo y angelical [Black and White] de Sachtmo resucitando a los muertos de la vaguada de Nueva Orleans y a los que arriban de Nueva York a las puertas del Cielo por efectos del Coronavirus y las babosadas megalómanas de Donald Trump.


     Qué a que viene todo este texto desparramado, preguntarás con un estricto sentido práctico para reírte de mí. Pues no puedo concebir tu Cielo de telenovelas y talk shows latinos made in Miami, presididas por San Cayetano el diligente proveedor alimenticio y José Gregorio el único santo que además de operar se parece a Charles Chaplin, sin hablar del Purgatorio, el Infierno y el Paraíso muy míos que están bien enclavados en mi tierra, si me lo permite León Tolstoi con sus Ana Karenina, Iván Ilich y Padres Sergio. Esta es una ocasión propicia para escribirte un relato que simula el cumplimiento de una promesa a ras de la tumba o, quizás, un encargo sacado de testamentos o últimas voluntades. El texto busca, como quien no quiere la cosa, transfigurarte en un acto de habla transparente ajeno a las convenciones de géneros literarios fúnebres. Ni es elegía ni tampoco endecha urticante que aturda el bullir silente y misterioso tras la tramoya de los sepulcros y mausoleos.


     Más que un balance de lo nuestro, un pavosísimo mea culpa o un gol nostálgico de placa [o de antología], lo prefiero como un diálogo contigo a solas. Si me ven hablándote en voz alta sobre la cuartilla electrónica, no me importará que los testigos oidores impenitentes elucubren un cortocircuito en mi sesera, sino que no reparen aún en mi peripatética reflexión en voz alta como si leyera asimismo en un teatro los “Himnos a la Noche” de Novalis o, mejor todavía, “El Cuervo” de Poe. Líbrame, Yudi Josefina, de apariciones fantasmagóricas ruidosas y revelaciones místicas hiperbólicas, porque de la depresión recurrente pasaría a la psicosis de lo más delirante y fastidiosa, cuadro de involución clínica que para nada ennoblecería una casa renovada en construcción, la que edificamos juntos durante más de un cuarto de siglo emparedado entre finales del XX y alburas del XXI. Me mueve ejecutar mi rol de esposo, viudo agradecido ante el altar y escritor católico problemático como Unamuno, Graham Greene o Mauriac.  


                                          V

     

     …Aquí me tienes en nuestra casa de Bella Florida, bien almorzado, escribiendo este relato a más de treinta grados bajo la sombra. Te has salido con la tuya, te fuiste antes que yo, dejándome el Lar bien dispuesto y en compañía de buenos vecinos que nos quieren bien. Pronto me reuniré con Dayana y Angélica, más tarde con Betty y Jorbellys en homenaje real a tu amor para con nosotros. Y también con quienes nos quieran escuchar de buena gana. Gracias a la cocina de la comadre Mayolis, las vecinas y amigas Blanca y Enma, he ganado buenos kilos. Ayer estas dignísimas mujeres, además de Nancy y Domibel, junto a Carlos y el resto del sector uno, me ayudaron a cargar el agua en este curioso tiempo medieval del siglo XXI. Como ves, esta casa [que dispusiste para mí] no se me caerá en el abismo del abandono ni de la orfandad. La repensaré y rediseñaré en honor de tu memoria. Insisto, el cuento no acaba aquí. Un abrazo de tu esposo y Saudades de quien te ama, J.C. 


     En Valencia de San Simeón el estilita y San José Obrero, viernes 15/5/2020.


sábado, 19 de noviembre de 2022

Gandhi y la fuerza del Amor. Jose Carlos De Nobrega



He aquí mi propuesta:


A Melania Reyna Leon,  Denis Miraldo y El Taller de Calíope

Con motivo de la 6ta edición del Festival Perfopoesía Valencia, 21 al 27 de noviembre de 2022, les propongo en salutación a la India, país homenajeado, el conversatorio "Gandhi: Tensión entre la Fe, el Decir y la Praxis libertaria", a cargo de este amigo y servidor, José Carlos De Nóbrega. Se dialogará sobre la Autobiografía de Mahatma Gandhi, amén de otros trabajos biográficos como los de Heimo Rau y Stanley Wolpert. Incluso se tendrá en cuenta el film Gandhi, 1982, de Richard Attemborought, protagonizado por el gran Ben Kingsley. Asimismo su influjo fundamental en la obra política liberadora de Martin Luther  King y Nelson Mandela. Espero les guste mi propuesta.

