1.- Independientemente de la relevancia o el relativo anonimato del monigote a quemar, cerciórese que sea heredero del padrecito Stalin, dios tutelar de la traición, la mezquindad, la intolerancia y el envilecimiento. Su reinado afecta desde el muy odiado politicastro hasta los carritos chocones que pululan en Facebook y otras redes sociales.
2.- Es menester revestirse de un agudo sentido del humor, so pena de ser víctima de la pobreza espiritual del Judas por asar.
3.- Recuerde que la Quema de Judas, además de ser una deliciosa tradición popular, representa un ejercicio de catarsis colectiva que le viene bien a lo individual.
4.- Los funcionarios indolentes, los mitómanos, los poderes fácticos, los chismosos, los delatores y los misóginos son rigurosamente solicitados para prenderles el trasero con explosivos chinos.
5.- El testamento de Judas ha de tener picante, chispa crítica, altura conceptual y vocación por una Poética del Decir [expresión clara, combativa, popular y no demagógica]. No se toleran los panfletos politiqueros que esconden la frustación y la histeria de almas pavosas. Divórciese y no se desquite cobardemente de su esposa.
Por favor, comuníquenme por esta vía cuál fue vuestra festiva escogencia. Un abrazo en este domingo de resurrección.
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