sábado, 19 de diciembre de 2015

CRÓNICA SALMANTINA 2. José Carlos De Nóbrega



Antonieta Álvarez, William Torrealba, Sol Linares, José Carlos De Nóbrega, María Jesús Bernal y Celia Corral Cañas


Tres bellezas venezolanas inobjetables en Salamanca: Sol Linares, Andrea Crespo Madrid y María Elisa Núñez 
 


Trío de Ska "Percusión y Tomate"

 
CRÓNICA SALMANTINA 2

José Carlos De Nóbrega

 

     De vuelta a la Patria, extraño con emoción a la Casa Dorada que es Salamanca. El retorno fue placentero, pues me acompañó mi madre encarnada en otra simpática matrona madeirense: Matilde Nohemí, quien conversó acerca de su familia y de sus viajes intercontinentales. Por supuesto, me reencontré con mi paisano luso-venezolano Joaquín, con el cual conversé largamente en el viaje de ida Maiquetía-París. Aprovechamos el impulso para agradecer a la Embajada venezolana en España, en la diáfana persona de su agregada cultural Antonieta Álvarez, por los favores recibidos a lo largo de nuestro afortunado periplo.

     Como decíamos ayer, Fray Luis mediante, nos resta hablar de las últimas cuatro sesiones de clase. Proseguimos esta Bitácora Literaria Venezolana con dos novelas clásicas: “Cubagua” de Enrique Bernardo Núñez, una saudade por la historia, y “El Hombre de Hierro” de Rufino Blanco Fombona, el epitafio vitalista de la sociedad de su tiempo con su bailómano y su Juan Bisonte de opereta. La séptima correspondió a tres cuentistas compulsivos: Andrés Mariño-Palacio, Salvador Garmendia y Eduardo Liendo, trío lúdico que involucra el discurso de la locura, la oralidad tabernaria y el bestiario picantísimo. La penúltima conversación en Anayita convocó a dos escritores que van y vienen de Falcón y Zulia: Enrique Arenas, cuya crítica ensayística regocijó al joven auditorio, y Orlando Chirinos y su narrativa que vincula lo culto, lo popular y lo subversivo. El cierre abierto del Curso fue el festejo a mis tres amores trujillanos [Ana Enriqueta Terán, Wafi Salih y Sol Linares], además de nuestra amiga Laura Antillano, acreedora del Premio Nacional de Literatura 2012-2014. Sus textos envolvieron a la audiencia en la niebla enternecedora de sus voces singulares.     

     ¿Qué decir del XXI Encuentro de Escritores Venezolanos realizado en el Aula Magna de la Facultad de Filología? El martes 24 de noviembre de 2015, me conmovió la presentación que la bella y caribeña María Elisa Núñez acometió sobre mi obra en clave de danzón. Le correspondimos con la lectura de mi cuento “Con Claudia viendo a Salamanca nublada”, hasta entonces inédito. El miércoles 25, le tocó a un poeta del Decir de Caricuao, William Torrealba, y su recreación nocturna y bohemia de Caracas, comentada con acierto por mi alumno Borja Cano Vidal. El jueves 26, Sol Linares alumbró la noche salmantina con amor e incuestionable talento, lo cual se reveló en los estupendos ensayos de José Antonio Paniagua y Catalina García García-Herreros [esta chica me citó a Susan Sontag por su donosura escritural de arroyo fresco]. He de destacar la insurgencia de la jovencísima camada de escritores de tan querida Universidad. Comenzamos por la paradójica cuentística vivaz de la venezolana Andrea Crespo; el capítulo perfecto de novela que nos obsequió Catalina García; la inmediatez cómplice de la voz poética de Raquel Reyes Martín [“Comencé a estudiar el significado de las letras / para saber de qué sustancia, de qué ingredientes / está hecho el mundo”]. No podemos obviar la dulce voz en off de María Jesús Bernal que encuadraba su paisajística interior a la luz de nuestra Sol, ni los haykús seductores de Celia Corral; mucho menos pasa por debajo de la mesa del ágape, pues nos muerden de guisa traviesa los pies, los artículos satíricos de Bea Cepeda y la poesía extraordinaria y contundente de Anaïs Egea.

     Embadurnados de Saudade, nos resta edificar nuestro amoroso retablo femenino y salmantino: Carmen Ruiz Barrionuevo quien no sólo es el baluarte imprescindible de la Universidad y su Cátedra Ramos Sucre de Literatura Venezolana, sino que nos sostuvo atenta y cariñosamente de la mano; mi fotógrafa sobrenatural, Eva Guerrero, cuya chispa, hermosura y don de gente nos harán falta; la tierna voz poética de María Ángeles Pérez L. hecha haykú aterciopelado, y esa pandilla familiar entrañable de María Elisa, Paco y sus preciosos críos.

     Valencia de San Desiderio, miércoles 2 de diciembre de 2015.    

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