4 libros y 4 voces de Luis Alberto Angulo
José Carlos De Nóbrega
Coplas de la edad ligera (Monte Ávila, Altazor, 2021) es el libro de poesía más reciente de Luis Alberto Angulo (Barinitas, 1950). Siguiendo la poética del Decir a lo largo de toda su obra, nos resulta uno de sus hitos más logrados. Presenta una tetralogía de poemarios, cada cual con voz propia. El Peón y la Sirena, Versos de la Calle en la voz de Armando Amanaú, Poemas de Piedemonte y Coplas de la Edad Ligera integran un conjunto con un lenguaje más límpido, polifónico y dialógico pues, además del lector agradecido, la pensadora María Zambrano es su interlocutora más notable y entrañable. Incluso la entrevista-prólogo concedida a Nereida Azuaje nos lo confirma y ratifica: "Lo que sustenta el decir en este sentido, es su escepticismo frente a la supuesta existencia de un lenguaje especial para la poesía".
El Peón y la Sirena es un poemario polifónico en verso libre y muy suelto. Se trata de desplegar la libertad expresiva y discursiva en diversos registros: El Ars Poética, el humor y la contemplación lúdica del alrededor histórico e interior. El poema homónimo del primer panel del libro, nos refiere que el peón encarna el buen oficio sudoroso con la Palabra, mientras que la sirena es el canto salvaje sin la intermediación de manual alguno del estilo escritural. " Entre la perfección imposible y la probable / navega sin sucumbir en las peñas erráticas / a las que una y otra vez es arrojado ". Epígrafes sacude en la impiedad implacable de la Poesía respecto al despropósito del inauténtico decir, el cual dice su pose pretenciosa: " Las inscripciones que colocan a sus versos, / parecieran en muchos casos engullir el texto, / pues en vez de aclararlo, como se proponen, / sólo brillan las buenas palabras de los otros ". La cita culterana carece de sentido cuando no se la incorpora a la vida, ello en un exhibicionismo falaz y en procurar apoyatura fallida en voces autorizadas. Sin decirlo, subyacen las sátiras de Juvenal y los poemas guillotina de Catulo que hacen tiritas a los politicastros romanos. Más adelante, en Coplas de la edad ligera, veremos el diálogo entre María Zambrano y la voz coplera en hermandad entre la Filosofía y la Poesía.
El poeta no se da de coces en su propio aguijón, cuando en el segundo panel de su biombo abierto cambia de tercio. Sabemos hace tiempo que Armando Amanaú ha hecho chirriar la dentadura de uno que otro poeta puro y retórico que, empero, lo trata de imitar inútilmente. He aquí la seducción de la voz díscola, coloquial, política y retadora de Amanaú sin proponérselo en primera instancia. El ejercicio de heteronimia, en este caso, nada tiene que ver con Pessoa ni Montejo en lo temático ni en lo estilístico. Sólo en la metodología de creación poética. Armando Amanaú tiene biografía, ha sido publicado en ocasiones muy puntuales y al fin se sale con la suya al publicar en una editorial de prestigio nacional y continental su primer poemario. No es un otro yo solapado del poeta Angulo, sino como él mismo lo aclara al inicio, una voz compañera que lo complementa en la consideración endurecida del despropósito del siglo XXI que le ha tocado vivir y combatir en militancia ñángara.
Poemas de Piedemonte es también de cariz transparente que universaliza la condición dupla de la voz poética: Su regionalismo que oscila entre el llano de Barinas y los Andes vecinos. El Charrito de Barinas, además de crónica intrahistórica que nos legó Unamuno, podría evocar a Joselito, cantante niño de España, e incluso acompañante de los comediantes del arte, sea el director y dramaturgo Shakespeare o Moliere. "A veces la nostalgia es inevitable". Jinetes de la Aurora es también crónica agrícola y al mismo tiempo bestiario que confunde a los burros y sus amigos campesinos: " Por la tarde de regreso los burros cargados de víveres suben la montaña. / Los campesinos, se hunden eternos en el brumoso azul del piedemonte ". La poesía y la pintura , quizá de Emiro Lobo, se funden y escupen luz crepuscular y fuegos fatuos en la neblina. Visita de Piedemonte excede la crónica para constituirse poema y paisajística de la lengua, con afán del oído tanto en la casa de bahareque como en la plaza pública. Barinés es un Credo que implica terredad y sentido poético de pertenencia.
Coplas de la edad ligera es un diálogo mano a mano con la filósofa poeta María Zambrano. El vínculo entre lo culto y lo popular, abominado en nuestro medio literario standard y canónico, se hace retícula del habla y la escritura. El epígrafe de todo este tetra pack poético del decir, no es engullido por la voz de la Doña sino ata cielo y lamedero, copla culta española y copla popular venezolana: " Todo está vivo y unido". Copla es quizá la mejor ars poética del género, pues además de su vigorosa musicalidad recia, celebra al gran maestro Jorge Manrique a orillas del río Apure, masticando carne en vara y pasando el trago con aguardiente de caña. "Jorge Manrique, el poeta, / en la España medieval, / le puso vara a la meta / a quienes quieran cantar". La Pensadora y el Ángel toma la cadera dislocada de Jacob para recibir bendición del cielo, en desarrollando un coloquio insólito para el academicismo, pero no para los copleros cultos ni los populares llano adentro. Es contrapunteo amoroso movido por la Palabra rasgada en castellano enriquecido y proverbial. " El poema es cuanto queda / de este sentir sin medida, / un verso para la espera, / de ver pasando la vida". Subyace en la conversa y sus silencios, este texto lindo, lindo de María Zambrano: "En Dante, en San Juan de la Cruz, la poesía se ha salvado, sobrepasándole, de Platón. Hay una poesía platónica que es la mejor venganza, la única que le ha estado permitida al poeta, de la severa sentencia del filósofo erigido en poder".
En síntesis, la poesía de Luis Alberto Angulo está más consolidada que nunca en el corpus vital diverso de nuestra literatura, tan mal promocionada por lo mal amada. Desde sus inicios, Luis Alberto ha logrado una solazadora cohabitación entre el Ser y Saber en Poesía. Pueden disfrutarlo y verificarlo los lectores más jóvenes, comenzando con esta pieza magnífica del arte literario tan musical e inmediato al corazón receptor.
Justa valoración de la obra del poeta barines. Se la merece. Gracias José Carlos.
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