viernes, 15 de abril de 2022

Viernes Santo 2022 en Valencia-Sulaco. Jose Carlos De Nobrega

Viernes Santo 2022 en Valencia-Sulaco


Mientras mis vecinos se avituallan de agua
En este temporal seco y harto agobiante,
Me conformo con escribir sonetos de madera hueca.
Nada qué ver con Cristo ni sus mitos supersticiosos inducidos.

Ni siquiera transfiguro suplicio de Getsemaní
En Pastiche Criollo a la manera del Marqués de Sade
O en parodiando cuentos inmorales de Anais Nin
Que se acunan caricias, lengua y lascivia en Delta de Venus.

Morella se pinta autorretrato y se esculpe busto al punto:
Bajo la remera negra de algodón, sus pezones erectos
Apuntan a mis ojos y a mi boca húmeda de Cíclope

Como buscando compensarme tribulación en la periferia del Gólgota.
Me reconozco sonetario charlatán, crudo y compulsivo
Pese a los consejos de mis hermanos. Piedra soy desmoronándome.

2
Acabo de inaugurar este viejo cuaderno de Actas
En la sobrevivencia escritural, cíclica e incómoda
De esta Pandemia incesante que tan sólo prolonga
Nuestra crisis de pueblo que me invade la adultez

Con dolencias y anomalías estructurales de Templo
Al que no es posible renovar cédula catastral
Ni permiso de habitabilidad. No hay vacuna
Ni funcionariado venal que sostenga Gracia de artificio.

Sé que la Beatriz dantesca abomina de mi literatura referencial
Y mis relatos del Día del Juicio Final. Recordé su impío silencio
Respecto al verso libre y prosaico de mi Libro de los Muertos.

Por tal razón, desterré su mal querer en fosa común
De la memoria, para comprender este viernes necrófilo
Que sigo tapiado en vida como el gato negro de Poe.

3
Creo que se me acusa de tanta mala cosa junta.
No sé si ya me tienen el veredicto y la sentencia,
Pues se me juzga en ausencia sin la debida defensa.
El ruleteo judicial mío se equipara con el de Cristo y luego el de San Pablo.

Languidezco esta viudez que se me hace tan larga
Como la de Mamá Augusta o como mi matrimonio con Yudi.
No me importa que me culpen por escribir poesía majadera
O por empecinarme en ser tan mal funcionario.

Pero no reconozco la infamia por la que me hacen reo:
Haber dejado ir a mi madre, a mi hermano y a mi esposa 
Con indolencia de extranjero y de apestado.

Sólo me resta confesar que he conversado con sus retratos
En la elíptica de los tiempos. Me sostengo Pereira, viudo de viudos,
Esperanzado en redimirme piedra de tropiezo que se oponga a la villanía y el cinismo del mundo.

4
Me siento y me concibo, más allá del cuerpo estragado,
Mar trino liberado por Dios, la genética, la poesía y la música.
Soy Caribe, Atlántico y Mediterráneo mixturados en Unidad
De entrañable y extraña forma de vida, Amália Fado de mi Alma.

Contaba con diez años recién cumplidos y casi dos sin padre,
Cuando la Revolución de los Claveles inundó a Portugal.
El doctor Oliveira Salazar no había muerto cuatro años antes
Sino cuando el pueblo salió a las calles cantando la contraseña de Zeca Afonso.

Grandola Vila Morena se me vino canción de cuna libertaria
De Venezuela y también versión anarquista de La Internacional.
La Marsellesa según Tchaikovski en la Obertura 1812,

Apaleó el trasero y el rasero colonialista de Napoleón el corso,
Cosa que se repetiría en Vietnam y luego en Lisboa sin Angola ni Mozambique:
Cuándo carrizo comprenderán que O povo é quem mais ordena?



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