Dos islas paradisíacas que acabamos de descubrir Miranda y Yo
A Rosaura y Beatriz, islas de lumínico encanto entre mediterráneo y caribeño
Sé que me acusarán de embustero compulsivo
Cuando les cuente cómo descubrí este par de ínsulas
Aquí en Valencia, la de San Desiderio y San Simeón el estilita.
Estas dos islas movibles bastan para formar el archipiélago
Más lindo y cautivador que pueda concebir cartografía alguna.
Rosaura es terredad subtropical pintada Anunciación
Según Da Vinci: Arcángel entusiasmado por la Virgen dorada y rosa,
Aleluya adolescente, Segunda Perla imprescindible del Atlántico y del Caribe.
Si no me creen, pregúntenle a Francisco de Miranda
Quien la vio en la Galleria degli Uffizi, Florencia,
En quedando pasmado, patidifuso y enamorado de Rosaurita.
Beatriz nos suena poesía aquilatada de Dante en marea que va y viene
Palpando con la planta de los pies insólita playa
Siciliana de arenas blancas ruborizadas por la más divina arcilla.
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Miranda no sólo leyó a Beatriz en el Paraíso sambista
De La Divina Comedia, sino que también la contempló Flora
Del pulso firme de Tiziano en la misma galería florentina:
No es Violante, la novia del pintor, sino Beatrice idealizada
En otro juego insospechado del tiempo hecho mermelada
De guayaba con que ambas hermanas nos endulzan
Estos días de Pandemia, reclusión e incertidumbre.
Rosaura y Beatriz son islas nadando todos los mares del mundo.
Ni Marco Polo ni Vasco Da Gama han descubierto este archipiélago de tan noble leche:
Dos terredades anfibias y voladoras enternecedoras
Cuya gentileza nos convierte a Miranda y a mí en blanco de orilla y pardo muy infieles:
Colombeia y Poesía, nuestras respectivas novias,
Nos reclaman el haberlas abandonado un buen rato,
Porque horneamos Pancho y yo el pan con que Rosaura y Beatriz bendicen el mundo.
Es un viajar constante entre tus letras. Hermoso poema del descubrimiento de Miranda y tú.
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