EL HERMANO MENOR CUMPLE 16 AÑOS
José Carlos De Nóbrega
“El Hermano Menor” (2000) es el primer volumen de
narrativa breve de Ramón Núñez, publicado bajo el sello editorial de la
Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo. Este conjunto de dieciocho
cuentos apunta a la inmediatez expresiva y, en especial, a un afán relator de
índole figurativa. La perspectiva narrativa, si bien diversa, obedece a la
transparencia de un discurso que se solaza en el juego vivaz con el lenguaje,
enclavado fundamentalmente en el mundo de la infancia y la adolescencia. Se
trataría entonces de una aproximación placentera y cómplice a la literatura de
formación que nos evoca a Hesse, Cortázar, Pancho Massiani y Bryce Echenique.
La recreación del Paraíso recobrado de la
infancia constituye una sentida línea de indagación lírica: “Érase una vez” no
sólo es el preludio de este libro, sino la configuración lúdica de un ars
cuentística personal: La literatura dignifica la lengua de la humanidad cuando
establece una confrontación divertida con el mundo real [escurridizo de por sí]
pese al rostro severo del pensamiento racional. De allí se desprenden sus
múltiples e inéditas lecturas de la cotidianidad, haciendo migajas la rutina y
la claudicación del rebaño con asombrosa impunidad. La crueldad inherente a la
niñez es delatada por la lengua resentida y revanchista del narrador
protagonista en “Celestino”, ello en la rima obscena e hiriente que funciona
como estribillo hecho furia catártica. “¡Mami, mami, regálame un burdel!”, se
nos presenta como un ejercicio humorístico e impostor para derribar los muros
de la pacata beatitud no sólo social, sino incluso literaria: Se reivindica el
relato fantástico que se emparenta con el inventario descocado en la Tienda de
Muñecos de Julio Garmendia. Los cuentos de hadas, al igual que la literatura
sagrada, han sido pasto del fuego censor de traductores y comentaristas
desencaminados.
La disfuncionalidad familiar se halla
tratada y reconvertida en instancia utópica. “Dilectum ferrum” revisita al
Frankenstein de Mary Shelley, sólo que para evidenciar el paradójico ejercicio
solitario de conformar una familia fantástica reciclando tuercas y metal, como
si fuese un inútil poema futurista: “Felices todos entonces e indiferentes, más
bien serenos y muy equilibrados (y agradecidos, claro) ante cualquier pieza
herrumbrosa tirada por ahí, restos del tráfico que ya no importan ni
consuelan”. El cuento que da título al libro, reconstruye el núcleo familiar en
su precariedad emocional misma: el confinamiento del hermano menor inducido por
la ausencia de los padres y la compulsión protectora de las hermanas, se nos
antoja una estampa expresionista y distópica por superar en virtud de la Poesía
misma. Las fantasmagorías y el Bestiario vienen envueltos en la ensoñación,
para exponer la fragilidad del ser humano sobreviviente como depredador del
Otro y de sí mismo. “Diez” como cierre de la figura, agrupa diez textos breves
o miniaturas narrativas que comprenden el aforismo, el poema en prosa y el
micro-cuento.
¡A
comer de este cruzao apetitoso hasta
relamerse los dedos de gula lectora! ¿Recuerdan haber bailado La Malanga de
Eddie Palmieri? VLC, 27 de agosto de 2016.
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