Gandhi o de la tensión del amor

Leo durante este mes de octubre de 2022, tres libros sobre la vida y obra de Mahatma Gandhi (1869-1948). El trío lo constituye su "Autobiografía. La historia de mis experiencias con la verdad" (1927-1929), además de "Gandhi" (1970) del alemán Heimo Rau y la novela negra "Gandhi. Nueve horas a la eternidad" (1962) del norteamericano Stanley Wolpert. He llegado a la conclusión que Gandhi es otro de nuestros más notables egotistas, al igual que Bolívar, Rufino Blanco Fombona y Vargas Vila, entre otros. Sólo que el mártir indo no portaba armas de fuego ni espadas: Apeló a la no violencia para liberar a la India en 1948. 

Su auto disciplina y afán por la verdad, hizo posible que él transitara de la pequeñez ciudadana de un abogado educado en Inglaterra, bastante deslucido, a la egregia estatura del reformador social. El método con el que cambió su propia vida, fue superar la tensión entre su fe hindú, el Decir y la Praxis libertaria. Él era nación y legión de almas en proceso de liberación. Su autobiografía no es crónica vital combinada con la ideología, sino un compendio pertinente y exigente de ejercicios espirituales que lo emparenta con San Pablo y San Ignacio de Loyola. La religión es, amén de modo auténtico y valido de vida, conocimiento o episteme de uno mismo en la búsqueda de Dios. 

El autodidactismo del Mahatma no sólo fue producto de la lectura sino de su contacto personal con su prójimo diverso. Por tal razón, sin renunciar al hinduismo, él desarrollaría un amplio sentido de la tolerancia religiosa, política y social. La autobiografía no nos abruma con la grandilocuencia épica ni con malabarismos en el lenguaje. Posee el estilo conversacional de los asombrosos escritores de raza como Trotsky y San Agustín. Es destacable la fluencia en su obra de estupendos buscadores y practicantes de la verdad como Jesucristo, el poeta hindú Raychandbhai, Tolstoi, Ruskin y Thoreau.

Gandhi o la tensión del amor (2)

 De modo que Occidente se emparenta con Oriente excediendo distancias geográficas, históricas y culturales. Gandhi fluiría después en otros reformadores como Martin Luther King, Nelson Mandela y Desmond Tutu.

Yo pensaba, de manera errada e ingenua, que Gandhi y el Partido del Congreso obtuvieron la independencia de la India y el fin del poder colonialista inglés, en virtud de la unidad religiosa de su pueblo. Este país era y sigue siendo una entidad compleja, diversa y harto contradictoria. Mahatma fue mártir a expensas de la escisión de la India y Pakistán cargada de extremismos político-religiosos. Fue abominado por no pocos correligionarios, cuando defendió con denuedo a la casta de los intocables, indudables hijos preferidos de Dios.

Nunca estará de más dialogar con el Maestro Mahatma Gandhi. A él le debo mi formación y militancia pacifistas . Además de los libros citados al principio, les recomiendo asomarse a la biografía que escribió Romain Rolland y ver y rever dos muy buenas películas: Gandhi (1982) de Richard Attenborought con la proverbial actuación de Ben Kingsley, basada en la biografía de Louis Fiisher, y Nine hours to Rama (1963) de Mark Robson, film neo policial que adapta la novela antes referida de Stanley Wolpert.

Datos Personales

Nombres: José Carlos De Nóbrega.



Breve currículum: José Carlos De Nóbrega (Caracas, Venezuela, 1964). Escritor, docente y traductor residenciado en Valencia, Venezuela. Ha publicado libros de ensayo, cuentos y crónicas. Entre sus obras tenemos Textos de la Prisa (1996), Derivando a Valencia a la Deriva (2007), Salmos Compulsivos (2011) y Bitácoras de la Pandemia (2022), en ensayo. También el de cuentos El Dragón Lusitano y otros relatos (2013) y el de crónica Crónicas Compulsivas. 

