Sopla, Un Disparate de Goya
DEL DESMADRE ECONÓMICO HOY
José Carlos De Nóbrega
Dada la incertidumbre que se ha adueñado
de la República, he aquí unos apuntes críticos y liberadores para exorcizar la
coyuntura económica en la que hemos zozobrado. Por supuesto, en la nación de
los diagnósticos diversos y acertados, la ciudadanía se ha dejado arrebatar una
toma de decisiones autónoma, corajuda e inteligente por un guiso de lentejas
rancias. El cocinero abreva también en el mismo caldo envilecido.
1.-
Abominar toda revisita y ansias respecto
al mito del Dorado. La época de las vacas flacas es otra metáfora ilusoria:
Posponemos la muerte del rentismo petrolero, sin reparar en subterfugios
discursivos y leguleyos. Se trata de raspar el tesoro menguante y repartir las
sobras a la plebe. Por supuesto, en la ausencia insólita de medidas radicales
de austeridad. Constituye una absurda espera de conflictos bélicos por venir,
en este caso los sauditas contra los iraníes o la destrucción anárquica de
Siria, pues ojalá la providencia sea el arriero sobrenatural que guíe a las
vacas gordas que chapotearán en el oro negro.
2.-
Prevenirse en especial de las
ensoñaciones piadosas que nos convierten en vasallos del dinero. Si bien la
Ciencia Económica posee sus leyes [no exentas de permanente revisión crítica],
el disfuncional devenir económico de Venezuela hoy, tocado por una inflación
galopante y el desabastecimiento, no puede seguir siendo explicado ni
justificado en Teorías Conspirativas que solapan el poco entendimiento del
gobierno y la responsabilidad criminal de los acaparadores, parlamentarios y
empresarios maulas. Parafraseando a Ramón Díaz Sánchez, los modos de producción
explotadores configuran una geografía del hambre que apuntala el discurso y la
praxis del Poder. Los bachaqueros no son sobrevivientes ni personajes
picarescos de nueva data: Son el detritus de una maquinaria política y
económica que multiplica el dinero por vía de la usura, la plusvalía y la
miseria material y espiritual del prójimo. Como bien nos lo advierte Ambrose
Bierce, las finanzas representan una disciplina que administra los ingresos y
recursos para aumentar la riqueza mal habida de los gerentes.
3.-
Es menester estudiar y discutir sobre las
condiciones materiales, psicológicas e incluso clínicas de la sociedad. En
nuestro sistema escolar, por ejemplo, si no se toca el tema en la educación
básica, se banaliza obscenamente en esos campos de refugiados que son las
universidades. El sistema educativo como aparato ideológico del Estado,
sustituye la formación de cuadros que desmonten el Capitalismo Salvaje y de
Estado, el funcionarismo o las políticas asistencialistas [otra forma de
mercadeo electoral], por mustias maticas sembradas en potes de compota. Como
sabemos las reformas o mal mentadas revoluciones educativas fracasan en la nula
disposición al cambio de parte de los planificadores, los burócratas, los
docentes, los empresarios del ramo y los usuarios. La medicina cura la enfermedad
a medias para que se mantenga latente.
4.-
Comprender que la guerra tiene móviles económicos
y fines inconfesables. La Guerra anunciada y deformada por los medios y la
propaganda de unos y otros [¿económica?, ¿civil?], supone disuadir a los
electores o súbditos envolviéndolos en un clima terrorífico y/o distractor. La
guerra económica no es, insistimos en ello, una conspiración construida con
lugares comunes; por el contrario, representa una política de dominación bien
concebida y enhebrada por los centros de poder transnacional [el Chile de
1970-73 es un caso digno de consideración]. Invocar los fantasmas de la guerra
civil confundiendo anarquía con anarquismo, a los fines de exhumar los zombis
del conservadurismo extremo y la reacción, constituye una contra terrorista a
un despertar de la conciencia libertaria del pueblo. Se trata que los
mercaderes y sus operadores políticos, desparramen y contrarresten toda
rebeldía y resistencia popular organizada. ¿Por qué se nos hace cuesta arriba promover
y consolidar un modo de vida digno y de calidad?
5.-
No hay otra alternativa, hemos de partir
de nuestra precariedad y economía de recursos para revertir este desmadre
económico y político. Las comunidades deben sacudirse y echar de sí las
alcabalas burocráticas, los intermediarios politiqueros y la hipocresía de los
emprendedores que asaltan los mercados. Supongamos la posibilidad de jugar y
torcer en su contra las leyes del mercado. No se logrará salivando como un
perro de laboratorio en las colas oprobiosas o frente al comerciante inescrupuloso.
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