Jose Carlos De Nobrega:
Soneto panadero portuñol
Mi papá José fue junto a mamá Augusta
De la camada musiú que recaló en la Caracas de los años cincuenta
Migrando más que todo del hambre de una Portugal medieval
Tan bien descrita en varias novelas de José Saramago.
No los movió la rebeldía antifascista de los majaderos
Ibéricos que en el crucero Santa Liberdade
Forzaron al Rey bicéfalo a ahogarse en el tablero de aguas entre el Mar Caribe y el Atlántico.
Me crié, pues, entre el Bar Restaurant Londres y la casa de la Pastora, mi enclave portuñol.
No aspiraba ser dueño de una panadería porque me dio por la escritura a lo beatnik.
Pero me topé con una poeta y un juglar que amasan el pan con versos de Montejo.
Ella abeja Reyna trujillana sonrosada tirando a pelirrojo eléctrico y Él un abejorro robusto con el aguijón que rasga una guitarra.
Su Panadería, pues, hornea cachitos, galletas y pasteles
Glaseados con décimas andinas de Ana Enriqueta Terán, las cartas astrales de Pessoa
Y Saudade de Amalia Rodrigues en la Corte del Rey Carmesí.
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