Teléfono de contacto : + 058 4121997569, sólo por mensaje de texto.












domingo, 11 de septiembre de 2022

Luna del Santo Domingo. Cheo Vizcaya

 


Luna del Santo Domingo

Cheo Vizcaya

Nado de pecho en la Chorrera 

Ella me enloquece en este ámbar despiadado

En este reino, el vivir es una comarca

De nada sirve el alma en esta corriente

Arenada del masticar del recuerdo

Esa luna me exprime lo bueno mío lo malo mío

Un payaso negado a reír hace soplo y espíritu

Nadie nada en la misma agua dos veces

Pero Heráclito es un viejo ruin

Que nunca amaneció en estas arenas

Zorba, el griego, sí

Pero Zorba, rascao, se sumergió en una botella

Y se tiró al mar

Él no nadaba en Chorreras

Pero yo sí

En menguante beso a mis primas orilladas en el paso de la balsa

Ellas me lo agradecen fastidiadas de su eternidad

Guao, dicen las alunadas 

Tanta felicidad me moja pero no empapa el alucinante atardecer

La ribazón me encariba el rubor anochece

Lobo al fin espero el creciente porque cuando llega la lleno

Aullo  en colmillos de agua

Soy cotúa

Y el Santo Domingo me arrastra

Quién sabe hasta adónde.


Cheo Vizcaya. Oriundo del estado Barinas, Venezuela. Poeta y promotor cultural. Su trabajo se halla disperso en diversas revistas y suplementos literarios. Ha figurado en las antologías de Poetas carabobeños V, Separata, U.C., y en Diez al azar publicada en Puerto Rico. Su voz poética vincula la paisajística llanera y la urbana con desenfado estilístico y claridad expresiva. Se trata de ejercer una ciudadanía libertaria y mestiza, ello en un vitalismo y compromiso ajenos y contrapuestos a los formatos del pasquín ideologizante y la vacuidad experimentalista. 

Tres poemas a quien los quiera escuchar. Jose Carlos De Nobrega

 


Tres poemas a quien los quiera escuchar


José Carlos De Nóbrega

Vino verde

Me odié a mí mismo en el reflejo abyecto
De un espejo de aguardiente y mosto verde.
Recordé mi envilecimiento ebrio y decadente,
De cuando me sentía brújula descompuesta.

No hay nada peor que un barco dipsómano
Desvariando en un océano interminable
Sin puerto donde atracar pecados ni villanías.
Ni siquiera hay aves sociópatas picoteando la cubierta.

Mi disconformidad de Almirante y tripulantes amotinados en rencor,
Tan sólo fue atenuada por una sirena niña
De cabello encrespado en candorosa mar roja.

Me atreví a cantarle una Rapsodia Bohemia
En falsete impostor, festivo y raquítico. Ella no enloqueció
Echándose al agua. Sólo sonrió y quedé a la deriva en esta calma chicha.

Lima Barreto

Mucha razón tiene el poeta Lêdo Ivo:
El Modernismo brasilero no es sólo el paulista.
Tenemos, entre no pocos, el carioca y el nordestino.
Son caminos que se cruzan y se disocian en cháchara de Legión almada.

Lima Barreto, el novelista, es uno de sus dioses tutelares.
A través de Isaías Caminha y Policarpo Quaresma,
Por ejemplo, se puso las sandalias de ese sátiro
Implacable y mal pensante que fue Juvenal.

A las puertas de Río de Janeiro, se sacudió la tierrita
De sus pies de atleta en pose de Profeta del desastre
Conteniendo a duras penas lágrimas y rabietas.

Abominó el despropósito de su tiempo y del bestiario
Depredador de sus paisanos, siendo su terredad el peladero de chivo
Donde naufragó su saudade enchumbada en aguardiente.

La yunta borracha

A Luis Alberto por sus muy pertinentes consejos

Una pareja de alcohólicos es metáfora disfuncional
Que chirría desgracias a puertas batientes imposibles de silenciar.
Sus corazones no se acompañan en la batucada 
Sambista. Por el contrario, no desafinan como aquel bossa nova de Tom Jobim.

Sabiéndose enfermos, aborrecen de su prójimo ebrio,
Sin reparar que ambos duermen la pea a la intemperie,
Frente a la taberna alumbrada por la luna más crápula.
Si logran levantarse, dan tumbos en espiral

Como un par de lindos ángeles caídos
Y amorochados que van en muy terca pernocta.
No les resulta, entonces, la poesía beatnik

Ni el bebop apocalíptico de Bird Parker.
Allá van, Monk's Round Midnight, dos poemas sufrientes
En Sarao de bodas de Poe y Anne Sexton: par de coces contra el aguijón.


sábado, 6 de agosto de 2022

Yunta en verso y prosa. Jose Carlos De Nobrega

 

Elogio de la dipsomanía


No puede resistirse al imperio de la botella.
De nada le sirve la doble A ni la fuerza de voluntad.
Es isla a la deriva y cueva en la que esconde su inmundicia.
Teniendo buenos amigos no para de beber ni de hablar solo.

