DEL DESMADRE PARLAMENTARIO HOY
José Carlos De Nóbrega
En relación a la
tragicómica instalación de la Asamblea Nacional en Venezuela el día martes 5 de
enero de 2016, de parte de tirios y troyanos, he aquí unos conceptos extraídos
del "Diccionario del Diablo" de Ambrose Bierce para esparcir el caos
en este desmadre [lo cual podría conducir a un cambio auténtico, si no en lo
estructural aunque sea sacudida discursiva, esto es ironía rebelde]. Por
supuesto, nos permitimos comentar cada acepción para apuntalar el descrédito
muy propio.
1.- “Congreso: Grupo de personas
que se reúnen para echar atrás leyes”. En este caso, la Asamblea Nacional
pretende maquillar el rostro enfermo de la República con leyes para todos los
gustos o intereses tribales. Se trata de hacer retroceder a la justicia a
través de una sobredosis leguleya que complacerá a los aliados, socios y –en
especial- a los financistas. La mujer del César ni es virtuosa ni lo parece:
Desciende del vehículo propiedad de una embajada extranjera.
2.- “Elector: Persona que
goza del gran privilegio de votar por alguien que ha sido elegido por otro”.
Verdad de Perogrullo, los representantes del pueblo obedecen a los poderes
fácticos que se ocultan tras la tramoya efectista que enceguece a la
ciudadanía. Hoy día la alineación partidista es alienación abyecta que se
desparrama impunemente en la insulsez de las redes sociales. Hipotecamos la
libertad y el mal de pensar a los inquisidores de turno, para escurrir el
bulto, tragar y vomitar la bilis y otras secreciones en un soporte electrónico.
3.- “Diputado: En la política
nacional, miembro de la Cámara Baja en este mundo, y que no tiene posibilidad
alguna de ser ascendido a la Alta en el otro”. La Asamblea Nacional pareciera
un mundo aparte que se divorcia del país día a día. No se trata de atar en la
tierra lo que se ata en el cielo, ni mucho menos ser fiel en lo mucho y en lo
poco. La política de ultratumba, en este Circo de Lágrimas, consiste en aturdir
a los ciudadanos con gritos y gestos histéricos que solapen negocios pingües.
Las sobras se arrojarán a las galerías.
4.- “Reforma: Algo que
satisface sobre todo a los reformistas que se oponen a <la Reforma>”.
Constituye una versión ligera pero perversa del gatopardismo: Armar una
alharaca para que no cambie nada. En otras palabras, la sustitución del
decorado es un pretexto iconográfico para expulsar a Bolívar del Hemiciclo. Una
costumbre de nuestros politicastros es correr al Libertador, nuestro padre
pródigo, irlo a buscar después y beatificarlo en un santoral hipócrita y
legitimador de la megalomanía de pésimos gobernantes envilecidos.
5.- “Elocuencia: El arte
de convencer verbalmente a los idiotas de que el color blanco es realmente lo
que parece. También incorpora la destreza de hacer que cualquier otro color
parezca blanco”. En este deplorable caso, los diputados –en una mayoría por
aclamación- no tienen como gracia la facilidad de palabra. Ni siquiera una
noción sofística y utilitaria del discurso político: Causa mucho trabajo mental
el aguaje o la simulación. Quizá esta debilidad expresiva se deba al empobrecimiento
curricular de nuestras escuelas de letras y el cierre sospechoso de las
Maestrías de Literatura como ocurre por desgracia en la Valencia de Pocaterra.
A falta de buenos asesores y analistas [por supuesto, en la proliferación de
Academias con la Lengua de Hojalata], quedan los rugidos ininteligibles de las
barras que escarnecen a mujeres y personas de la tercera edad.
6.- “Disculparse: Poner
los cimientos de una futura ofensa”. Equivale a recibir y propinar bofetadas
electoreras, eso sí, el guante de seda recubre la manopla de acero.
7.- “Referéndum: Una ley
para la sumisión de una legislación que ha sido propuesta al voto popular para
hacernos conscientes de la sinrazón de la opinión pública”. Se nos antoja igual
que ese desperdicio pedagógico que son las "tareas dirigidas”: Lo poco que
aprende el niño en la escuela, lo banaliza otro docente mucho más improvisado,
pues importa más no soportar al rapaz en casa durante las vacaciones. El
elector se convierte en verdugo para ratificar su rol de víctima: La voz del
pueblo es la voz de Dios.
Y, de ñapa, citamos de memoria, Democracia:
f., gobierno monárquico.
"Hitler orando", escultura hiperrealista de Maurizio Cattelan
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