LA INCERTIDUMBRE HECHA ASTILLAS
José Carlos De Nóbrega
Más allá de las costumbres navideñas y sus
lugares comunes que van de la superstición al inventario de promesas y
tropiezos por cumplir, se nos ha ocurrido sembrar y cosechar astillas en el
territorio de la incertidumbre y la crítica malquerida. Nuestro balance, ajeno
al superávit artificial del discurso del poder, sólo es posible en la
contingencia lúdica del aforismo comentado.
1.- “A mí no me preocupan los mea culpa insinceros ni los artificios
discursivos de tirios y troyanos. Seguimos siendo mirones de palo en este fin
de fiesta del despropósito, la banalidad y el envilecimiento de nuestros
politicastros sin importar su espectro diestro o zurdo”. Nos caracteriza el
buen diagnóstico de nuestro malestar (Uslar, D. A. Rangel o Malavé Mata) y
nuestra terca indolencia e inacción. Le tocará al ciudadano rescatar al país
echando a los politiqueros, burócratas y empresarios incompetentes de una buena
vez por todas. No es cuestión de espejismos ideológicos, sino de implementar un
sensato y osado proyecto de país [de índole bolivariana y socialista de a de
veras].
2.- “El chavismo debe
ir a la Asamblea Nacional a hacer política”.
Vladimir Acosta. De acuerdo, pues un proceso revolucionario no puede
construirse con la arrogancia del despechado ni con las pancadas reactivas de una
pobre lectura del entorno. Por supuesto, Acosta y otros críticos serán
escarnecidos por el estalinismo de la Corte que se esconde tras la tramoya. La
bancada socialista no puede perder de vista la opción preferencial por los
pobres y los trabajadores. Es un contrasentido convertir el legado chavista
–con sus virtudes, debilidades y omisiones- en un fetiche ideológico oxidado.
3.- “¿Las universidades
venezolanas persistirán en ser apéndices desdichados de una dirigencia política
abyecta?” Nuestra Academia ha abandonado a su suerte la investigación, la
extensión y la creación en todos los ámbitos. Le preocupa el gris rol resonante
del discurso reaccionario y economicista de la nomenclatura de turno. El
silencio cómplice fundado en el temor y el oportunismo, es el síntoma de su
decadencia. Para muestra un botón: ¿Cuál ha sido la posición de los escritores
y los académicos respecto al cierre de la Maestría de Literatura Venezolana en
la Universidad de Carabobo?
4.- “Las cosas
elementales de la vida cotidiana se han convertido en una proeza de
supervivencia, en una hazaña cotidiana, y la gente no quiere resignarse a
semejante calamidad”. Víctor Álvarez.
Un discurso político mediocre [aderezado por Chúo, Ramos A., Zurda Conducta o
Aranguibel] es contrastado hoy por un relato de a pie que mezcla la épica del
superviviente y la picaresca desde el Lazarillo hasta la vida desperdiciada de
Pito Pérez. ¿Será otro gol a favor de los poderes creadores del pueblo? Los
bachaqueros encarnan la ausencia de conciencia de clase y escrúpulos:
proletarios que aspiran ser pequeñoburgueses. El desconocimiento de la ciencia
económica cunde por doquier.
5.- “Ese espíritu de
cuerpo que nos lleve a luchar por el gran país es lo que hay que insuflarles a
las masas”. Nelson Guzmán. Subyace un hecho indiscutible: Una patria potencia
no se edifica con las palabras huecas típicas de slogans y
frases hechas. Unamuno pondera que el estilo delata al hablante por más que
trate de ocultar intenciones inconfesables. Parafraseando a Cioran, Guzmán
mediante, la escritura auténtica es un acto rebelde de la criatura que corroe
toda estructura opresiva. Por supuesto, las rebeliones son actos colectivos de
amor y solidaridad para con el Otro.
6.- “Arañando sombras
para verte”. Blas de Otero. Todo discurso libertario se realiza a
contracorriente del terror inducido por los opresores. Por lo tanto, adversamos
las admoniciones que abundan en los medios masivos y las redes sociales que
procuran enculillar al pueblo. Sembrar el miedo y la rabia en las colas,
significa respaldar el consumismo; aterrar a los beneficiarios de los programas
sociales, involucra la perpetuación del funcionarismo mezquino y parásito.
7.- “… / casa que dejo,
adiós, / no llorando, riendo te lo digo, / mi rumbo es la esperanza”. Juan Ruiz
Peña. Dada la transparencia de estos versos, sobran los comentarios. Sólo nos
resta la profesión paradójica de fe que es la Poesía del Decir.
Sol y el León que custodia a Unamuno
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