José Carlos De Nóbrega
La locura de Reverón fue tocada por la Muerte
En Valencia: el río Cabriales, apestado de tifoidea,
Se llevó a Josefina, su amor incestuoso frustrado.
De allí el pintor trató la luz hasta el extremismo:
Mantilla blanca y trópical de iluminismo místico
Que abandonó el paisaje de Macuto interiorizado
En pos de otra dimensión alucinante.
La desgracia lo hizo único santón de la Luz.
Mairelys lo ensaya Final de Juego en Eros
Resplandeciente que enciende mis sentidos:
Blanco ostra de pulpa rosa con piercing perla.
Un sweater que sobredimensiona par de guayabitas
Que lubrican la boca y afilan el mordisco suavecito
A descender en caída libre a su gruta de Mar nutricia.
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