Ilustración de Vanileiby González
Solitude
José Carlos De Nóbrega
5
Del Círculo de Casa Pocaterra a la cuadratura
De la Cueva de Platón me recibe la samaritana
Que más quiso a mi esposa Yudi con agua viva embotellada.
Está de lo más flaca y se le han caído sus dientes.
No obstante el hambre la embellece poniendo
En evidencia mi fealdad y mala facha,
Sobre todo esta soledad en la que me muevo
Con tanta torpeza y pánico, hermana Emilda.
Supe el Viernes que mi endocrinóloga del Alma,
Ante dudas y suspicacias, me acreditó espaldarazo
A este legislador del impenitente descrédito, Ay, facultativa Myriam.
La Doctora y Profesora, pues, convirtió en piedra pómez
A la Gorgona Medusa que se infiltró en nuestras vidas
Fallando en dividir Casa augusta y portuguesa con certeza.
6
Pese a Coordenadas de Vida y Dones tan propicios,
Me abstraí la tarde noche estropajo y estropicio
En la cubierta de la nave estulta y sin rumbo,
Resbalando en la caña y el humo de mi lengua corta y minusválida.
Cardinal, poeta provenzal, me dibujaba "sirviente" iluso
De versos agridulces, afilados y compasivos:
"cuán grato es ver al arrendatario y al pastor
Desdichados al punto de ignorar dónde están!"
El Señor feudal distrae la abyección en la riqueza mal habida, y este bufón a su soledad en la bulliciosa ramplonería
Inútil de un discurso con que se hace daño y perjuicio.
Estar solo y Ser silencio del poema, bastan al Afán salvífico del Día.
No se trata de una contemplación ritual al Vacío,
Ni de ganar la santidad y la veneración del Prójimo obnubilado.
Tampoco de amar para ser correspondido en automatismo esclerótico.
La Poética del Decir de Bandeira no desdice
Para nada la muy paradójica de los Evangelios:
"- Quero a delícia de poder sentir as cosas mais simples".
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