lunes, 7 de marzo de 2016

TRÍADA PORTUGUESA (1): JORGE DE AMORIM. José Carlos De Nóbrega


TRÍADA PORTUGUESA (1): JORGE DE AMORIM

José Carlos De Nóbrega 

     Resulta paradójico que tengamos pocas referencias a la obra poética de Jorge de Amorim, muy a pesar de su brillantez musical y los afectos que toda ella despierta. Recordamos seis poemas suyos publicados en la revista “Poesía” nº 58 y la presentación del libro “En Sol de Sed” de Adhely Rivero. En Internet, apenas nos topamos con una nota de pesar por el fallecimiento de Manuel Álves de Oliveira (Gandra, Portugal, 1928-Valencia, Venezuela, 2011), publicada en el “Correio de Venezuela”. Hace tiempo releímos un amoroso texto de Juan Medina Figueredo que fusiona el ensayo, la antología poética y la literatura epistolar: “Jorge de Amorim es un navegante de la tradición de Enrique El Navegante, Fernando de Magallanes, Vaz de Camoens y Fernando Pessoa”. Por supuesto, no se puede obviar su labor como docente de la lengua portuguesa en Carabobo.

     El rey Alfonso X, El Sabio, desarrolló su discurso político y jurídico en castellano, mientras que la poesía se balanceaba en la ternura musical del galaico-portugués. Siete siglos después, Jorge de Amorim compone su poesía en portugués y español con una rigurosa conciencia compulsiva de las palabras: Irmâs nossas.// Bondosos rostos asoman, / detrás do muro das coisas”. El poema breve, tríada de versos esta vez, es una aproximación precisa y sentida al mundo que desdice despropósitos retóricos. Si bien Platón exilió a los poetas en la formación de la República idealista, la filosofía, la historia y la poesía persisten en un diálogo vital que posibilitará un saber integrador, conciliador y liberador. Jorge ratifica la diafanidad del Decir en un texto dedicado a Heráclito: “Do tempo, flui / só a imagem que me fui. // E a onda nâo imuta / meus verbos reflexivos. / Esta água absoluta… / Dos rios relativos”. Sí, en definitiva, un poema no se baña dos veces en el mismo río.

     La poesía de de Amorim, no en balde su brevedad y austeridad in crescendo, comprende seis décadas diferentes –con un receso que va de 1962 a 1987- y más de veinte poemarios. Destacan títulos tales como Anjos Tristes (1956), A Beleza e as Lágrimas (1957), As Origens (1962), Tierra de Nadie (1987, Monte Ávila Editores), Raiz da Noite (1991), Os Oráculos (2004) y la antología poética 1956-2010 titulada Raiz da Noite. Es notable la devota reverencia en el ejercicio responsable de la Palabra: No sólo estriba en la fluencia de otras voces (Camôes, Pessoa, Rosalía de Castro o Antonio Machado), sino también en un respetuoso tratamiento paisajístico y objetual (la rosa, la piedra, el poema, el mar). “Paisaje” recrea el bosque bajo el efecto del haiku revisitado: “Azul viento. / Los álamos que barren el cielo”. El paisaje se interioriza, mezclando el concepto y la pulsión emotiva convertida en multitud disonante: “ROTACIÓN: Abierta, nunca. / Mi total curva. // (La inmortal sierpe / de luz. Indemne.) // ¡Oh vivo círculo, / viciosísimo!” El truco de la cola mordida trasciende lo cíclico, pues atamos simultáneamente cielo y tierra por vía de la rima y las aliteraciones que lindan el travieso palíndromo: “O mundo exorbita / a órbita do mundo. // O mundo e o mundo”.

     Observamos que Jorge de Amorim nos propone una aproximación mística y religiosa (en tanto modo de vida, no hueco ritual) a las cosas que nos tocan en la cotidianidad. Tanto en la aparente ausencia de Dios como en su terca y acosadora omnisciencia: “TRISAGIO: Destruid de Dios el templo. / Lo reconstruiré en tres versos: // santo es sólo el tiempo! / Santo es sólo el cieno! / Santo es sólo el fuego!” Precisamente, el himno se justifica en la perfección del número tres, pues encarna La Trinidad cristiana que a su vez nos remite al cruce de tres sendas: filosofía, historia y poesía. La fe auténtica no es posible sin la sal de las contradicciones: El misticismo es otra de las manifestaciones de la lucidez en su confrontación con las mezquindades y maravillas del mundo.    

    No debe sorprendernos la preocupación de Jorge de Amorim en torno al discurso meta-poético, la reflexión pertinente sobre el oficio en sí: “Nâo posso contrastá-las: quero saber / unicamente de uma. / E nos seus puros termos é o meu juramento”. Lo cual es muy característico de la poesía portuguesa y brasileña. Comprende el dialógico homenaje a poetas como Pessoa y Camôes, el autorretrato trazado en inequívoca alusión a las fortalezas y fragilidades propias, además del poema objeto.

     Fanáticos del Fado además del F.C. Porto, celebramos aún la poesía viva de Jorge de Amorim. Nos espera su tocayo, el cineasta Manoel de Oliveira, el próximo domingo.

 


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