Los alcohólicos son enfermos que se repiten al infinito,
El discurso consolatorio, los vómitos y las cefaleas.
También los golpes, las heridas y el hedor
Del cuerpo torpe que zigzaguea hacia un abismo a la medida.

El mal aliento es mala lengua y peor estómago,
No hay control emocional sino esclavitud y masoquismo.
De qué sirve saber lo que se padece y sufre,

Si no se puede ganar a las vencidas conmigo.
Soy la arpía que te somete y comanda
En el caos, la dispersión y el terror que te habitan a pesar de Ti.

Mi casa es Cueva de Platón y también prisión

Definitivamente, uno es arquitecto de su propio ámbito y de su cuerpo. En "Memorias del hombre del subsuelo" (1864), Dostoyevski no sólo calificaba de ratonera la casa del protagonista sino también al resto de su entorno. Más que mísero ratón, observamos a un muy amargo y baboso caracol llevando su prisión encima. Se entiende su casa por cárcel. Más tarde, Kafka en "El Proceso" describía la buhardilla donde mal vivía Joseph K, la cual estableció, muy a pesar del inquilino, pasadizos con los tribunales proveedores de culpabilidad gratuita en apariencia. No importa que el pecado original traiga consigo culpas absurdas, sean impuestas por dentro o por el poder fáctico invasivo. El escritor ruso pagó una no corta cana en la Casa de los Muertos, Siberia. Mientras que el checo fue juzgado en un hotel por no cumplir un compromiso matrimonial. A tal respecto, se sugiere leer el estupendo ensayo de Canetti.  No es fácil soportar el juicio a sí mismo, ni tampoco el que nos tienden los demás en tanto valoración y castigo inclementes. La literatura es vida, contradicción y contingencia, sin importar cuánta cosa es autobiográfica o ficticia.

Malcolm Lowry y su obra se movieron entre dos polos: el repudio del crítico venezolano Francisco Rivera que lo condenó a la adolescencia eterna, y el entusiasmo de su esposa Marguerie y de su biógrafo Douglas Day, amén de comentaristas generosos como Perle Epstein y Baica Dávalos. Pese a la no poca ayuda de sus amigos, Lowry no pudo completar su proyecto de escritura, iniciado con la novela "Bajo el volcán" a la manera de su Infierno. Mucho menos logró resolver su dipsomanía y, por ende, la salud física y mental. Nunca sabremos si la auto-destrucción fue inevitable opción para Malc. Nadie, así lo creo y así me incluyo, es capaz de juzgarlo desde la ensoñación piadosa ni con las piedras en ambas manos al otro lado del lapidario.

Nuestra formación occidental, de la cual no reniego, apareja la edificación de tres cámaras a saber: Cielo, Purgatorio e Infierno. Todo depende de nuestros planos arquitectónicos, bien los aprueben Dios o la Humanidad. Por supuesto, los bocetos son susceptibles de conformidad o disconformidad de parte de quien los dibuja. A tal punto, se recomienda, pase lo que pase, en la exaltación o en la depresión, hacerlos a lápiz con el borrador como buen sombrero a la medida, para luego dejarlos reposar en el gabinete. Se respira profundamente, se cuenta del uno al diez, y se les revisita en afán corrector que conduzca a la satisfacción y, claro está, al placer más vitalista posible. En eso estoy, queridos lectores. Las heridas físicas y la culpabilidad que acarrearon los días anteriores, van cicatrizando bastante bien. Acometo la limpieza y el ordenamiento de mi Casa, la que habito y la que me habita, en la busca de un solazador Domingo de Resurrección. Ello en el marco agonístico, esto es luchador y pugnaz, de mi Fe.

