Antonieta Álvarez, William Torrealba, Sol Linares, José Carlos De Nóbrega, María Jesús Bernal y Celia Corral Cañas
Tres bellezas venezolanas inobjetables en Salamanca: Sol Linares, Andrea Crespo Madrid y María Elisa Núñez
Trío de Ska "Percusión y Tomate"
CRÓNICA
SALMANTINA 2
José
Carlos De Nóbrega
De vuelta a la Patria, extraño con emoción a la Casa
Dorada que es Salamanca. El retorno fue placentero, pues me acompañó mi madre
encarnada en otra simpática matrona madeirense: Matilde Nohemí, quien conversó
acerca de su familia y de sus viajes intercontinentales. Por supuesto, me
reencontré con mi paisano luso-venezolano Joaquín, con el cual conversé
largamente en el viaje de ida Maiquetía-París. Aprovechamos el impulso para
agradecer a la Embajada venezolana en España, en la diáfana persona de su
agregada cultural Antonieta Álvarez, por los favores recibidos a lo largo de
nuestro afortunado periplo.
Como decíamos ayer, Fray Luis mediante,
nos resta hablar de las últimas cuatro sesiones de clase. Proseguimos esta
Bitácora Literaria Venezolana con dos novelas clásicas: “Cubagua” de Enrique
Bernardo Núñez, una saudade por la historia, y “El Hombre de Hierro” de Rufino
Blanco Fombona, el epitafio vitalista de la sociedad de su tiempo con su
bailómano y su Juan Bisonte de opereta. La séptima correspondió a tres
cuentistas compulsivos: Andrés Mariño-Palacio, Salvador Garmendia y Eduardo
Liendo, trío lúdico que involucra el discurso de la locura, la oralidad
tabernaria y el bestiario picantísimo. La penúltima conversación en Anayita
convocó a dos escritores que van y vienen de Falcón y Zulia: Enrique Arenas,
cuya crítica ensayística regocijó al joven auditorio, y Orlando Chirinos y su narrativa
que vincula lo culto, lo popular y lo subversivo. El cierre abierto del Curso fue
el festejo a mis tres amores trujillanos [Ana Enriqueta Terán, Wafi Salih y Sol
Linares], además de nuestra amiga Laura Antillano, acreedora del Premio
Nacional de Literatura 2012-2014. Sus textos envolvieron a la audiencia en la
niebla enternecedora de sus voces singulares.
¿Qué decir del XXI Encuentro de
Escritores Venezolanos realizado en el Aula Magna de la Facultad de Filología?
El martes 24 de noviembre de 2015, me conmovió la presentación que la bella y
caribeña María Elisa Núñez acometió sobre mi obra en clave de danzón. Le
correspondimos con la lectura de mi cuento “Con Claudia viendo a Salamanca
nublada”, hasta entonces inédito. El miércoles 25, le tocó a un poeta del Decir
de Caricuao, William Torrealba, y su recreación nocturna y bohemia de Caracas,
comentada con acierto por mi alumno Borja Cano Vidal. El jueves 26, Sol Linares
alumbró la noche salmantina con amor e incuestionable talento, lo cual se
reveló en los estupendos ensayos de José Antonio Paniagua y Catalina García
García-Herreros [esta chica me citó a Susan Sontag por su donosura escritural
de arroyo fresco]. He de destacar la insurgencia de la jovencísima camada de
escritores de tan querida Universidad. Comenzamos por la paradójica cuentística
vivaz de la venezolana Andrea Crespo; el capítulo perfecto de novela que nos
obsequió Catalina García; la inmediatez cómplice de la voz poética de Raquel
Reyes Martín [“Comencé a estudiar el significado de las letras / para saber de
qué sustancia, de qué ingredientes / está hecho el mundo”]. No podemos obviar
la dulce voz en off de María Jesús Bernal que encuadraba su paisajística
interior a la luz de nuestra Sol, ni los haykús seductores de Celia Corral;
mucho menos pasa por debajo de la mesa del ágape, pues nos muerden de guisa
traviesa los pies, los artículos satíricos de Bea Cepeda y la poesía
extraordinaria y contundente de Anaïs Egea.
Embadurnados de Saudade, nos resta
edificar nuestro amoroso retablo femenino y salmantino: Carmen Ruiz Barrionuevo
quien no sólo es el baluarte imprescindible de la Universidad y su Cátedra
Ramos Sucre de Literatura Venezolana, sino que nos sostuvo atenta y
cariñosamente de la mano; mi fotógrafa sobrenatural, Eva Guerrero, cuya chispa,
hermosura y don de gente nos harán falta; la tierna voz poética de María
Ángeles Pérez L. hecha haykú aterciopelado, y esa pandilla familiar entrañable
de María Elisa, Paco y sus preciosos críos.
Valencia de San Desiderio, miércoles 2 de
diciembre de 2015.
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