TRÍADA PORTUGUESA (1): JORGE DE
AMORIM
Resulta
paradójico que tengamos pocas referencias a la obra poética de Jorge de Amorim,
muy a pesar de su brillantez musical y los afectos que toda ella despierta.
Recordamos seis poemas suyos publicados en la revista “Poesía” nº 58 y la
presentación del libro “En Sol de Sed” de Adhely Rivero. En Internet, apenas
nos topamos con una nota de pesar por el fallecimiento de Manuel Álves de
Oliveira (Gandra, Portugal, 1928-Valencia, Venezuela, 2011), publicada en el
“Correio de Venezuela”. Hace tiempo releímos un amoroso texto de Juan Medina
Figueredo que fusiona el ensayo, la antología poética y la literatura
epistolar: “Jorge de Amorim es un navegante de la tradición de Enrique El
Navegante, Fernando de Magallanes, Vaz de Camoens y Fernando Pessoa”. Por
supuesto, no se puede obviar su labor como docente de la lengua portuguesa en
Carabobo.
El rey Alfonso X, El Sabio, desarrolló su
discurso político y jurídico en castellano, mientras que la poesía se
balanceaba en la ternura musical del galaico-portugués. Siete siglos después,
Jorge de Amorim compone su poesía en portugués y español con una rigurosa
conciencia compulsiva de las palabras: Irmâs nossas.// Bondosos rostos asoman,
/ detrás do muro das coisas”. El poema breve, tríada de versos esta vez, es una
aproximación precisa y sentida al mundo que desdice despropósitos retóricos. Si
bien Platón exilió a los poetas en la formación de la República idealista, la
filosofía, la historia y la poesía persisten en un diálogo vital que
posibilitará un saber integrador, conciliador y liberador. Jorge ratifica la
diafanidad del Decir en un texto dedicado a Heráclito: “Do tempo, flui / só a
imagem que me fui. // E a onda nâo imuta / meus verbos reflexivos. / Esta água
absoluta… / Dos rios relativos”. Sí, en definitiva, un poema no se baña dos
veces en el mismo río.
La poesía de de Amorim, no en balde su
brevedad y austeridad in crescendo, comprende seis décadas diferentes –con un
receso que va de 1962 a 1987- y más de veinte poemarios. Destacan títulos tales
como Anjos Tristes (1956), A Beleza e as Lágrimas (1957), As Origens (1962),
Tierra de Nadie (1987, Monte Ávila Editores), Raiz da Noite (1991), Os Oráculos
(2004) y la antología poética 1956-2010 titulada Raiz da Noite. Es notable la
devota reverencia en el ejercicio responsable de la Palabra: No sólo estriba en
la fluencia de otras voces (Camôes, Pessoa, Rosalía de Castro o Antonio
Machado), sino también en un respetuoso tratamiento paisajístico y objetual (la
rosa, la piedra, el poema, el mar). “Paisaje” recrea el bosque bajo el efecto
del haiku revisitado: “Azul viento. / Los álamos que barren el cielo”. El paisaje
se interioriza, mezclando el concepto y la pulsión emotiva convertida en
multitud disonante: “ROTACIÓN: Abierta, nunca. / Mi total curva. // (La
inmortal sierpe / de luz. Indemne.) // ¡Oh vivo círculo, / viciosísimo!” El
truco de la cola mordida trasciende lo cíclico, pues atamos simultáneamente
cielo y tierra por vía de la rima y las aliteraciones que lindan el travieso
palíndromo: “O mundo exorbita / a órbita do mundo. // O mundo e o mundo”.
Observamos que Jorge de Amorim nos propone
una aproximación mística y religiosa (en tanto modo de vida, no hueco ritual) a
las cosas que nos tocan en la cotidianidad. Tanto en la aparente ausencia de
Dios como en su terca y acosadora omnisciencia: “TRISAGIO: Destruid de Dios el
templo. / Lo reconstruiré en tres versos: // santo es sólo el tiempo! / Santo
es sólo el cieno! / Santo es sólo el fuego!” Precisamente, el himno se
justifica en la perfección del número tres, pues encarna La Trinidad cristiana
que a su vez nos remite al cruce de tres sendas: filosofía, historia y poesía.
La fe auténtica no es posible sin la sal de las contradicciones: El misticismo
es otra de las manifestaciones de la lucidez en su confrontación con las
mezquindades y maravillas del mundo.
No debe sorprendernos la preocupación de
Jorge de Amorim en torno al discurso meta-poético, la reflexión pertinente
sobre el oficio en sí: “Nâo posso contrastá-las: quero saber / unicamente de
uma. / E nos seus puros termos é o meu juramento”. Lo cual es muy característico
de la poesía portuguesa y brasileña. Comprende el dialógico homenaje a poetas
como Pessoa y Camôes, el autorretrato trazado en inequívoca alusión a las
fortalezas y fragilidades propias, además del poema objeto.
Fanáticos del Fado además del F.C. Porto,
celebramos aún la poesía viva de Jorge de Amorim. Nos espera su tocayo, el
cineasta Manoel de Oliveira, el próximo domingo.
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