Qué insulso es Uno quejándose de la Soledad, cuando se tienen buenas compañías!

jueves, 4 de agosto de 2022

Yo, el erasmista desvelado. Jose Carlos De Nobrega

 



Salmos y Proverbios

José Carlos De Nóbrega

Yo, el erasmista desvelado

Dios trino y liberador nos libre de la confortabilidad del pensamiento a la hora de comprender nuestro mundo Hoy. Ni teorías conspirativas ni eternos retornos que nos consuelen y suman en las tinieblas. "La conjura de los necios" (John Kennedy Toole) no es la reescritura de "Gargantúa y Pantagruel" (Rabelais). Leemos en el XXI el "Elogio de la Locura" (1509), no porque esta coyuntura repita cíclicamente el momento de transición que vivió Erasmo (1469-1536), sino por la aparente ausencia o, peor todavía, el silencio auto-inducido de posibles satíricos o cultivadores de Comedias que evidencien nuestro despropósito ciivilizatorio. El enculillarse pareciera una de las libertades añadidas en tiempos de Pandemia Covid-19 y de banalización de todos los discursos a merced de esta Guerra Fría de tres o cuatro países potencia.

Desde el inicio de su Elogio estulto, Erasmo tiende una trampa cazabobos a todos sus lectores: La diversión se hace juego satírico harto peligroso, pues a los poderes fácticos de todos los tiempos no les cae en gracia para nada. La alocución de esta deidad llamada Locura, Necedad o Estulticia, más que impostura y Egotismo hiperbólico, es una requisitoria serena y relativista al Poder envilecido que esteriliza el ímpetu del cambio social. Este libro burlón no estriba en un ejercicio caprichoso del ocio de tan sesudo humanista. Heredero de Aristófanes, Horacio y Juvenal, este apacible y brillante holandés nos obsequia una Sátira ejemplar no sólo de su tiempo histórico, sino del contingente devenir de Occidente. Puente de puentes, prefigura las comedias de Moliere y Shakespeare, amén de la lengua alambre de púas de Swift, Ionesco y Beckett.

Erasmo de Rotterdam fue faro y figura de una posible reforma católica desde el humanismo renacentista, hasta que el tremendismo cismático de Lutero y la respuesta de Loyola sacudieron a Europa. Impresiona más un egregio alemán (torturado por sí mismo) tirándole tinteros y flatulencias al Diablo, que el ingenio y los modos conciliadores de su coetáneo y colega agustino expresándose en latín perfecto. La extraña y prometedora estrella de Erasmo fue apocada por el extremismo, primero el de Savonarola y luego los de Lutero y Calvino. Su amigo Tomás Moro a quien dedicó el "Elogio de la Locura", murió decapitado por orden de Enrique VIII, un año antes de su deceso en Basilea, el 6/7/1535. Por fortuna, al borde de la Segunda Guerra Mundial casi cuatro siglos después, unos cuantos amigos suyos lectores lo reivindicaron con entusiasmo: Agustín Renaudet, Marcel Bataillon y Lucien Fevbre, historiadores sabios y preparados para reescribir "la historia de ese gran movimiento de espíritus y conciencias, de esa fecundación del pensamiento moderno por el pensamiento antiguo" (Fevbre) que fue el Renacimiento europeo. Erasmo, en síntesis, nos sigue convocando en un diálogo de diálogos que no cesa. Por ejemplo, Fevbre leyó y comentó "Erasmo y España" de Bataillon (publicado por el F.C.E. de México en 1950) en instancias múltiples: como historiador de Felipe II, como exégeta de Rabelais y como biógrafo de Lutero.

Soy otro de sus lectores más necios,  esta vez en el siglo XXI. Y lo ratifico en mi condición de paciente psiquiátrico y de salmista compulsivo. El Elogio que nos vindica alienados como entes de papel extraídos del cuento "El alienista" de Machado de Assis, nos hechizó en su discurso opiáceo e inverso que trastoca la comedia de ser hombre. Nuestro muy entrañable Erasmo ha engendrado sin aparente móvil literario, a la Diosa Necedad dándole una voz propia, egótica, extrema y hasta misógina, lo cual escandalizaría al feminismo bien amado de los siglos XX y XXI. Es un proyecto de escritura que sabe contradecirse al igual que los de Graham Greene, Chesterton, Unamuno y Papini. Pluma rectora en tinta plácida que nos mueve a un cristianismo primitivo, personal y liberador de Catacumbas originarias, que triza el boato y la beatería del sectarismo religioso institucionalizado. Reescritura creativa de las poéticas y paradójicas parábolas de Cristo.

