jueves, 31 de marzo de 2022

Cantar de los Cantares entre Doña Gea y su Rey Ciclope. Jose Carlos De Nobrega

 Cantar de los Cantares entre Doña Gea y su Rey Cíclope 1

José Carlos De Nóbrega

Siembra en mi boca, mi señor escritor,
Besos de la tuya, tan pequeña y tierna;
Amor de versos dulces más gustosos
Que el vino verde de la isla de Madeira.

Hazme pasar a tu Cueva compartida
Con el poeta Platón, mi Señor Feudal,
Terrateniente sin tierras, pues me basta
Y me sacia tu terredad de amores compulsivos.

Sigue las huellas de las cabras, amada mía, y anidarás
En mí tus ojos selva que se esconderán en la fronda
Azabache de este samán inmemorial complacido.

Amado mío, eres comedia gratificante y tremor de amor.
Nuestro lecho florece jardín suspendido
Que pende del cielo titilado por el roce enervante de nuestros cuerpos.

2
Yo, lengua eólica y orquídea que baila en el Valle de Caracas.
Soy viña encarnada y apre(he)ndida por tus dedos firmes y suaves.
Como orquídea entre alambre de púas, así mi Doña Gea,
Desnuda, libre y denodada cruzando brazos y piernas sin soltarme.

Agradezco que tu izquierda acune mi cabeza habitada por ti mi bien!
Enferma de Amor, mi ovejo pintado, me alivias
Cada vez que te muerdo tu pulpa jugosa.
Eché de Nos, amiga mía, a los depredadores de nuestra viña de redes tan cargadas de vid y vida.

Mi señor escritor es mío para mí solita
Y yo para él solito, río Orinoco de caudal soberbio
Al que le permito empoderarse de mi viña desnuda, florida y agradecida.

Convertido en macho cabrío teísta,
Come y bebe de mí, salivando rocío
Que emparame todo mi poema de carne, miel y leche al Alba.

3
Saben ustedes el paradero del que ama mi Alma?
Busqué a mi oveja dálmata en el pesebre
Que dispusimos para los dos en nuestras ensoñaciones,
Fiestas de guardar y noches de desvelo gozosas,
Pero se me extravió en mi bosque exiliado.

Cantan coro de gatos y gaviotas que recogí orfandad de la calle durísima:
Quién es ésta, muy señora poeta, a quien Elías emprestó su carro de Fuego?
Huele al perfume mixto con el que la Magdalena
Llovió de amor desbocado y sin desperdicio al Cristo hijo del hombre excitando su carne y su alma.

Maullido y gorjeo mediantes, Doña Gea espera y desespera
Por recorrer la bahía inhóspita y bochinchera
Hasta montar en su taxi a su ovejo bien amado descarriado.

Ojalá las hijas de Sión, tan caminadoras y parlanchinas, 
Sepan y no se guarden el paradero del cordero 
Que le hace mucha agua a su boca.

4
Ayayay, mi Doña Gea, qué lindura superlativa la tuya!
Tus ojos selva cambian de matices y melodías
Enmarañados en tu cabellera castaña
Que también guarda para mí tus senos nutricios tan bien torneados.

Tus dientes me muerden suavemente
En manada recién bañadita y palo rosa.
Eres Diosa impenitente y caníbal
De boca roja y lengua de poeta que hace de las suyas conmigo.

(Tus dos tetas, le plagio traducción y metáfora
Al maestro Fray Luis de León, son ovejas morochas
Y traviesas que abrevan mi río en besos
Que respondo con boca de crío que no quiere destetarse pues nutrieron soles y lunas.)

Colmena de tu boca y terredad de tu piel
En las que naufrago feliz tsunami
Oloroso y rumoroso a acalanto y cantos de cuna en caracol marino.

Acomodo mi cabeza despeinada y alborozada
En tus pechos: No sólo oigo tu corazón batucar,
Sino el pulsar bello de cuerdas en la hospitalidad tuya de gruta y matriz en Ars Poética.



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