Jose Carlos De Nobrega:
Recomposición de una cartografía posible según Doña Gea
A mi muy señora poeta Marichina García Herrero
A María Ismenia in memoriam
Hay ángeles de la guarda lúcidos
Que han caído ante el silencio de Dios.
No poseen el colorido épico de Gabriel,
Sino que visten de negro o de gris mate.
No los esculpen en mármol áureo de Salamanca,
Si acaso de yeso y madera en anonimato
Que los hace pasar desapercibidos y a la calladita.
Pero a veces anuncian apertura de puertas en un cielo insólito.
A Doña Gea, madre, hermana y poeta, en medio del Caos,
Se le apareció su ángel negro y desaliñado,
Disonancia y ruptura del Canon místico.
Ella dibuja mapa vitalista que la renueva ahorita
Probando apenas el flan y la nube de merengue a la que arrancó una fresa,
Nueva piedra de ángulo que reconvierte la del tropiezo.
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Y qué hacía entretanto el ángel negro frente a Gea tomando un café cerrero?
Le traía un recado de su hermana poeta como buena nueva de estrella recién descubierta.
Sin abominar melancolía de páramo de Vallejo,
La conminó a escribir la pelea entre un ángel poeta y María Zambrano: "Todo está vivo y unido".
Nos tendrá vivas y unidas, mi Gea, el Decir más claro y riguroso.
No obstante este ángel negro es de la estirpe rebelde
A la que Dios, como quien no quiere la cosa, le permite corregir la villanía del mundo,
Reescribiendo voluntad creadora amorosa a contramano de Historia envilecida.
La poesía se mueve tersa e implacable por arriba y por debajo
De las mareas indómitas que sacuden los mares
Y afinan el pulso de quien maneja el timón de los pies de Cristo patinando las aguas.
Me traerás de vuelta a la Patria de nuestra infancia y juventud,
Cuando tus poemas griten albricias de amor denso e inquebrantable
Como las torres que cantan a Alá en la Marruecos que asombró a Canetti.
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