El Elogio es un disparate susceptible de ser imitado en este siglo de transición hacia no sé qué carrizo desencaminado. Forja su hoguera de las vanidades con más gracia virulenta que los sermones de Savonarola en Florencia y de Antonio Conselheiro en la Guerra de Canudos en Brasil. Oficio por oficio, este paredón de fusilamiento acribilla Hoy con sorna magistral el despropósito conservador y necio de Papas antipáticos como Pío XII y Juan Pablo II; el sacerdocio abyecto, charlatán y pederasta que hizo renunciar a Benedicto XVI, Amén de vindicar a Juan XXIII, Paulo VI y el jesuita Francisco I quien pide perdón muy condolido por las víctimas de los excesos criminales y colonialistas de la muy falible Iglesia Católica y el Estado canadiense, ello entre el XIX y el XX. 

Asimismo, me saca del sube y baja depresivo, cuando embiste con elegancia salvaje a los reinos y principados de este mundo. Tenemos el ejemplo patético de la Comunidad Europea, polo lánguido manipulado por el Imperio gringo, sin que importe la muerte de los desplazados africanos ni latinoamericanos, ni mucho menos el bienestar de sus propios ciudadanos en Europa y USA. Resulta entonces que Erasmo prefiguró también la majadería libertaria del Quijote y de Bolívar, sin perder de vista a Cristo, su Dios tutelar. Se ríe de mí Pocaterra, pues hace no mucho tiempo que Panchito Mandefuá le contó a Jesús niño en sobremesa navideña, el haber sido único testigo de la desnudez del Emperador mientras se exhibía en cortejo por las calles de Valencia.

Además de polemista convulso y anarco teísta, me he dado cuenta que soy también un erasmista desvelado. No estoy de acuerdo con el catedrático Antonio Prieto. Si bien no hay evidencia que Cervantes leyera el Elogio, tenemos la Fe de que Alonso Quijano sí. Algún día de estos, cuando reconsideremos el episodio del inventario de la Biblioteca del Quijote, mi predilecto, posiblemente nos llevaremos una gran y espeluznante sorpresa.

domingo, 24 de julio de 2022

Mi terco sandinismo. Jose Carlos De Nobrega

 Salmos y Proverbios

José Carlos De Nóbrega

Mi terco sandinismo

El 19/7/2022 se cumplieron 43 años del triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional arribando a Managua, ello como si se tratara del Salmo 15 traducido por Ernesto Cardenal: "No hay dicha para mí fuera de ti!" Hacía dos semanas que yo había cumplido 15 de edad, recién llegado a Valencia, la de Venezuela. Aprobado el tercer año de bachillerato en el liceo "Monseñor Gregorio Adam" de Naguanagua, vinculé este entusiasmo revolucionario con mi nueva y estupenda camada de amigos: Jorge "Conejo" Pérez, Hernán Castro, Elsy Peña, Janda y Gina, entre mi bien amada legión. Quedé impactado por ese grupo de amigos nicaragüenses que sacó a patadas a Tachito Somoza, el tercero y último de tan envilecida satrapía. Por culpa de este tirano ladrón, perdimos en el mar Caribe a Roberto Clemente quien quería auxiliar a las víctimas del terremoto que también diezmó a Managua. Valgan sus 3000 hits! Los hermanos Ortega, Tomás Borge, Sergio Ramírez y los sacerdotes Miguel D'Escoto y Ernesto Cardenal integraban mi familia rebelde predilecta en ese entonces.

Tiempo después, en la Universidad de Carabobo, me familiaricé con esa épica desmitologizada que me reconciliaba con mi Dios trino profético y popular, el de la Teología de la Liberación, el Éxodo y los Evangelios. Amén, cierto es, del Decir Poético de Nicaragua y el resto del continente. Cardenal visitó a Valencia dos veces. La primera en 1974, 5 años antes de la victoria sandinista, documentada en el libro "Ernesto Cardenal en Valencia. 2 Diálogos" (U.C.-Dirección de Cultura, 1974, con prólogo de Carlos Garrido). Ambos encuentros se realizaron en el Complejo Universitario de Bárbula y el Barrio El  Boquete. La segunda fue a mediados de los años 80 en la Facultad de Educación de la U.C., donde yo cursaba estudios. Todos abominamos de ese documental infame de Venevisión titulado "Nicaragua: Epicentro de una amenaza". Los gringos hacían de nuevo de las suyas para doblegar el proceso sandinista. Al igual que mi carnal Pedro Téllez con el descalabro argentino en las islas Malvinas, lamenté en saudade fadista y sambista la Contra anti-sandinista, el Irangate con su milico Oliver North, el minado de las aguas territoriales de Nicaragua y la derrota electoral del F.S.L.N. ante Violeta Chamorro. Qué decir del deplorable regaño que el Papa Verraco y polaco le dio al poeta Cardenal arrodillado en díscola e inteligente humildad? Un año después, 1984, él y D'Escoto serían suspendidos de su sacerdocio hasta 2019.

Si bien me comportaba como cometa vagabundo en los predios universitarios, mi vínculo con Nicaragua -a modo de segunda patria chica- se intensificaba de manera inequívoca. Militando en el Movimiento Universitario Evangélico VEnezolano, conocí a Don Abelardo Cuadra, ex teniente de la Guardia Nacional somocista y testigo excepcional del asesinato de Augusto César Sandino. Fue parte de la conjura pero no le dio ningún tiro de gracia. Se le alzó luego al Tacho Somoza dos veces, fue apresado en la segunda intentona, se le conmutó la pena de muerte por prisión perpetua y al final se dio a la fuga. En su libro de memorias "Hombre del Caribe", nos relata también su participación activa en la Legión que combatió las dictaduras de América Central. En su homenaje, le escribí un cuento, un ensayo sobre su libro y mi primer poemario "A la Pasión de Sandino", de 130 coplas, en el que contrapuntea con el poeta católico Pablo Antonio Cuadra. Por cierto, en una de las ediciones de la FILUC a finales del XX, me presentaron a Sergio Ramírez quien me preguntó por Don Abelardo y su hijo el doctor Víctor Cuadra. También publiqué en La Iguana de Tinta" un ensayo sobre su novela "Castigo Divino", adaptada a la TV como miniserie en Colombia.

A inicio del XXI, celebré y diserté sobre la "Antología poética" (2005) de Ernesto Cardenal prologada y compilada por el poeta Luis Alberto Angulo, bajo el sello de Monte Ávila. Esa "Aproximación a la poesía de Ernesto Cardenal (Collage)", sería también el prólogo de la obra poética completa de nuestro gran poeta místico universal. Un año más tarde, en FILVEN Caracas, Luis Alberto y yo conversamos en público sobre la 5ta. edición de "Flor y Canto. Antología de Poesía Nicaragüense" (2006) con presentación y curaduría de Cardenal. Asimismo, el año 2022, Téllez, Angulo y este salmista compulsivo comentamos en el Círculo de Lectura, Casa Pocaterra, de nuestro estupendo antólogo oriundo de Granada, sus colecciones de poesía primitiva y de poesía norteamericana, ésta en coautoría con el poeta Coronel Urtecho.

Tuve también el placer majadero de publicar una aproximación ensayística a Sandino, en la que destacan textos de otros autores venezolanos como el de Rafael de Nogales Méndez ("El Saqueo de Nicaragua"), un bello poema de Enriqueta Arvelo Larriva, la Mazurca en clave novelística de José Pulido y una crónica de Orlando Araujo. No pretendo ser especialista en literatura de y sobre Nicaragua, sino un muy agradecido lector y comentarista apasionado. He sido seducido por su Decir transparente, comprometido y conversacional de raza latinoamericana y cósmica.

Como toda comunidad de afectos, hubo divisiones de sesgo político y personal. Ernesto Cardenal, disgustado con Daniel Ortega, sale del F.S.L.N. en 1994, al igual que el narrador y ensayista Sergio Ramírez y la poeta Gioconda Belli. Tales desencuentros hicieron mella en el corazón nica, selvático y lacustre de no pocos venezolanos. Tal es, por ejemplo, el caso de Paul del Río quien estuvo en el Frente Sur sandinista, manteniéndose hasta el final de su vida solidario con Cardenal. Sin embargo, el poeta no excluyó de su Antología antes comentada a Rosario Murillo, esposa del actual presidente Ortega. Prefiero, a tal respecto, la prudencia conciliatoria de Erasmo que la explosividad cismática de Lutero, dadas estas coordenadas no exentas de dolor y melancolía.

Me quedo entonces sandinista y adolescente eterno rasgando las guitarras punk y rock en el aire, tal como suenan en los discos rebeldes de The Clash, Charly García y Fito Páez. Que no bombardeen Buenos Aires, ni a Managua, tampoco a La Habana, mucho menos a Caracas.